Colombia es el tercer país productor de café del mundo, produce entre 0.6 y 1 millón de toneladas en una superficie combinada de 2.6 millones de hectáreas. De esta forma, el sector cafetero representa el 22% del PIB agrícola del país.
En sus variedades está Típica, Borbón, Caturra, Maragogipe, Pacamara, Castillo, Colombia, Marsellesa, Tabi, Geisha, Cenicafé, Chinchiná, Tecnicafé, entre otras. Con características como acidez relativamente alta, cuerpo balanceado, aroma pronunciado y un perfil sensorial de calidad; aunque con algunos cambios que dependen de cada región, altitud, temperatura y demás factores que pueden influir en la calidad del grano.
Se considera que el testimonio más antiguo escrito acerca del café en Colombia lo realizó el sacerdote jesuita José Gumilla en el año 1730 y que, un siglo después, en 1835, tuvo lugar la primera producción comercial de café en “Los Santanderes”. Muchos años después, en 1927, se creó la Federación Nacional de Cafeteros, con la intención de defender los intereses de los campesinos.
Ahora, muchos suelen decir que el café que se consume en Colombia es completamente distinto al que se consume en otros países bajo la categoría de café colombiano. Hay quienes lo asocian con el precio, con la forma de prepararlo e, incluso, con un acuerdo de exportar el mejor café y dejar acá el pasilla de menor calidad.
Para saber más al respecto, UNIMINUTO Radio contactó a Juan Carlos Quintero, gerente de Milenium Express, una compañía dedicada a la tostión y exportación de café 100% colombiano.
Así, Quintero manifestó que sí es cierto que el café que se consume en Colombia es de diferente calidad al que se consume en el exterior, pues “el mercado del café en Colombia está muy posicionado por las grandes marcas, lo que hace que muchas veces se consuma es café del exterior”. También, expuso que esta creencia es una realidad, debido a que “muchas veces sale más económico importar café de diferentes sitios que trabajar con café netamente colombiano”.
Por otro lado, comentó el proceso de selección de los granos de café para cada territorio e indicó que la mayoría de los departamentos del país son caficultores y que dicho proceso depende de “la cultura propia de cada departamento”. Sin embargo, en términos generales “el café de Colombia es arábigo, lavado, secado al sol y maduro”, lo que representa su “calidad y lo apetecido que es en el exterior”.
Luego, respecto a la teoría de que la Federación de Cafeteros tomó la decisión, en alianza con productores y exportadores, de exportar el mejor café y dejar aquí el pasilla de menor calidad, dijo que “son políticas que las federación hizo para que por lo menos los pequeños caficultores, pequeños empresarios, tengan una oportunidad de llevar el café al exterior“.
Finalmente, realizó la invitación a “consumir café colombiano“, a que “nos volvamos un poco más exigentes” y a que “nosotros como país caficultor y como colombianos busquemos café realmente de origen”.