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Brillo y Arte: Explorando el Fascinante Mundo de las Drag Queens

En un rincón deslumbrante de la escena cultural, se encuentra un mundo donde la creatividad desborda los límites de lo convencional y la autenticidad brilla en su máxima expresión. Este es el apasionante reino de las Drag Queens, un fenómeno que ha evolucionado a lo largo de décadas, trascendiendo las barreras de género, identidad y orientación sexual.

Por: Mitchell Carolina Alcázar

Las raíces de la cultura Drag Queen se remontan a los teatros de variedades del siglo XIX en Europa y los Estados Unidos. En estos teatros, actores varones se vestían y actuaban como mujeres en escena, a menudo en una parodia exagerada de los roles de género tradicionales. Estos actores, conocidos como “travestis”, establecieron las bases para lo que más tarde se convertiría en la cultura Drag Queen. A medida que avanzaba el siglo XX, la cultura Drag evolucionó y se diversificó. En los Estados Unidos, floreció durante la era de la prohibición en la década de 1920. Durante esta época, los bares clandestinos, conocidos como speakeasies, se convirtieron en lugares donde las Drag Queens podían expresarse libremente y realizar actuaciones extravagantes sin temor a represalias legales. Estos lugares se convirtieron en centros de expresión artística y de la comunidad LGBTQ+.

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La década de 1950 vio un resurgimiento en la cultura Drag, particularmente en Nueva York y San Francisco, donde comenzaron a actuar en clubes nocturnos y bares. En las décadas de 1960 y 1970, la cultura Drag se fusionó con el movimiento de derechos civiles y LGBTQ+, convirtiéndose en una forma de expresión política y un medio para desafiar las normas de género y la discriminación La década de 1980 fue crucial en la evolución de la cultura Drag. Durante la epidemia del VIH/SIDA, muchas Drag Queens desempeñaron un papel importante en la concienciación sobre la enfermedad y en la recaudación de fondos para la investigación y el apoyo a las personas afectadas. Al mismo tiempo, la cultura Drag comenzó a ganar visibilidad en la televisión y el cine, lo que ayudó a difundirla aún más en la cultura popular.

En el mundo del Drag, la transformación es una obra de arte. Comienza con el maquillaje, donde cada trazo es expresión única. El vestuario deslumbrante, diseñado con precisión, complementa la visión del personaje. La peluquería y el estilo, con pelucas y peinados extravagantes, son esenciales. Pero el arte Drag va más allá de la apariencia; es actuación en su máxima expresión. En el escenario, historias se cuentan, normas se desafían y la diversidad se celebra.

Dentro del fascinante mundo de las Drag Queens, la importancia cultural y el sólido sentido de comunidad son elementos que resplandecen con fuerza. Más allá del brillo y la extravagancia de las actuaciones, este universo ha evolucionado para convertirse en un faro de diversidad y empoderamiento, desempeñando un papel fundamental en nuestra sociedad. En el corazón de esta cultura se encuentra una comunidad unida y solidaria. Los lugares donde actúan y los clubes se convierten en refugios acogedores para aquellos que buscan aceptación y seguridad. Además, las Drag Queens utilizan sus plataformas para recaudar fondos y concienciar sobre temas cruciales, como la lucha contra el VIH/SIDA.

El arte Drag ha trascendido las fronteras culturales y geográficas. A través de programas de televisión como RuPaul’s Drag Race y actuaciones en todo el mundo, las Drag Queens han llevado su arte a la cultura popular, derribando prejuicios y promoviendo la aceptación en diversas comunidades.

Foto: Amazon.com

La discriminación y el estigma son sombras persistentes en el mundo Drag. A menudo, la falta de comprensión y los prejuicios llevan a la marginación y el acoso en la vida cotidiana y el ámbito laboral. Las Drag Queens se enfrentan a miradas hostiles y a una sociedad que a veces las ve con recelo.

A pesar de la creciente visibilidad de las Drag Queens en la cultura popular, todavía pueden encontrarse con limitaciones en el acceso a oportunidades profesionales y representación equitativa en los medios de comunicación. Las barreras persisten, y algunos se sienten excluidos o subrepresentados.

La presión social, los prejuicios y la discriminación pueden tener efectos adversos en la salud mental de las Drag Queens. La lucha constante por la aceptación y la autoafirmación puede generar estrés y ansiedad, afectando su bienestar emocional.

Para superar estos desafíos, muchas Drag Queens trabajan incansablemente para educar y concienciar a la sociedad sobre la importancia de la diversidad de género, la aceptación y la igualdad. Participan en iniciativas de activismo y organizan eventos que promueven la comprensión y la tolerancia.

Julián Steven Ramos, de 24 años, nacido en Bogotá en 1996 y criado en un entorno rodeado de mujeres, está desafiando los tabúes que aún persisten en pleno siglo XXI. Con su proyecto, busca mostrar que la homosexualidad y el arte del transformismo van de la mano. Comenzó su viaje en el mundo del transformismo en 2018 cuando una peluquería local le propuso ser la imagen de su negocio. Al principio, la idea de vestirse como mujer le pareció icónica, ya que nunca había considerado esta posibilidad.

Un amigo le alentó a participar en una audición para una serie de Caracol TV, donde finalmente fue seleccionado como protagonista. Sin embargo, la producción fue retirada de YouTube. A partir de ese momento, comenzó su aventura en el mundo del transformismo, participando en un concurso de belleza donde se destacó al quedar como virreina y al ganar las categorías de mejor rostro, mejor cuerpo y mejor pasarela.

Foto:Freepik

Julián confiesa que le llevó dos años revelarle a su familia su identidad como transformista. Finalmente, cuando lo vieron vestido de mujer, se presentó como Andrea, su nombre Drag Queen. Aunque en el mundo del transformismo hay envidias y polémicas, Julián considera que esta experiencia le ha permitido demostrarle a la sociedad que la discriminación no debe seguir marcando a las personas, ya que, como él menciona, “si Dios nos ama tal como somos, ¿quiénes somos nosotros para juzgar a los demás?”.

Lo más gratificante para Julián es la sensación de ser una mujer, una experiencia que ha transformado su perspectiva y conocimiento, permitiéndole abrazar su identidad como una talentosa drag queen.

El mundo de las Drag Queens es un recordatorio de la capacidad humana para desafiar las normas, celebrar la diversidad y abrazar la autenticidad. Su resplandor en la cultura pop y su lucha contra los prejuicios continúan iluminando el camino hacia un mundo más inclusivo, donde cada individuo es libre de expresarse tal como es. En un mundo lleno de colores y creatividad, las Drag Queens nos recuerdan que ser auténtico y valiente es el camino hacia una sociedad más comprensiva y abierta.

| Nota del editor *

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