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Un tiro en la cien – primera parte

Por: Marcela Gisell Hurtado Franco

  • Bartolomé García: Aló, mamita
  • Blanca Garzón: Aló mijo, ¿por qué está alterado? ¿qué está pasando?
  • Bartolomé García: Mamita, la guerrilla lleva una semana hostigándonos y diciéndonos que van a entrar al pueblo
  • Blanca Garzón: Cómo así mijo, pidan ayuda
  • Bartolomé García: Nos quieren matar mamita, ya pedimos refuerzos, municiones, que nos saquen de aquí, pero esa gente no quiere hacer nada
  • Blanca Garzón: Encomiéndese a mi Dios mijo, pídale con fe que no le pase nada malo…

Bartolomé García Garzón nació en La Peña, Cundinamarca, en una vivienda humilde, hijo de Lucrecio García y Blanca Garzón, el menor entre 7 hermanos, José, Bertha, Eva, Carlos, Pablo y María del Carmen. Creció en un ambiente lleno de naturaleza. A la edad de 16 años se mudan a Bogotá, donde no se escuchaba el cantar de las aves, todo esto fue cambiado por una atmósfera llena de ruidosos vehículos.

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Por esa época sus padres deciden separarse y él toma la decisión de quedarse con su madre. “La nevera”, como llaman a la capital del país, no presentaba oportunidades de empleo formal, por esto siempre estuvo en la casa ayudando a su madre Blanca Garzón en la venta de productos varios para su sustento diario.

Cuando cumplió 19 años ingresó al Ejército Nacional para probarle al esposo de su hermana Eva que no era una gallina como él le decía, que no era cobarde y que era capaz de muchas cosas. Bartolomé se encontraba asignado para el municipio de Gutiérrez, Cundinamarca, un pueblo ubicado por la salida de Villavicencio, en el Páramo de Sumapaz, un lugar bastante templado pero rodeado de árboles que le recordaban su niñez.

Estaría allí por unos días y luego le darían una licencia para estar con su familia. Sentía una corazonada y lo hacía pensar muy seguido en lo que podía suceder, quería dejar los datos de su madre por si algo pasaba.

  • Bartolomé García: Aló, ¿mamita cómo está?
  • Blanca Garzón: Mijito qué alegría saber de usted, ¿cómo se encuentra?
  • Bartolomé García: Mamita no me puedo demorar, la llamo para que por favor me envíe una fotocopia de su cédula lo antes posible
  • Blanca Garzón: ¿Cómo así Bartolito? ¿para qué?
  • Bartolomé García: Uno nunca sabe qué pueda suceder

El reloj marca las 4:14 am del 8 de junio, un día frío como es común en la vereda El Cedral (Gutiérrez, Cundinamarca). Extrañamente el pelotón Texas 3 no es despertado por el sonido de los pájaros revoloteando sino por el zumbido de las balas que atraviesan los matorrales, la guerrilla acaba de cumplir su prometido, acorrala al pelotón ubicado en la parte baja de la montaña hasta dejarlos sin municiones y así arrebatándoles sus vidas con un tiro de gracia.

El pelotón en la parte alta donde se encuentra Bartolomé escucha el tiroteo y pide refuerzos que jamás llegaron, los dejan sin municiones, los desarman, los torturan, los hacen suplicar por su vida y finalmente les pegan un tiro en la cien.

En ese tiroteo no se encontraba Grillo, el compañero y lanza de Bartolomé. Cuando Grillo comienza a ver a sus compañeros tirados en el piso recuerda que lo molestaban por su tono de piel “Grillo, de usted solo se ven los ojos y los dientes cuando sonríe”, fue así como se le ocurrió esconderse en una laguna para ser testigo de cómo torturaban a sus compañeros, cómo suplicaban por sus vidas hasta su muerte. A eso del mediodía terminó la masacre y escuchó unos pasos venir, era la guerrilla, cerró sus ojos y boca para sumergirse y así irónicamente aferrarse a la vida.

En el año 1999 la guerrilla liderada por Henry Castellanos Garzón, alias “Romaña”, guerrillero colombiano perteneciente a las disidencias de las Fuerzas Armadas y comandante del Bloque Oriental de las FARC-EP y el Frente 53 de las FARC-EP, que operaba en los departamentos del Meta y Cundinamarca, planeaba entrar a Bogotá para hacer un atentado a la capital.

El Ejército envió soldados a distintos lugares de concentración guerrillera para tenerlos al margen, dentro de ellos al pelotón Texas 3 quienes fueron enviados a la vereda El Cedral para que evitaran la entrada por el páramo.

Para continuar con el relato: https://www.uniminutoradio.com.co/un-tiro-en-la-cien-segunda-parte/

| Nota del editor *

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