Por: Tatiana Rodríguez
El término huella ecológica adquiere cada vez más fuerza: permite determinar el impacto individual sobre el medio ambiente de cada persona. Con el paso de los años el consumo de recursos es cada vez mayor, ocasionando la pérdida de sostenibilidad.
Para ejemplificarlo: se ha de suponer que se tiene una X cantidad de recursos disponibles para la subsistencia de todo el planeta durante un año. Imaginemos que antes de que finalice este periodo, las reservas ya están agotadas: ¿Qué se haría en ese caso?
Esta es una interrogante cada vez más frecuente: desde 1970 hasta hoy en día, el aumento de la huella ecológica ha provocado una seria preocupación. Mientras en 1970 los recursos alcanzaban para un año, tanto que quedaban reservas para el siguiente, nueve años después, a principios de noviembre, ese sustento ya está agotado. Este incremento tuvo lugar de manera paulatina desde entonces hasta la actualidad, tanto que, a finales de julio de 2019, se había consumido todos los recursos previstos para ese año.
En ese momento es cuando la emergencia sanitaria y el confinamiento obligatorio, entran al juego: en este 2020 se ha reducido en un 9,3% la huella ecológica, propiciando un retroceso de más de tres semanas desde el 29 de julio de 2019 hasta el 22 de agosto de este año. Fue un avance sutil, pero esperanzador, pues a principio de año no se creía viable la idea de una disminución así.
Debido a las complicaciones señaladas, fue inevitable pensar en una solución, o al menos en un medidor que ofreciera la posibilidad de observar el daño causado. De esta manera, el 4 de junio de 2013, en el marco del Día Mundial del Ambiente, fue presentada la Calculadora de huella ecológica, iniciativa que, por medio de un software de medición, luego de una serie de preguntas y ponderaciones, le permite al usuario saber qué tan grande resulta ser su impacto medio ambiental en términos de consumo individual, con el objetivo de concienciar a la población de dicho impacto en las problemáticas ambientales que aquejan la contemporaneidad.
Este mecanismo de ponderación, junto a otras propuestas alternativas, auspiciadas por entidades gubernamentales, y por diversas organizaciones en pro de la protección al medio ambiente, tales como la EPA, han enfocado sus esfuerzos en generar una recordación en el imaginario colectivo respecto de estas problemáticas.
Resulta importante tener en cuenta estos esfuerzos titánicos, intensificados con el paso de los años, para percibir cómo de forma creciente, el entorno en el cual se encuentra afianzada la especie sapiente, se ve cada vez más mermado por su propia acción sobre la naturaleza.
