Por: Julieth Cicua
La que más ha captado la atención del público es la presentada por la cineasta argentina Lucrecia Martel (La ciénaga, La niña santa, Zama), que se presentó con una charla orientada al sentido de hacer cine latinoamericano desde su proceso creativo, la manera particular en la que ve el mundo y su inconfundible humor.

Lo más destacado de esta hora de charla fue el llamado urgente a los nuevos realizadores para hacer cine con una óptica que no esté permeada por referentes ya agotados y sobreexplotados.
Martel invita a explorar eso que antes se creía imposible en el cine, a experimentar, a ver los entornos de Latinoamérica y la cotidianidad de los barrios que no aparece en los cines. En especial durante este momento de agitación y radicalización política, donde es importante llegar al público mediante el cine como arma de cultura: “el cine es una cosa tremendamente poderosa, cosa que la tenemos que saber usar”, señaló.

En este punto tan importante puso como foco a Argentina, su país, donde el clima político ha afectado el cine profundamente, no solo de manera legislativa o económica, sino en materia de opinión pública, dado que los militantes políticos o los que creen serlo, no conectan con el cine de la región. Pero más que una queja lo ve como una oportunidad, y reconoce que el cine ha sido y será usado como modelo de propaganda, y en este momento se puede emplear en pro de la cultura y para alterar la percepción de la gente.
Ligado a esto reconoce lo que se está tratando de crear desde el ecosistema colombiano con los productores, ahora más involucrados en la gestión cultural, quitando el estigma de agentes interesados solo en el dinero o más bien, como personas que solo saben buscar y preservar el presupuesto: “El cine no puede depender de los gobiernos. Hay que pelear para que los gobiernos entiendan la importancia del cine, pero nuestro trabajo no puede depender de que Fulano o Mengano dijo que sí o que no, porque nuestro trabajo tiene la responsabilidad de la maravilla de inventar el mundo, de inventar el futuro”, agregó.

El sentido de hacer cine desde Latinoamérica no es más que explicar la realidad de la región, pero no desde la comodidad del cliché de siempre o con narrativas agradables para mercados internacionales, sino apuntándole a lo cotidiano, al reconocimiento de lo común mientras se buscan nuevas narrativas para acercar al público, o como dijo Martel en su reflexión final: “hay que pensar en lo que nos rodea”, tal como lo ha hecho ella en sus películas que se pueden ver en pantalla grande gracias a la retrospectiva que se realizará en la Cinemateca de Bogotá del 18 al 27 de julio.