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Humedal de concreto

Bajo la primera administración de Enrique Peñalosa en Bogotá, se diseñaron obras que iban en contra de humedales como las intervenciones realizadas en el Juan Amarillo y en el Tibabuyes en su tercio alto, conocido por ser un hábitat de aves endémicas como la garza bueyera y la tingüa de pico amarillo.

Por: Demerzon Pérez


El principal objetivo fue construir una laguna artificial y rodeada de pavimento, tanto que en respuesta a estos proyectos surgieron movimientos ambientales que se opusieron a los polémicos proyectos que atentaban contra la integridad de estos espacios. Uno de ellos fue el colectivo Red de Humedales.

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En una entrevista a Mauricio Castaño, uno de los líderes del colectivo y publicado por
Humedales Bogotá, afirma en referencia a las obras: “son el producto de los proyectos de
Peñalosa para construir ciclo rutas, tumbar árboles y no descontaminar el agua en el
Humedal de Córdoba, a través de un proyecto urbanístico denominado Restauración
Ecológica”.


Bajo su segunda administración Peñaloza propuso la creación de un corredor ambiental,
que básicamente es un puente peatonal elevado, que busca conectar las localidades de Suba y Engativá entre los barrios de Lisboa, Santa Cecilia y la Ciudadela Colsubsidio. La entrega de la obra estaba proyectaba para 2019, según el Plan de Acción publicado por el
Acueducto de Bogotá, empresa encargada de los trabajos.

Sin embargo, con la oposición de varios ambientalistas la construcción se inició, con el añadido que el proyecto no se ha culminado, situación que ha generado dudas de varios ciudadanos que las han expresado a través de redes sociales, que señala su temor que se convierta en un elefante blanco, como tantas otras obras inconclusas en la ciudad.


El proyecto Conexión Juan Amarillo, según el Acueducto de Bogotá y el plan de desarrollo
Bogotá Mejor Para Todos, tenía un avance mayor al 60% a corte del año 2019, que cuenta
con los permisos de tala de árboles. Pese a las promesas en campaña de la actual administración de Bogotá, la alcaldesa firmó el Acuerdo Programático por el Medio Ambiente. La sexta propuesta presente en este texto propone detener las obras de endurecimiento de los humedales con base en las normas y políticas nacionales que desconoció la Alcaldía de Enrique Peñalosa.


A pesar del compromiso de la administración, su actitud es indiferente con los colectivos
ambientales. Las solicitudes de detener la construcción del proyecto han estado
caracterizadas por abusos policiales y el uso de gases lacrimógenos en contra de los
manifestantes que protestan en el humedal, como quedó evidenciado el pasado 9 de agosto.

INVASIÓN AMBIENTAL


El Juan Amarillo es catalogado como el humedal más grande de la sabana, según la
Secretaría de Ambiente, uno de los más importantes porque sirve de refugio para una gran

cantidad de fauna terrestre, acuática y de aves. Sin embargo, por encontrarse en medio de
dos grandes localidades como Suba y Engativá, vive afectaciones como usos inapropiados
por la población, invasión y acumulación de basuras.


Durante su administración El exalcalde Enrique Peñalosa afirmó que, gracias al proyecto,
los habitantes de Suba van a poder circular libremente en bicicleta o caminando por el
humedal para llegar a los barrios de Ciudadela Colsubsidio, El Cortijo y Bolivia,
ahorrándose más de un millón de pesos en transporte. Sin embargo, no tuvo en cuenta las
afectaciones que esta mega obra traería.


Según Paola Sánchez, especialista en Gerencia Social, hay varios efectos negativos en este
corredor ambiental como el endurecimiento con concreto de toda la zona vegetal, la
suspensión del flujo del agua, tala de árboles, fallecimiento de varios animales debido a la
ejecución de obras. Además, el Acueducto de Bogotá, sin mostrar estudios, ni informar a la
Secretaría de Ambiente, destruyó y endureció el suelo vivo, eliminó coberturas vegetales y
destruyó el hábitat de la fauna silvestre con el fin de construir una vía para la movilidad de
insumos, que supone una serie de irregularidades desde el inicio de la obra.


Paola Sánchez recalca que este proyecto fue posible por la falta de apropiación del territorio
por parte de la comunidad frente a la preservación del ambiente, pues algunas personas
acuden a prácticas inadecuadas que provocan la contaminación del humedal. Una de las
actitudes más cuestionables es que por recortar el tiempo de recorrido de Suba a Engativá
transitan por el humedal que supone un ahorro en tiempo de alrededor de 40 minutos. Para
tal fin las personas construyen caminos peatonales con tablas, tubos o piedras, que implican una irrupción sin regulaciones policiales y que produce contaminación.


Desde una mirada utilitarista con fines de movilidad, el Corredor Ambiental beneficiaría a
más de un millón de personas, porque sería un paso seguro, que además recortaría el
desplazamiento de Suba a Engativá de entre 5 a diez minutos. Según la entidad encargada
del proyecto afirma que el impacto ambiental será mínimo, y que además será aprovechado
para generar conciencia ambiental.


Según encuestas de grupos ambientalistas, como Humedales Bogotá, dan cuenta que al
74% de los encuestados la EAAB no les ha socializado los estudios técnicos,
desconociendo los efectos e impactos negativos a nivel ambiental.

| Nota del editor *

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