Por: Daniel Rojas Chía
Robert de Niro inició su carrera actuando como extra en su primera película en 1965 llamada Three Rooms in Manhattan. Desde entonces, ha transitado en todo tipo de géneros cinematográficos con éxito, interpretando a inmortales personajes que incluyen desde despiadados mafiosos italianos hasta un padre de familia.
Mi padre es un peligro, muestra a un hombre de mediana edad que le dice a Salvo, su padre (Robert de Niro), un inmigrante italiano de la vieja escuela, que tiene intención de pedirle matrimonio a su novia estadounidense, Ellie (Leslie Bibb). Pero antes de dar su visto bueno, Salvo exige un fin de semana conjunto con Ellie y con toda su familia, entre quienes está Tigger, su madre, congresista de los Estados Unidos.
Sin que, al parecer, la película proponga algo distinto y el espectador ya sepa que va a encontrar con esta faceta de Robert de Niro, en este género de comedia romántica/familiar, la intención de la cinta no es innovar, sino contar la historia con un ritmo diferente. Eso es lo que logra la directora norteamericana Laura Terruso mediante la construcción de momentos cómicos que no cansan ni resultan absurdos.
Esto complementado de buena manera por la actriz Kim Cattrall, recordada por su papel en la serie y las películas de Sex and the City interpretando a la senadora Tigger, más Bill (David Rasche) que complementa la figura de familia, con un hijo bueno para muchas cosas y al mismo tiempo para ninguna.
La película está llena de buenos momentos como el del partido de tenis cuando Salvo solo con sus pocas expresiones, logra hacer reír tanto como su hijo con movimientos marcados y bruscos. La historia logra equilibrio y entrega buenos mensajes que se construyen de manera favorable, que llegan a conclusiones de la nada, como en la mayoría de estas comedias.
Nuevamente este legendario actor de Hollywood regresa por estos fueros, que, aunque parezca más de lo mismo, logra darle un nuevo impulso a estas comedias predecibles y llenas de lugares comunes, para pasar en un poco menos de hora y media, entre buenos y agradables chistes, que no son repetitivos ni acuden constantemente a la misma fórmula, que también presenta a un Sebastian Maniscalco lleno de gracia y de frescura.
Mi padre es un peligro es una cinta que se puede disfrutar mucho y que ofrece un rato ameno para muchos públicos. Con un buen tiempo de duración y buenos chistes, esta película es más que recomendada para alejarse del ruido de la ciudad y poder estar un momento entre padre e hijo con su peculiar rito de perfumarse antes de dormir.