La Red de Mujeres Trabajadoras Sexuales de Latinoamérica (REDTRASEX) expuso hace 2 días y por segundo año consecutivo su propia declaración de la coalición por los derechos de las trabajadoras sexuales ante la Asamblea OEA.
“Quisiéramos poder decir que hubo avances en los gobiernos de Latinoamérica en tomar medidas que frenen la violación a nuestros derechos humanos, pero lamentablemente empeoró”, afirmó María Esquivel, vocera de REDTRASEX.
Esquivel expuso durante su intervención que la llegada de la pandemia agudizó la violencia que viven por la clandestinidad, por lo cual piden a los gobiernos que no tomen decisiones basadas en creencias individuales, porque para ella la democracia se fortalece cuando todos son integrados en el marco normativo.
Adicionalmente menciona que aunque para prevenir el covid-19 hay que mantener distancia social, todavía no hay políticas publicas que ayuden a suplir las necesidades básicas de las trabajadoras sexuales y sus familias por lo que optan por dejar de trabajar, intentar trabajar exponiéndose a la violencia de las fuerzas de seguridad y contraer el virus.
“No podemos seguir encendiendo hogueras ni apedreando a las personas por sus elecciones sexuales, laborales o de identidad”, añadió.
Trabajadoras sexuales en la lucha por sus derechos
En el año 2003 se determinó que el 17 de diciembre es el día internacional para poner fin a la violencia contra las trabajadoras sexuales, una fecha que nació a raíz de una serie de crímenes violentos perpetrados por un hombre radical contra las trabajadoras sexuales durante las décadas del 80 y 90, en los cuales 49 mujeres fueron asesinadas según el agresor para “limpiar las calles”.
Antes de que existieran las organizaciones de base solo las asociaban con delincuencia y eran invisibilizadas, ahora entienden que pueden luchar por sus derechos los cuales han sido negados históricamente y algunas de las problemáticas que las afectan son:
- No ser incluidas en los programas de ayuda.
- Faltan medidas para investigar, juzgar y sancionar a miembros de la fuerza pública que las maltratan o extorsionan.
- No pueden acceder a créditos de vivienda por sus ingresos.
- La falta de regulaciones laborales les impide ejercer su trabajo en condiciones óptimas.
Además de lo anterior, son estigmatizadas en los medios de comunicación de varias formas reduciendo su voz y poder, pero principalmente son presentadas:
De forma alarmista: cuando las muestran como un problema de salud pública y que corrompe a las demás personas.
Victimizándolas: mostrándolas como mujeres desprotegidas que deben ser salvadas y protegidas.
Criminizándolas: relacionando su oficio con la drogadicción, la trata de personas, secuestro, extorsiones, negocios de la mafia, etc.
¿Qué es lo que piden estas organizaciones?
Aunque en la actualidad las trabajadoras sexuales se han organizado para pedir a los gobiernos por el derecho a la igualdad y a la no discriminación, derecho al trabajo, justicia para quienes las agreden y extorsionan, garantías para acceder a subsidios, servicios de salud, vivienda, etc, todavía son un sector poco escuchado y que continúa con las mismas problemáticas.
“Si este es el trabajo más viejo que hay ¿por qué no nos respetan?, si nosotras al igual que cualquier otra persona también tenemos derechos” expresó Gladys Murillo, vocera de Mujeres con Dignidad y Derecho de Panamá.
Es por esto que mujeres lideres y emprendedoras se han unido para vivir con menos violencia y discriminación, promover una imagen hacia ellas como mujeres y no como objetos, acabar con las persecuciones, detenciones y hostigamientos para cumplir los sueños que ellas han construido conjuntamente.
Estas organizaciones son apoyadas por entidades gubernamentales, no gubernamentales y donantes de modo que puedan financiar su lucha por la reivindicación de su trabajo y sus voceras aseguran que en la medida que su oficio sea visibilizado, reconocido y garantizado por parte del gobierno gozarán de condiciones de vida dignas que respeten su autonomía.