Por: Mabel Yurani Marín Mejía
“En el arte están las voces, las verdades, las reconciliaciones y las convivencias entre los otros, una forma de resistencia para seguir luchando y aportándole a la reconstrucción del ser humano”, que para Wilfran Barrios son los ejes para el proceso de construcción de paz.
La danza y la música como fuente para esclarecer la verdad del conflicto armado en Colombia. Cecilia Silva, cantante de Tambores de Cabildo, Yudeisy Díaz, estratega cultural de la Comisión de la Verdad, y Wilfran Barrios, director de la Corporación Cultural Atabaques, fueron los responsables de este conversatorio, cuyo fin fue reconocer la importancia de la verdad y no repetición durante las décadas de conflicto en el país.
Este ejercicio enfatizó en la idea que el cuerpo es un territorio, un movimiento, un espacio que comunica y transforma, y de allí la importancia de reconocer la importancia del otro, sin minimizar lo que hace, siente y piensa, y por eso la necesidad de conectar con el otro para coexistir.
Durante la sesión se realizó un ejercicio con el fin de sentir y conectarse con el otro, que consistió en formar parejas y escuchar el corazón del compañero de manera alternada, por incómodo que fuera.
Los comentarios a la actividad resultaron positivos, pues ninguna persona allí le había escuchado el corazón a otra, y menos se habían puesto en la tarea de entender por qué los ritmos del corazón son diferentes en cada persona.
El proceso que realizó La Comisión de la Verdad permitió conocer lo sucedido en territorios marginados, como en Mahates, un lugar abatido por el conflicto armado, donde el Río Magdalena se volvió un cementerio, y la labor diaria de los pescadores era sacar cuerpos.
Por eso el arte es un camino que contribuye a esos procesos de resistencia donde la verdad pueda ser contada desde los territorios. Para Yudeisy Díaz: “La experiencia de la comisión fue la más desbordante y profunda que he tenido en mi vida personal y profesional, un sentir que compartimos con las personas del equipo que pasamos por este proceso. Fue un andar continuo entre recoger la experiencia, los saberes, los aprendizajes y lograr capitalizar esa investigación para reconocer que en Colombia siguen sucediendo eventos muy fuertes, porque más allá de los miedos instalados Colombia siempre busca una manera de no quedarse callada”.
Una de esas maneras para que Colombia haga un proceso de resistencia es el arte. Para Cecilia Silva: “Es importante reconocer lo que se hace desde los territorios para habilitar la posibilidad de congregarnos. Esto fue lo que nos motivó para hacer un proceso en Tambores de Cabildo donde uniéramos comunidades de diferentes territorios y crear nuevas formas de dialogar a través de la música”.
Para la docente Luisa Fernanda Vela del programa de Comunicación Social esta actividad fue: “Una de las primeras miradas que hace la universidad para reconocer la función del arte dentro del conflicto armado, hay que tener muy presente que antes que el arte están las manifestaciones culturales y ancestrales propias de esos pueblos violentados, que son parte de esas narrativas de lo que sucedió”.
Hablar del conflicto armado en Colombia ha sido visto como un tabú, por eso para Andrés Vargas, estudiante de Comunicación Social y Periodismo: “Es necesario hablar de estos temas para dar a conocer la verdad y garantizar la No Repetición; no olvidar lo que sucedió es una forma de resistencia, es un paso clave para la construcción colectiva de conocimientos que permitirá llegar a esa reconciliación y la paz que necesita el país”.
Verdad poética fue uno de los proyectos de La Comisión de la Verdad que recoge las experiencias individuales para construir una historia colectiva a través del cuerpo, el movimiento, la danza, el canto y la música como una forma de construir desde las heridas.