Richard, un gorrión adoptado por una familia de cigüeñas, pasa el invierno en el Gran Lago del norte de África. Cuando se da cuenta de que no será él quien guíe a su bandada de vuelta al norte, Richard decide volar para viajar por su cuenta y se cruza con Samia y su bandada de gorriones, que están cautivos de unos malvados marabús bajo el control del codicioso pavo real Zamano. La única oportunidad de liberarse para los gorriones es resolver un acertijo y encontrar la Gran Joya, lo que requerirá trabajo en equipo, confianza y, sobre todo, habilidades de ‘spork’ (gorrión + cigüeña)

Sin expandir el horizonte de su predecesora, Una cigüeña en apuros: la joya perdida se afirma en una animación clásica, con colores vibrantes y secuencias musicales que recuerda la etapa originaria de Disney (la buena). De hecho la concentración en el mundo de las aves, con gorriones, cigüeñas, cotorras, lechuzas y algunos pájaros villanos evoca la lógica del universo animal del Disney clásico, intervenido en este caso, ritmos del hip hop y los valores de amistad, sin perder de vista la idea de encontrar su público más pequeño.
Coproducción entre Alemania, Bélgica y Noruega, cuenta con la dirección del alemán Benjamin Quabeck y la animación de Mette Tange, colaboradora de los equipos de animación de películas como Lluvia de hamburguesas 2 o Los minions, para conciliar la dinámica de la hermandad y el liderazgo en la propia comunidad con la búsqueda de la emancipación fuera de ella.