Por: Brayan Vásquez
Este festival surgió como parte del esfuerzo de IDARTES por ofrecer plataformas inclusivas y accesibles para la difusión de la cultura, en especial en un género enriquecedor como el jazz. Desde entonces, el evento ha ganado renombre internacional, atrayendo a músicos de todo el mundo. Además, su integración con el programa Libro al Viento permitió que el público también pudiera disfrutar de espacios de lectura, enriqueciendo la experiencia cultural a través de la distribución gratuita de libros.
Uno de los pilares del festival ha sido su capacidad para reconocer y apoyar el talento local. Dentro de esta labor, artistas como Óscar Acevedo, Edy Martínez y María Angélica “Mange” Valencia han jugado un papel central. Óscar Acevedo ha sido una figura clave en la historia del festival, participando como músico en seis ediciones, siendo jurado en cinco ocasiones y documentando el evento a través de su columna de opinión en El Tiempo, en la que ha reseñado quince ediciones.
Edy Martínez, un músico que desde 1966 ha compartido escenario con leyendas del jazz y la música latina como Tito Puente, Dizzy Gillespie, Ray Barretto y Celia Cruz, ha dejado una huella profunda en el festival con su vasta experiencia y su prestigio internacional.
María Angélica Valencia Mange, fundadora del colectivo La Distritofónica, ha sido una innovadora dentro de la escena del jazz bogotano. Durante una década, dirigió el Festival Distritofónico, una plataforma que surgió para apoyar propuestas vanguardistas y experimentales, muchas de las cuales han encontrado su espacio en este escenario.
Con casi tres décadas de historia, Jazz al Parque ha crecido en magnitud y relevancia, consolidándose como un evento musical, y como un espacio para el intercambio cultural y la reflexión sobre el papel del jazz en la sociedad, una historia de crecimiento, inclusión y celebración de la diversidad cultural.
Un hilo Dorado de Culturas tejiendo identidades
Foto: Brayan Vásquez
IDARTES ha sido clave en la transformación de Bogotá en un epicentro cultural. María Claudia Parias, directora de la institución, destaca la importancia de estos eventos para fortalecer el tejido social de la ciudad. “Bogotá tuvo la oportunidad de experimentar y celebrar la diversidad cultural y musical del jazz. Esto promueve la inclusión y el intercambio cultural, enriqueciendo el tejido social de la ciudad”, afirmó Parias
El programa Arte a la KY reunió a 17 artistas, que generaron ingresos por un $1.000.000. Además, se distribuyeron gratuitamente 2.200 ejemplares den el marco del programa Libro al Viento. El picnic literario, una actividad destacada del festival, convocó a 580 asistentes que disfrutaron de experiencias de lectura y escritura, enriqueciendo aún más el ambiente cultural del evento.
El festival no solo es una celebración de la música, sino también un impulso para la industria creativa. La librería La Propia, por ejemplo, logró ventas por $3.000.000 durante el evento, lo que refuerza el impacto económico positivo que tiene este tipo de festivales. Además de los conciertos, Jazz al Parque ofrece espacios para la formación de nuevos talentos. A través de talleres y clínicas musicales, los jóvenes pueden sumergirse en la historia del jazz, aprender técnicas de interpretación y participar en jam sessions, donde músicos de diferentes niveles comparten y aprenden mutuamente.