El actual fenómeno de El Niño se encamina a convertirse en uno de los 5 eventos más intensos jamás registrados, a medida que se acerca a su punto álgido en las próximas semanas.
Esta conclusión central se desprende de la reciente actualización en relación al monitoreo y evolución del fenómeno, dada a conocer durante este jueves 14 de diciembre por el Climate Prediction Center (CPC) de la NOAA.
Los pronósticos más recientes indican que El Niño continuará hasta el verano del hemisferio sur de 2023-24. Pero lo más destacado del informe es que, en los pronósticos más recientes,existe una probabilidad de 54 % de un El Niño “históricamente fuerte”(≥ 2.0 °C en la región Niño-3.4) durante la temporada de noviembre-enero, cuando en la anterior actualización esta probabilidad era de solo el 35 %.
El informe tambien destaca un probable punto de culminación, conuna transición gradual a condiciones neutrales a producirse durante el trimestre abril-junio de 2024. Para tal trimestre, la categoría de condiciones neutrales lidera con una probabilidad de 60 % de ocurrencia, versus un 37 % de probabilidad de mantenerse aún la categoría El Niño.
En el tramo final del inverno, para eltrimestre junio-agosto de 2024, la señal El Niño pierde fuerte señal y solo existe un 11 % de probabilidad de permanencia, en tanto quela probabilidad de retorno de La Niña asciende al 44 %.
El fenómeno El Niño se intensifica
El informe oficial provisto por la NOAA indica que, en conjunto,el sistema acoplado océano-atmósfera, refleja una clara señal de un El Niño en crecimiento.
Se detalla que las temperaturas de la superficie del océano (SST, por sus siglas en inglés) estuvieron sobre el promedio a través del Océano Pacífico ecuatorial, aumentando en el centro y este-central del Pacífico durante el mes de noviembre. Por su parte, las anomalías en las temperaturas de la sub-superficie en un área promediada aumentaron significativamente durante el mes de noviembre, reflejando el fortalecimiento de las temperaturas sobre el promedio de la sub-superficieen el centro y el este del Pacífico asociado al hundimiento de la onda Kelvin oceánica.
Las anomalías en los vientos en los niveles bajos fueron del oeste en el Pacífico central y este, mientras que las anomalías en los vientos en los niveles altos fueron del este en el Pacífico. La convección/lluvia permaneció aumentada alrededor de la Línea Internacional de Cambio de Fecha y suprimida cerca de Indonesia.
Una métrica indicada para la fuerza de un evento ENOS (El Niño-Oscilación del Sur) es la temperatura promedio de tres meses del Océano Pacífico tropical central, específicamente en la región del Niño 3.4. La anomalía de temperatura (la diferencia con el promedio a largo plazo, donde el largo plazo es actualmente 1991-2020) en esta región se llama Índice del Niño Oceánico (ONI).
La anomalía ONI más reciente, de septiembre a noviembre, fue de 1,8 °C. De acuerdo a lo informado por elBlog del ENSO,muchos modelos numéricospredicen que se mantendrá en 2,0 °C o más, el tiempo suficiente para alcanzar el estatus de “históricamente fuerte”.
El registro histórico desde 1950, muestra losmayores valores del Índice del Niño Oceánicoen 1972–73 (2,1 °C), 1982–83 (2,2 °C), 1997–98 (2,4 °C) y 2015–16 (2,6 °C).
Es importante destacar que, aunque eventos más fuertes de El Niño aumentan la probabilidad de anomalías climáticas relacionadas con El Niño, no necesariamente equivalen a impactos fuertes de manera local.
Desde Meteored venimos documentando semana a semana cómo ha habido un progresivo cambio de condiciones a partir del mes de agosto, cuando comenzaba a manifestarse con fuerza el fenómeno, inicialmente con el calentamiento abrupto del Pacifico tropical, y luego con el acoplamiento esperado en la atmósfera circundante.
La primera señal se notó de manera muy clara y brusca en el norte del Litoral, y también sobre el sur de Brasil y el norte uruguayo, en donde las precipitaciones en los últimos 4 meses superan en algunos puntos los 2000 mm, cifra equivalente aproximadamente a lo que suele llover normalmente a lo largo de todo un año. Con este panorama llegaron las complicaciones, en especial en lo que respecta a las crecidas repentinas de los principales ríos que surcan las provincias del Litoral, con evacuados y daños, no solamente producto de los desbordes, sino también por temporales más intensos y frecuentes.
Las provincias centrales vinieron, como era de esperar, más rezagadas en el reparto de lluvias, y recién hacia finales de octubre, y con mayor énfasis durante noviembre, el agua tan necesitada llegó con mayor frecuencia e intensidad.
Las temperaturas, por su parte, muestran sobre el centro y norte de Argentina una variabilidad mayor en las últimas semanas, intercalando periodos cálidos con algunos más fríos, un panorama muy distinto al que se tenía un año atrás cuando las olas de calor eran más que habituales.
De cara a lo que viene, las proyecciones de nuestro modelo de confianza ECMWF (posteo superior) dan cuenta de un verano acorde a las características esperadas bajo un fenómeno El Niño en desarrollo.
Las precipitaciones se están dando con mayor recurrencia e intensidad sin dudas, y se espera que este panorama persista en los próximos meses, posiblemente conalgunos focos aislados donde podrían darse excepciones, como en el caso del sur de la región Pampeana.
Respecto a las temperaturas,una señal hacia mayores marcas parece concentrarse en todo el corredor oeste de la Argentina(principalmente el NOA), extendiéndose hacia la Patagonia. La zona central y el noreste, posiblemente afectadas por mayor recurrencia de días con mayor carga de humedad, nubosidad, y eventualmente precipitaciones, tendrán temperaturas más moderadas y acordes a los parámetros normales para la época. (MeteoRed)