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Yemen: Un conflicto que no ocupa las primeras planas

La república de Yemen es un país situado al suroeste de la península arábiga. En 2011 las revueltas populares en Oriente Medio (conocidas como la Primavera Árabe), provocaron una crisis política lo que obligó al entonces presidente Alí Abdala Salé, quien gobernaba desde hace 30 años, a ceder su cargo para ser sustituido por Abd Rabbu Mansour Hadi, su entonces vicepresidente.

Por: Nini Feged Padilla, Jhon Anderson Mora, Ximena Cristancho 

Con este cambio, se esperaba una mejora significativa en las condiciones de vida de la población yemení, sin embargo, esto no sucedió y como consecuencia provocó un nuevo estallido cuatro años después, el cual sigue vigente.

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Dado el contexto histórico de este conflicto, el motivo final gira en torno a intereses políticos, territoriales y religiosos, principalmente. La seguridad y estabilidad del país se ve amenazada por las diferencias entre Sunitas y Chiítas, quienes no solo luchan por sus ideales religiosos sino también por sus ideales políticos, al no sentirse representados por los líderes del gobierno, lo cual intensificó la disputa interna.

Según el jurista y analista político Pablo Gea Congoso, en la Revista del Instituto Español de Estudios Estratégicos, “Yemen se ha convertido en una guerra olvidada y fuertemente internacionalizada. No se trata en realidad de un conflicto nuevo, sino más bien de una continuación de los conflictos anteriores, a cuyas causas se han añadido otras nuevas que han dado lugar a la ruptura de las hostilidades”.

Aunque hoy en día existan otras guerras con mayor relevancia, esto no quiere decir que lo que sucede en Yemen sea de menos mérito y no tenga un efecto mariposa en el mundo.  Juan Camilo Mutis Manrique, historiador y artista visual de la Pontificia Universidad Javeriana se refirió justamente a esta coyuntura: “La principal razón por la que este sea un conflicto que afectaría, es por la posición geoestratégica que tiene Yemen. Este país queda básicamente en el estrecho entre África y Asia, una zona estable e importante para todo el comercio global. No olvidemos que esta es una ruta comercial significativa, todo lo que pasa por el estrecho hacia el mar rojo, que usualmente atraviesa el canal de Suez, que a su vez va hacia el Mediterráneo, es una puerta de entrada también al mundo euroasiático”.

En cuanto a las consecuencias, esta guerra civil ha desatado lo que en el mundo se ha catalogado como una de las peores crisis humanitarias. Según un informe de la ONU emitido a finales de 2021, más de 377 mil personas han muerto.

Una de las razones indirectas para que existan tantas víctimas mortales es el impacto del conflicto en los precios de los alimentos. En 2022 el Programa Mundial de Alimentos, ligado a la ONU afirmó que alrededor de 20 millones de habitantes sufren de inseguridad alimentaria, 20.7 millones necesitan asistencia humanitaria y 3.5 millones de mujeres embarazadas o lactantes y niños menores de 5 años presentan desnutrición. Estas cifras resultan preocupantes considerando que la población total de ese territorio estima los 30 millones.

En definitiva, la salud se ve altamente afectada. En Yemen los residentes inhalan gases tóxicos o ingieren sustancias químicas dañinas debido al mal tratamiento de los desechos. También psicológicamente sufren repercusiones negativas, ya que pueden desarrollar traumas por el resto de sus vidas.

Otra consecuencia que asume este país son los desplazamientos internos. Más de 4 millones de personas han tenido que abandonar sus hogares porque buscan salvaguardar sus vidas y las de sus familias, pero muchas no lo logran, lo que causa que millones de estas se fracturen.

Por otro lado, hay que considerar los efectos políticos, ya  que el conflicto en Yemen ha causado una inestabilidad geopolítica en la región. Arabia Saudita e Irán son dos de las principales potencias y compiten por una hegemonía política, económica y religiosa en Oriente Medio. Por esta razón, Arabia Saudita interviene al apoyar al gobierno Yemení, mientras que su rival Irán apoya a los rebeldes Hutíes. Sofía Bergareche, relacionista internacional de la Universidad Comillas de Madrid afirma en el capítulo: Intervención Saudí e Iraní en Yemen del libro ‘La geopolítica global y su impacto en la guerra de Yemen’ que “el estado yemení se ha convertido por tanto en lo que llamábamos una guerra por delegación entre Riad y Teherán, que han aprovechado la zona gris del conflicto para apoyar política y militarmente a los actores que más perjudican a su rival” .

A día de hoy, a pesar de los esfuerzos e intervenciones de las diversas entidades, organizaciones o  países aliados, el conflicto sigue prevaleciendo en el territorio. Aunque hay cierto interés por parte de las potencias mundiales, Yemen sigue considerándose como un escenario secundario en comparación con Siria o Irak, lo que hace que no exista una preocupación real por alcanzar la paz y solucionar el conflicto. Lo anterior cuestiona las intervenciones de las potencias extranjeras, en la medida que permite reflexionar sobre el papel que cumplen en estos conflictos, en donde más que la intención para estabilizar estos territorios y reducir las consecuencias negativas, por el contrario  su intervención   resulta perjudicial,  prolongando e intensificando la violencia.

Amnistía Internacional sugiere a todos los Estados a que “garanticen que no se suministrará a ninguna de las partes implicadas en el conflicto directa o indirectamente armas, municiones, equipos militares o tecnología que se puedan utilizar en el conflicto hasta que cesen estas graves violaciones. Esto incluye también el apoyo logístico y económico que den lugar a más actos de violencia e impulsen a perpetuar la guerra”.

Después de 8 años de conflicto, la situación en Yemen sigue siendo muy tensa y compleja,  desembocando una crisis humanitaria sin precedentes, como ya fue mencionado anteriormente. Además de la guerra civil, la profunda pobreza y violencia en el territorio son otros flagelos que atañen al país, donde la más afectada sigue siendo la población civil. Millones de personas, familias, niños y niñas luchan cada día para sobrevivir a esa guerra directa, pero también a los efectos colaterales como la hambruna, por ejemplo.

Aunque los ojos del mundo hoy estén puestos en otros conflictos como el de Ucrania – Rusia, lo que sucede en Yemen también tiene repercusiones en el mundo, pero el hecho de que el conflicto sea tan prolongando hace que pierda reconocimiento y visibilidad, que no ocupe las primeras planas en la agenda actual.

| Nota del editor *

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