Por: Laura Ortega.
Cualquier día de 2022
Querida amiga mía:
Hace unos días recibí tu carta, que sinceramente me llenó de magnificas emociones que inundaron de dicha mi frágil e incomprendido corazón. No puedo estar más que agradecida contigo por contarme con antelación que pronto estaremos juntas y me tenderé en tus fríos y esqueléticos, pero acogedores brazos. Sin embargo, como somos amigas de hace tiempo y compañeras de charlas sobre este momento desde hace muchos años, he decidido entonces, tomarme el atrevimiento de pedirte un favor del tamaño del universo mismo.
Si no es mucha la molestia para ti, deseo ser yo quien elija cómo moriré. En principio dije algo así después de leer tú carta: -No lo puedo creer, ¡Es hoy, es hoy!, por fin parquita se acordó de su amiga de chisme, pero mi muerte debe ser magnífica, inesperada, absurdamente impensable e incomprensible, así como yo. Que el forense diga: – ¡Qué!, ¿Dónde está su corazón? Y tu respondas: -Pues qué te digo, ella era fría y mala, porque cuando fue buena y amorosa, un ser humano de género masculino le rompió el corazón.
En conclusión, te contaré cómo deseo morir. Primero quisiera que fuera en un accidente, que estuviera pasando la calle, y que uno de esos camiones de esos que siempre van cargados de piedra me pase por encima, para quedar más aplastada que la justicia colombiana. ¡No, no, no!, olvídalo, no quiero que el conductor quede como culpable o con algún trauma, mejor cambiamos. Y si mejor tengo un accidente así súper equis, como que una podadora me quita los brazos y por la depresión me suicido y me lanzo de un puente. No, ese está muy feo, me dolería mucho y no me gusta el dolor, porque ajá, como dijo el costeño, eso dolería más que la corrupción en Colombia.
La idea es que sea algo innovador, algo de lo que hasta un psicópata asesino serial quede estupefacto. Podría morir convertida en la cena de una tribu salvaje, o a manos de un exnovio obsesivo que luego de descuartizarme se duerme abrazado a mi cabeza a modo de peluche. Si te soy sincera, nada me convence. Creo que lo mejor es iniciar por la fecha, tiene que ser después de abril, porque mi mejor amiga cumpleaños y ya me gasté lo del regalito; menos puede ser en mayo, porque el 8 es el día de la madre y no quiero ver a la nani triste, además es el mes de cumpleaños de mi papá; tampoco podemos en junio porque mi hermano menor cumple años; en julio es el día de la independencia de Colombia, y la verdad, qué feo mes para morir, y qué antipatriótico, ¿Quién se muere en julio? En agosto no se puede porque cumplo años y es importante hacer fiesta; en septiembre y octubre se empieza a poner bueno el año; y en noviembre cumple la nani, así que no; menos diciembre porque es el mejor mes para comer buñuelos y la natillita que no puede faltar.
La verdad está complicado, es que me avisaste muy encima. ¡ya se! dame tiempo, yo voy organizando con calma y cuando esté lista te aviso. Gracias nuevamente por enviarme la carta y cuídate mucho, que por ahí andan diciendo que disque la reina Isabel te sobornó y que por eso no te la llevas, ya sabes tú cómo son las malas lenguas.
Con cariño y respeto.
Atte. Laura Ortega.