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La llamada esperada- segunda parte

Por: Juan Sebastián Pacheco Merchán

Ante tantos cuestionamientos, la especialista simplemente sonrió y les dijo que no se preocuparan que ello era una afección más común de lo que se creería y que en cuestión de dos semanas ya todo volvería a la normalidad.

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Sin embargo, que en caso de que ello empeorara no habría ningún problema en realizar una pequeña intervención quirúrgica para retirar el absceso. Aún con la afirmación de ella, las dudas de Elizabeth no se disiparon, pero al ver la cara de satisfacción de su hermana simplemente decidió acatar las indicaciones y marcharse a su casa, no sin antes agradecerle a la doctora por todo.

De vuelta en casa, Barbara le decía a su hermana que no se preocupara, que todo saldría bien con la ayuda de Dios y que cuando menos lo pensara, todo volvería a la normalidad. Una sonrisa y un abrazo entre ellas cerró este momento de la mejor manera. Pero la vida da vueltas y en algunos casos de la peor manera…

El tiempo pasó y todas las complicaciones de salud parecieron quedar atrás, los medicamentos surtían efecto, la inflamación desaparecía y Barbara continuaba con sus labores como de costumbre. No obstante, de un momento a otro, los síntomas regresaron y el supuesto absceso comenzó a crecer, a tal punto que, ante la incertidumbre y desesperación, regresaron al médico particular quien luego de un corto examen lo único que tuvo para decir es que de urgencia necesitaba realizar una biopsia de la zona afectada, pero como ya es costumbre en esta nación, la salud es un derecho bastante costoso.

Así que, la única alternativa que tuvo Barbara, quien, con la ayuda de sus otros hermanos, fue pagar la seguridad social de manera independiente con el fin de que aquellos exámenes tuvieran un menor costo. El problema es que ya inmersa en un sistema de salud deplorable, todo tardaría más de lo esperado, como ocurrió aquel fatídico día que aún hoy es imborrable de la memoria de quienes rodean a Barbara.

Los síntomas eran cada vez peores en ella, aquel absceso había tomado otra forma, una masa que cubría prácticamente toda su mejilla derecha, su cara comenzó a tornarse roja, la respiración le fallaba y la pérdida de peso ya era evidente; tanto que ella no podía ni siquiera tomar un vaso de agua porque sentía que esta la ahogaba, de hecho, la situación se tornó tan delicada que una noche en un intento de beber algo, la respiración le falló, se ahogó por completo y de manera inmediata, junto con Elizabeth, se dirigieron a urgencias del Hospital San Ignacio donde el calvario recién iniciaba.

Al llegar a la sala de urgencias, el lugar se encontraba lleno de personas aquejando distintos dolores, no había lugar donde sentarse, los gritos eran incesantes y el calor del lugar enmarcaban una situación que pocos quisieran vivir; allí, únicamente le pusieron suero y oxígeno a Barbara y la dejaron sentada en una silla que había conseguido su hermana.

Las horas pasaron y nada mejoraba, aunque curiosamente, por cosa del destino, los resultados de la biopsia practicada en días anteriores estaban listos, y eso sorprendió a Elizabeth, a quien de forma muy cordial se le acercaron unos médicos, los cuales le expresaron la necesidad que tenían de hablar con ella a solas, aunque si era posible podría estar presente algún otro familiar, lo que sería ideal.

En uno de los consultorios ubicado en los últimos pisos del edificio, con vista a la carrera séptima y frente a un sol radiante, lo peor estaba por venir…

-Señores, sabemos que la situación con Barbara es complicada porque algo en la biopsia no salió dentro de los parámetros normales, aseguraron los médicos frente a la cara de incredibilidad de Elizabeth y algunos de sus hermanos.

  • ¿A qué se refiere, doctor? Preguntó el hermano mayor de Barbara
  • Básicamente, lo que ella tiene en la cara es un tumor maligno, el cual tiene una gran cantidad de células cancerígenas.
  • Doctor ¿Cuál es el siguiente paso? ¿Ello tiene cura?
  • Sí, de hecho, la mejor opción es practicar una cirugía para remover la masa, y así lograr que las células no sigan creciendo y pues ya veremos cómo sale todo…

El cáncer es una enfermedad bastante curiosa por dos razones, la primera es que es tan traicionera que en ciertos momentos parece desaparecer y la persona presenta una mejoría momentánea; y la segunda es que si bien es cierto que la persona afectada es quien presenta la sintomatología, realmente son aquellas personas que están a su alrededor quienes padecen el martirio de esta.

Justamente, esta enfermedad puede sacar lo mejor o lo peor de cada persona. En el caso de Barbara, su familia recuerda con alegría cómo la enfermedad sacó a relucir lo mejor de ella y hablan con bastante orgullo de las situaciones vividas en el “mejor momento” de la enfermedad, la navidad de 2016. Para ellos todo era alegría, la familia reunida luego de años de problemas y demás situaciones…

Unos segundos bastaron para que Elizabeth volviera en sí, el silencio incómodo en la sala de su casa y su mirada perdida desaparecieron como por arte de magia, su rostro reflejaba un profundo dolor, sufrimiento y rabia

  • Señorita, que pena con usted, pero la cirugía no puede ser programada.
  •  ¿Por qué motivo doña Elizabeth?
  • Como le dijera… sé que usted no tiene la culpa y por favor no lo tome a mal….
  • Sí, ¿Qué sucede doña Elizabeth, acaso las fechas no están bien?
  • Señorita mire, lo que sucede es que mi hermana falleció hace casi un mes…

Así es, el día 14 de mayo de 2017 en su casa, junto a las personas que siempre estuvieron con ella, el sufrimiento terminó. Luego de una incansable lucha contra el cáncer, este ganó la batalla, el diagnóstico: un cáncer bucofaríngeo, del cual nunca se supo su origen, Posterior a este dictamen, ocurrieron un sinfín de negligencias propias del sistema de salud colombiano, aquí el llamado “paseo de la muerte” cobra vida.

Primero, ante las complicaciones de salud y el aumento desmedido de tamaño del tumor, las visitas a urgencias se hicieron frecuentes, allí sólo le daban suero, calmantes para el dolor, le estabilizaban la respiración y no más, dicho procedimiento rondaba entre 12 a 24 horas. Al mismo tiempo, Elizabeth debía realizar una cantidad de trámites para que le fuera autorizada la cirugía en aquel entonces.

Sin embargo, ello nunca ocurrió, siempre encontraba trabas en el proceso y la salud de Barbara empeoró rápidamente, los médicos que en un principio veían como opción la cirugía, pronto la descartaron y se olvidaron del caso. Por lo que fue necesario la intervención de radioterapias y quimioterapias para evitar la propagación de las células cancerígenas que de manera fulminante acabaron con su vida.               

| Nota del editor *

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