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Utilizando la razón podremos ser uno mismo: no a la violencia entre la fuerza pública y la ciudadanía

Por: Andres Felipe Hernández

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Salir a marchar y protestar es algo que siempre suelo hacer, pues no puedo quedarme callado con la injusticia que se vive a diario en el país, me gana la ansiedad de saber que otros están muriendo por defender mis derechos, no puedo permitirme quedarme sentado simplemente mirando.

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Claro está que la situación es crítica, pues todos tenemos diferentes opiniones y puntos de vista, unos más críticos que otros, pero detesto y rechazo, en este caso, la nefasta ignorancia con la que vivimos a diario, donde tildan al que sale a marchar de vándalo y el que ejerce su poder y función es un asesino.

A diferencia de muchos, yo si estoy de acuerdo con alzar la voz fuerte porque la libertad no se ganó con abrazos, mi repudio es al no entender que todos somos uno solo, que todos somos colombianos y que, a la hora de pelear por nuestras vidas, por el futuro de nuestros hijos, nietos, sobrinos y familia en general, se cree una división de policías y manifestantes. Considero que ellos también deberían unirse a su pueblo.

Y no me vengan con la excusa de “yo solo estoy trabajando y sigo ordenes”, cuando Dios nos dio uso de razón, porque de ser así ¿qué los diferencia de un sicario? si los dos terminan matando por plata.

No es por defender a los manifestantes, claro está, como en toda guerra no hay un bando bueno, ya que así mismo se presentan situaciones de manifestantes atacando a comercios de barrio y se supone que son a quienes quieren defender, lo que generan es solamente una controversia de ideas donde los viejos por miedo ya no salen, pero no caen en cuenta que a la hora de ejercer su voto lo hacen por el mismo de siempre, por aquel que les inspira así sea un mínimo de seguridad en su zona de confort, pues, el nuevo movimiento o cambio no les brinda confianza y seguridad, ya que son atacados por estos mismos.

Se lleva la violencia del cambio de opiniones a los hogares y lo que genera es tensión y un mayor rechazo a los nuevos cambios, por esta razón nos vamos a terminar matando entre todos, sin darnos cuenta que estamos extinguiendo a nuestro mismo pueblo por la falta de empatía y solidaridad, cuando todos nos deberíamos tomar por nuestras manos y unirnos para ser uno solo: policía y manifestantes conviviendo juntos, ayudándose y marchando por su futuro contra los dictadores y ladrones que solo se sientan a ver cómo nos matamos por vivir en sus reglas y juego estúpido, en el que buscan siempre darnos contentillo con una falsa democracia.

Sueño con un país donde todos, en algún momento, nos podamos entender, llevando la fiesta en paz, con un buen gobierno y una buena vida. Se debe hacer honor de manera certera y real a lo que dicen de nosotros en otros lados “somos el país más feliz del mundo”.

| Nota del editor *

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