Por: Karol Melissa León Pérez
Para tener 21 años y empacar sus pocas pertenencias para mudarse a otro país y comenzar desde cero, se requiere mucho coraje, también determinación. Brian Steven León consideró esta posibilidad un montón de veces mientras se concentraba en aprender todo lo que pudiera en sus clases del Sena. El diseño de modas era apostar su bienestar en un país tan diferente como Argentina en comparación con Colombia, pero la tentación de cumplir las metas que tenía en mente terminó siendo mayor a sus miedos: “Mi ilusión siempre fue irme a estudiar al exterior, vivir la experiencia de independizarme y aprender de una nueva cultura, así que me contacté con un ex compañero de clase que llevaba unos años viviendo en Argentina, me recomendó irme a vivir a ese país al igual que él, y eso hice”. Aunque al inicio pensaba ejercer aquello que había estudiado, al final resultó cursando la carrera de visual merchandise después de indagar sobre la educación en ese país.
Claramente el estudio sólo era uno de los tantos aspectos que lo intrigaban de ese país, puesto que prácticamente había ante sus ojos un mundo nuevo para aprender y vivir muchas experiencias que años atrás nunca se habría imaginado, “Allí estaba yo, feliz y ansioso, también un poco asustado porque no conocía a nadie, pero fue lo de menos después del tiempo. Recuerdo que en aquellas épocas era invierno y los árboles no tenían hojas, eran esas pequeñas pero impresionantes cosas (fuera de lo que era común para mí) lo que me interesaban”.
Kevin León (Hermano menor de Brian): En lo personal, fue duro para mí no tenerlo en casa. Bueno, realmente no convivíamos mucho ni todo el tiempo pero, las pocas veces que lo hacíamos era algo único y especial para mí. Mi relación con él siempre fue cálida, bonita, y a pesar de tener una que otra pelea siempre tuvimos una buena relación.
Los primeros años que viví sin él, me sentía bastante solo porque mis papás trabajaban todo el día y no estaban en casa: al menos cuando estábamos juntos jugábamos y escuchábamos música. Aunque en ese entonces no entendía la profundidad de las canciones, me gustaba compartir su peculiar gusto, eran canciones raras para mí en ese entonces, pero me divertía viéndolo cantar y bailar por la casa mientras se le ocurrían ideas para dibujar o pintar: la música lo inspiraba, pero después sentí su ausencia tan presente, siento que debí valorar más su compañía, ahora la echo mucho de menos.
Antes de terminar su carrera consiguió un trabajo como camarero para suplir algunos gastos que requería: fueron años duros para él porque casi no dormía ni comía bien por estar al día con su carrera y cumplir con las órdenes en su trabajo. Algunos días recibía propina y otros recibía discriminación por ser colombiano, lo asociaban con narcotráfico y mafias, y aunque no daba señales de conductas delictivas, esa era la fama que algunos argentinos tenían sobre los colombianos.
Años después cuando terminó su carrera y renunció a la camarería, se asoció a la marca “47 street”, donde conoció mucha gente y comenzó a tener contactos; Brian empezaba a llenarse de experiencia. Sin embargo, le hacía falta su familia y echaba de menos el ambiente de su país, sobretodo la comida y el clima. “Quería conectarme con mis raíces de nuevo y ver a mi familia después de tanta distancia y maltrato por algunas personas de este país, entonces opté por regalarle un viaje a mi mamá para que me visitara. Quería convivir de nuevo con ella y que tuviera la oportunidad de conocer un lugar distinto así como la tuve yo, solo que ella no estaría sola como lo estuve yo”.
La estadía de su mamá le hizo reflexionar acerca de lo mucho que extrañaba su hogar, y durante sus vacaciones tomó un vuelo de regreso a Colombia para visitar a toda su familia y amigos: los reencuentros fueron muy lindos, con lágrimas y abrazos.
Yaddi Díaz (Mamá de Brian): La vez que me comentó que se quería ir del país no le creí, Hasta que un día me dijo: “Mami, me voy a ir de aquí, ahorré y tengo los pasajes comprados, me voy tal fecha”. Gracias a Dios terminó cumpliendo su ideal de irse y todo le salió bien. Aunque no puedo negar lo mucho que lo extrañamos los primeros años, incluso el primer año que no estuvo yo me encargué de arreglar día a día su habitación con la esperanza que pronto regresaría. Cada mes le cambiaba las sábanas de la cama y hacía el aseo diario en su cuarto, me dedicaba a lavar unas cuantas prendas de ropa que había dejado para que no cogieran mal olor y no dejaba que casi nadie entrara a su cuarto para que no se desorganizara y quedara su esencia ahí… Hasta que un día concluí que él ya no volvería a vivir aquí, entonces guardé sus cosas y empezamos a usar su cuarto para otros asuntos.
Me dispuse a ayudarlo con lo que necesitaba los primeros años lejos, claro, al principio le costó depender de sí mismo: muchas veces me llamaba para preguntarme cómo se hacían unos frijoles o unas lentejas, y durábamos horas hablando mientras le explicaba paso a paso cómo cocinar algo parecido a la comida colombiana, porque en otro país era difícil que consiguiera ciertos ingredientes. Después de eso por su cuenta y con ayuda de algunos amigos aprendió a cocinar comida de argentina con lo típico de allá. Se ponía triste cuando en sus primeros días no sabía que la ropa blanca y de color se lavaban por separado: mucha de su ropa se arruinó por esta razón, y en algunas ocasiones (mientras conseguía su propio dinero) tuvo que usar la ropa decolorada, porque no tenía ropa nueva.
Vanessa León (Prima cercana de Brian): Nosotros convivimos bastante durante la infancia y la adolescencia, siempre destaqué su inteligencia y lo creativo que demostraba ser. Me acuerdo cuando jugábamos a imitar los personajes de la película “High School Musical” que adoraban el teatro, y yo creía que él resultaría estudiando teatro también, porque era muy bueno con las expresiones y los diálogos. Me sorprendió un poco cuando se dedicó al diseño de modas, pero ahí entendí el sentido de sus dibujos; las veces que jugaba con los colores tenía un montón de bocetos y borradores en la sala cada vez que lo visitaba; podía durar horas dibujando y borrando, jugaba mucho con nuevos estilos y usualmente se demoraba más recogiendo los diseños de los sillones y del comedor: mi madrina lo regañaba por eso, pero él igual lo seguía haciendo.
No fue fácil para Brian conseguir estos méritos. Comenzar trabajando como camarero para luego ser colega de la marca H&M, tiene un montón de historias y sacrificios detrás que le permitieron su posición, pero una de las cosas más difíciles para él fue haber convivido de nuevo con sus allegados para volverse a marchar nuevamente. Cuando volvió a Argentina había muchos problemas económicos, situación que lo llevó a considerar la posibilidad de regresar a su país natal. “Tuve en mente volver, pero sabía que tenía una mejor calidad de vida fuera de ahí, por eso se me ocurrió la idea de irme para Uruguay. Siempre me gustó ese país: me llamaba la atención lo culta que era la gente, lo tranquilo y ordenado del lugar. Nuevamente dejé todo, agarré las cosas que tenía y subí a un barco con rumbo a Uruguay a perseguir mis sueños”.
Allí tuvo la oportunidad de trabajar con H&M. Ya han pasado dos años desde que está en aquel país, y aunque extraña muchas cosas, Brian sabe que tiene el futuro asegurado allí. Sigue en contacto con su familia y personas importantes para él. Actualmente trabaja desde casa, y espera ser un ejemplo para su hermano menor, contagiar a las personas de una buena energía y volver a Colombia, pero no para quedarse. Luego de tantos episodios le quedó claro que lo mejor para su bienestar y el de su familia está fuera de este país.