Por: Derly Yuliana Aviles Grajales
El Día Mundial del Ballet se conmemora desde 2014, cada 2 de noviembre, en reconocimiento no solo de su rigurosa técnica, sino también de la importancia de un calentamiento adecuado y la preparación física que puede reducir el riesgo de lesiones en bailarines.
Esta danza clásica exige esfuerzos musculares que pueden exceder los rangos normales de movimiento. Por lo general los bailarines no realizan el calentamiento necesario o practican durante horas excesivas, lo que genera altas tensiones en los huesos y los tejidos blandos.
Según la investigación Propuesta de protocolo de trabajo excéntrico enfocado a la prevención de tendinitis rotuliana en bailarinas de ballet entre 16 a 25 años de edad realizada por la licenciada en fisioterapia Estéfani Yomara Ramos, para el Instituto Profesional en Terapias y Humanidades “se denotó un incremento de lesión en rodilla en edades de 16 a 25 años, principalmente en el ligamento rotuliano. En ellos se evaluaron las tasas y riesgo de lesiones, basadas en las horas dedicadas al ballet, características y consecuencias de las mismas. Predominando con un 46% las ligamentosas y un 40% afectaban el ligamento rotuliano.”
La tendinitis rotuliana, conocida también como “rodilla del saltador”, se trata de una inflamación que afecta el tendón rotuliano en el polo inferior de la rótula y puede ser provocada por una rotación forzada de la rodilla, saltos en superficies duras, un aumento repentino en la intensidad del entrenamiento o un calentamiento inadecuado.
Por lo tanto, la preparación física es un proceso sistemático y planificado que deben desarrollar los bailarines para mejorar la capacidad física y la ejecución de determinada actividad, tal y como se menciona en la investigación acondicionamiento físico en tobillos-pies realizada por el Licenciado de Intérprete en Danza Clásica Cristian Martin Velit, para la escuela nacional superior de ballet “la preparación física abarca el desarrollo de cualidades como la resistencia cardiovascular, la fuerza muscular, la flexibilidad, la velocidad y la coordinación, con el objetivo de optimizar el desempeño en una disciplina específica. Este enfoque integral busca no solo mejorar las capacidades físicas, sino también prevenir lesiones y contribuir al bienestar general del individuo.”
El ballet genera mayor flexibilidad, fortalece los músculos y una postura saludable, mientras que también ofrece un espacio para la concentración y la expresión emocional. Sin embargo, es crucial no olvidar las precauciones, que los bailarines integren prácticas de calentamiento adecuadas, fortalezcan sus músculos, lleven una alimentación adecuada y escuchen las señales de su cuerpo. Al hacerlo, no solo potencia la técnica y la elegancia en la danza, sino que también se promueve un bienestar integral que abarca tanto el aspecto físico como el emocional, haciendo del ballet una experiencia enriquecedora en todos los sentidos.
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