Por: Santiago Escobar Arbelaez – Jean Marie Barrero Rojas
La reserva Thomas van der Hammen es una de las reservas más importantes e influenciadas que tiene la sabana de Cundinamarca, tiene un pilar y una base fundamental en cuanto al entorno ambientalista, que de una u otra forma se ha intentado proteger por algunas nuevas reformas que ha querido implementar el alcalde de Bogotá.
Esta reserva es un pilar en cuanto a una red de ecosistemas que aportan una viabilidad de otras especies y de aspecto climático.
El origen de manera formal de la reserva ante la ley se presentó en el año 2000, cuando en ese entonces el Ministro de Medio Ambiente, ordenó la declaración de preservar y no articular acciones que puedan atentar contra la reserva, esto se realizó mediante el artículo 61 de la ley 99, después de haber reunido 12 expertos, entre los que se encontraban ambientalistas, urbanistas, entre otros, para así tomar la decisión de cuál sería el futuro más pertinente para la reserva.
Se tomó en cuenta el flujo de los ecosistemas y los aportes que estos tenían para el medio ambiente, por eso, se declaró como conexión importante entre una gran parte de la sabana y del norte de Bogotá.
La reserva recibió este nombre gracias a los estudios y el trabajo de investigación que se realizaron en esta zona por el geólogo, botánico y arqueólogo de origen holandés, Thomas van der Hammen.
El lugar está ubicado al norte de Bogotá entre la calle 150 y 235 de la capital colombiana, es una fuente de material ambiental importante por el tamaño que abarca, ya que son 1395 hectáreas, este es un número a considerar si tenemos en cuenta que se encuentra dentro de una de las ciudades más importantes del país, y que en la actualidad se encuentra copada por infraestructuras grandes.
La reserva conforma una conexión entre los cerros orientales, el río Bogotá y los cerros Andinos de la sabana, esta conexión es muy importante, ya que preserva y actúa en pro del beneficio de los ecosistemas que permean la reserva y el medio ambiente, de una u otra forma los ciudadanos son beneficiados, teniendo en cuenta el mantenimiento de biodiversidad en el que se encuentra y la diversidad de fauna y flora.
En el ciclo hidrológico que mantiene la reserva es muy importante, pero para que este ciclo hidrológico sea fundamental es importante tener un desarrollo limpio y eficaz en cuanto a las distintas aguas que hay en la zona, como lo son humedales y cascadas, estos al ser parte del valle aluvial del río Bogotá, permite un ciclo de manera correcta para el ambiente de la capital.
En el caso de que este ciclo llegase a ser interrumpido, podría ser perjudicial para la desaparición de los cuerpos de aguas que se encuentran en la zona.
Hasta el 2011, por medio de unos estudios realizados, se había encontrado en cuanto a fauna y flora un aproximado de 514 especies. De igual manera se ha encontrado por la zona de la conejera, vía Suba-Cota, 252 especies de flora, en las cuales 17 son acuáticas, hay una zona en donde la mayoría de habitantes, son mariposas y en dicha zona se hallaron 30 especies de mariposas.
Entre las especies de aves son 181 especies entre las cuales 28 de esas especies son migratorias, también hay anfibios, reptiles y peces, otras apariciones en el lugar han sido mamíferos silvestres, como zarigüeyas, ardillas, ratón del campo y la musaraña, y en algunas partes en las horas de la noche se han visto una gran cantidad de murciélagos.
Aunque es una zona declarada actualmente como patrimonio ambiental y hasta la fecha no se ha implantado algún proyecto de edificación, la reserva es privada y está divida en predios, en la que algunos de los dueños son empresas importantes con algún tipo de relación de gobierno o de estructuras, como lo son: Arquitectura y Concreto S.A, Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, Helm bank S.A entre muchos más.
La controversia sobre esta reserva natural ha incrementado constantemente, por un lado responde a interés económicos fuertes y políticos de una parte en la capital del país y por otro lado están los intereses ambientales que quieren mantener una reserva beneficiando un ecosistema.
El objetivo primordial de esta reserva según la EEP (Estructura Ecológica Principal) de Bogotá es mantener y fortalecer los ecosistemas en toda la capital mediante una red bien estructurada que logre una comunicación entre el Río Bogotá y los cerros orientales.
La administración distrital actual de Enrique Peñalosa aclaró que se ha ejecutado menos del 1% del presupuesto del Plan de Manejo Ambiental de la Reserva proyecto expedido en el 2014 y que no se le ha dado la relevancia suficiente en las anteriores administraciones por la poca financiación dada por la entidad.
Según la alcaldía de Enrique Peñalosa el proyecto de la reserva es inevitable porque la parte de la urbanización en la zona norte de la ciudad es indispensable para el crecimiento de la misma, esta proyecto contiene corredores ecológicos, pasos de fauna, nuevas áreas para humedales y quebradas, además de eso la reserva cambiaría su sentido para ser una reserva forestal protectora (zona con una obligación de ser conservada permanentemente, con bosques naturales o artificiales, para proteger estos mismos recursos u otros naturales renovables).
Esa propuesta elimina las áreas que son preservación continua y coloca en cambio lugares que contienen instalaciones deportivas que llegan a incrementar el valor del lugar pero que destruyen toda la función ambiental que tiene el ecosistema, función necesaria por la alta contaminación que ha tenido la ciudad de Bogotá.
La alcaldía de Bogotá ha realizado diferentes estudios que pretenden hacer una realidad la modificación de la reserva, pero se olvidan del impacto negativo irreparable causado en un ecosistema preservado por largos años, además de ser uno de los pocos espacios verdes que permanecen en la capital del país.
Las últimas acciones realizadas no dejan ver con buen futuro la preservación de la reserva tal como se encuentra actualmente. Las últimas noticias dadas por una magistrada que ordenó ejecutar el proyecto de la Alcaldía de Bogotá que pretender urbanizar amplios sectores ecológicos en la zona norte de la ciudad causando con esto que la comunidad científica se encuentra preocupada por la pérdida de la conexión entre los cerros orientales y Río Bogotá, la confrontación entre la alcaldía y el sector de preservación de reservas continua. Las críticas en contra de la decisión dado por la magistrada no se hicieron esperar y pronto los defensores de la reserva pusieron en duda la decisión tomada.
La razón principal es por las facultades que puede tener la magistrada y que no se encuentra en competencias para revisar los estudios técnicos por cuenta propia.
18 años después el alcalde Enrique Peñalosa vuelve a una batalla que la última vez que la intentó ganar término perdiendo. La nueva iniciativa tras un largo periodo de estudio y muchos debates a lo largo de campaña por la reserva ha sido presentada ante la Corporación Autónoma Regional una propuesta para volver a limitar la Reserva van der Hammen, este documento tiene una extensión mayor a 1200 páginas, este documento habla de una reserva más grande al aumentar 400 hectáreas aproximadamente.
Las conclusiones entorno a los ambientalistas y defensores de la reserva está en la preservación de esa zona verde, sustentando la idea anteriormente mencionada Martha Triana presidenta de la CTPD (Consejo Territorial de Planeación Distrital) dijo: “no es recomendable construir en los terrenos de la zona de protección, dado su valor ambiental para la ciudad y especialmente, para la planeación del territorio”.
Estas declaraciones fueron respondidas por el gabinete del alcalde Enrique Peñalosa al decir que todos estos proyectos de urbanización y movilidad estuvieron en las propuestas para la alcaldía.
Peñalosa requiere este espacio de la reserva para hacer aproximadamente 10 vías y el proyecto urbanizador más grande en la capital del país como es la Ciudad Lagos de Torca, proyecto urbanizador que está bajo estudio de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca.