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Cine colombiano: ‘La jauría’

"Oscura, visceral y cautivadora", adjetivos que usaron en Cannes para describir esta producción del director bogotano Andrés Ramírez Pulido. Un thriller lleno de suspenso en el que Andrés asegura llevarnos por un viaje emocional lleno de oscuridad y luz.

Por: Isabela González

Andrés Ramírez – Director de cine

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“Esa experiencia en la que el cine le permite a uno dialogar con su realidad y la de otros, conocer nuevos mundos; para mí es cautivadora y transformadora”.

El director de cine bogotano, criado en el barrio La Pradera en la localidad de Puente Aranda, se ha abierto paso por la industria cinematográfica a lo largo de su carrera.

Comenzó con pequeños proyectos y cortometrajes, pero ahora decidió arriesgarse con “La Jauría”, su ópera prima la cual ha recibido una gran acogida en los festivales de cine más importantes del mundo.

Aquí narra cómo ha sido el proceso de creación y aprendizaje durante la pre producción y el rodaje de la película, que contiene una historia bastante cautivadora con un reparto sin experiencia en el mundo de la actuación, pero lleno de naturalidad.

La historia se trata de Eliú, un adolescente que comete un asesinato y entra a un centro de reclusión de menores en una hacienda abandonada en la periferia de Ibagué. Las cosas para él se complican cuando a su amigo “El Mono”, lo remiten al mismo reclusorio y trae consigo un pasado que Eliú quiere dejar atrás.

¿En qué momento le llegó a usted esa inspiración para empezar a escribir esa historia que cuenta en la película “La Jauría”?

Yo creo que cada uno tiene su proceso creativo y la película viene de varias ideas que se fueron formando poco a poco en mi cabeza y un día detonaron. Es como una química, cuando uno une dos sustancias y dice: aquí hay una película o aquí hay una idea que se puede convertir en película.

“Venía de dos semillas principales: la primera era de la historia de un chico que odiaba a su papá y quería matarlo pero no lograba su objetivo sino que cometía un error; y la otra era el conjunto de chicos que construía su propia cárcel, que construyen un sitio de reclusión, entonces esas dos ideas se unieron y así nace la historia principal. Pero detrás de la historia principal hay cosas de las cuales quiero hablar, que son los temas que más me interesan: el cómo la figura paterna nos marca desde la adolescencia y preguntas como ¿podemos cambiar en la vida?; esas son las grandes pulsiones muy invisibles que uno traduce en la historia.

Hablando un poquito de ese tema de la figura paterna, he visto que la menciona siempre en distintas entrevistas y me gustaría saber ¿de dónde viene ese sentir de mostrar la influencia de la figura paterna en la adolescencia?

Viene de la inconciencia. porque realmente yo soy consciente hasta ahora después de hacer la película. Pero ha sido un viaje de descubrimiento de qué es lo que me motiva a crear, al arte; y me he dado cuenta que una de las preguntas que más me inquieta es ¿qué significa la figura paterna para nosotros?. También tiene que ver con mi fe un poco, porque creo que parte del cristianismo es la reconciliación con un padre; fuimos diseñados para ser amados y para ser protegidos y muchas de las falencias que traemos desde niños surgen a partir de esa misma área, entonces tiene relación con cómo me he encontrado con mis falencias y las falencias de otros y en hallar una figura de amor o de reconciliación que nos acompañe en la vida.

Bueno, durante la semana de la crítica en el festival de Cannes describieron su película como: “oscura, visceral y cautivadora”

“¿Cuáles fueron esos factores que ayudaron a generar durante el rodaje, incluso previamente, desde la pre producción de la película ese ambiente precisamente que notan los jurados en Cannes?

Por un lado había una conciencia desde los trabajos previos, las películas, ya que siempre respiran mucha tensión, mucho suspenso y es por la manera en que filmo la película, en cómo se desarrolla la narrativa y en cómo se da la información, y el espectador lo que hace es descubrir la película junto a los personajes. Nosotros como espectadores no sabemos muy bien lo que sucede y los personajes tampoco, entonces vivimos una emoción similar al espectador de descubrir. Es como nos pasa en la vida real ¿no?, no sabemos que va a pasar mañana por lo que a veces estamos nerviosos, por ejemplo, si mañana tenemos una presentación importante esperamos que salga bien pero tenemos una emoción de expectativa, y esta es la clase de cine que me gusta, que te permita descubrir la historia junto a los personajes y podamos vivir emoción. En mi historia narro circunstancias complejas de la vida, difíciles, hay bastante oscuridad en el sentido de violencia. En la película nunca hay violencia explícita, pero sí hay una atmósfera muy construida desde el arte, en este caso la cámara puede filmar cosas que vemos y que están en los cuerpos de las personas y en los lugares; creo que todo eso se logra plasmar en la película, lo que la convierte realmente en un viaje emocional. También me interesaba hacer un viaje de la oscuridad a la luz, hay muchas sombras metafóricamente hablando pero son para mostrar un poquito de luz. Había que mostrar la oscuridad o los grises de la naturaleza humana y eso fue lo que intenté hacer.

“Ese ambiente también se construye con los personajes o actores en este caso y en base ese tema ¿por qué ir hasta diferentes lugares en Ibagué y buscar actores sin experiencia corriendo el riesgo de que tal vez no pueda salir como con actores profesionales?

Ha sido un proceso muy orgánico, es decir, yo vivo construyendo ese proceso en mi carrera desde que comencé a estudiar cine y cuando me tocaba dirigir filminutos o cosas muy pequeñas decidí recurrir al vecino, al niño del vecino que vivía en la esquina del barrio, a la mamá de un amigo o a mi papá, porque eran las personas con las que yo me sentía cómodo y los conocía. La única manera que tengo de encontrar mis personajes en alguien es con personas que no tienen experiencia, por eso fue algo orgánico. Ya luego me interesó profundizar, estudiar el tema; estudié en Colombia, estudié en Argentina y quería una actuación muy naturalista, muy real, que sintiera que yo realmente escucho a los chicos hablar
así. Además son historias que suceden en las periferias de Ibagué, en el campo, y traer un actor formado que no haya vivido en ese contexto quedaba un poco falso entonces no quería esa falsedad sino quería una verdad. Con La Jauría lo que hicimos fue buscar chicos en Ibagué, vimos más de dos mil adolescentes en toda la ciudad y luego fue una cosa de empatía, de sentir la energía de las personas, de sentir que ellos son los personajes, conocerlos y así poco a poco encontrar las personas ideales.

Mencionando sus estudios, ¿cómo ha sido ese proceso de evolución, tanto evolución en cuanto a su narrativa, a los enfoques que manejan sus cortos iniciales, hablemos de “Ella” que fue uno de sus primeros proyectos o “Mirar al sol” hasta venir a este proyecto un poco más desafiante que es la Jauría? ¿Cómo ha sido todo ese proceso de evolución?

Si, los primeros que nombras: “Ella”, “Mirar hacía el sol” son como de escuela de cine, creo que muy imperfectos, ingenuos también en cierta manera. Pero luego yo empiezo a ver vine y empiezo a descubrir un cine que me gusta, un cine que cuando uno ve una película uno dice: ¿esto es verdad o esto es mentira?. Y luego veo reflejadas cosas mías o cosas de amigos y yo digo wow. Esa experiencia en la que el cine le permite a uno dialogar con su realidad y la de otros y conocer nuevos mundos es cautivadora y transformadora.

“A partir de ahí decido que ese es el cine que quiero hacer y comienza el ensayo error. Los dos cortos de la escuela profesional que hice: “El Edén” y “Damiana” son cortos muy hiperrealistas, así le llamamos nosotros o naturalistas, es decir que están filmados con una cámara muy fluida, los diálogos son como los chicos hablan y uno lo siente como medio documentaloso ficcional, entonces uno se mete en el rollo muy bien pero sabe que es muy natural. Y en la Jauría digamos hay algo muy similar pero hecho de otra manera, es decir, las actuaciones son muy naturales pero la manera en que filmé es ya muy estilizada, cámara quieta, es más formalista entonces uno sabe que está viendo una película de ficción pero con actuaciones muy naturales entonces se siente diferente y esa película de ficción tiene eso, es como un thriller de suspenso, hay algo de tensión y es una mezcla entre ese naturalismo actuado pero desde un formalismo ya un poco distante a esas películas que estamos acostumbrados a ver en Colombia como sociales latinoamericanas y demás.

Precisamente tocó un punto que me lleva a la siguiente pregunta, como sabe tal vez nosotros no estamos tan acostumbrados a consumir nuestro propio cine, y de paso para que también haga una invitación al estreno de la película, ¿cuál podría ser ese factor diferencial de su película La Jauría a el cine colombiano que estamos acostados a ver qué nos llevaría a las salas de cine a ver esta producción?

Ok, pues mira yo primero creo que la distribución del cine colombiano está limitada, primero porque la industria cinematográfica está manejada ochenta o noventa por ciento por Hollywood, entonces todo lo que hace Hollywood lo queremos consumir en todo el mundo. Los exhibidores, es decir, los dueños de la sala: Cine Colombia, Cinemark, Cinépolis y demás dicen: esto es un negocio y yo voy a ponerles películas que la gente quiera ir a ver. Entonces se limitan los espacios para ver otro tipo de películas. Ahora, el gobierno, el estado colombiano y otros estados latinoamericanos han hecho esfuerzos muy pequeños para que protejamos esa creación cinematográfica; es decir, hacemos películas pero entonces pongamos reglas de juego, a esas películas pequeñas que se les dificulta llegar a salas de cine ayudemosles un poquito.

“Las regulaciones en Europa son muy fuertes para proteger su cine. En Francia creo que el cincuenta o el sesenta por ciento de lo que se tiene que mostrar en salas de cine comerciales tiene que ser cine Francés y eso produce que la gente vea su cine y haya producción y haya un sistema que funcione, en Latinoamérica no, en Latinoamérica las leyes que defienden un poco la cinematografía, la producción de cine nacional son muy pobres y muy limitadas entonces no tenemos casi ayuda y cuando vamos a las salas de cine, si nuestras películas no tienen unos espacios protegidos, una película de Hollywood nos come y entonces la gente prefiere ir a ver eso; ahora, el segundo punto me parece que es un punto de la educación ¿si?, de la manera en que nos hemos formado frente a las imágenes en movimiento. Nosotros crecemos en la casa viendo telenovelas, viendo contenidos que son digamos divertidos y del día a día, pero no estamos acostumbrados a ver películas o proyectos audiovisuales que nos van a enriquecer de otra manera, que nos ponen a pensar o que podemos disfrutar también pero que nos ponen otras reglas del juego que no es todo tan fácil y barato como lo hace Hollywood. Entonces creo que hay gente no acostumbrada a ver esa clase de películas porque prefiere ir a reírse y le gusta la comedia fácil, le gusta el chiste fácil porque les gusta sábados felices; pero cuando se les propone una comedia más estructurada, con un humor más fino y demás las personas no estamos acostumbradas. Lo que yo pienso es que la jauría es una película que tiene algo muy bonito, que creo que la gente se va a conectar y es que les propone un viaje emocional, que sí les propone una emoción. No es la película colombiana que es como: ay pobrecita la gente que vive eso allá; o la película aburrida que es lenta y que no se puede ver. La Jauría es una historia emocionante que propone un viaje y está en suspenso toda la película y emociona porque realmente pasan cosas fuertes pero luego hay luz y entonces uno agradece de que haya luz entre tanta cosa y eso es lo que han vivido muchos espectadores en otros países en los que ya se ha mostrado la película; y bueno, la película la vamos a mostrar el veinte de octubre en salas de cine comercial, el distribuidor es Cine Colombia entonces espero que el distribuidor lo ponga en salas de cine en donde la gente del común vamos a ver cine. Están súper invitados a verla, se llama La Jauría.

| Nota del editor *

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