Por: Lucía Galvis Gómez, Periódico 15
En 2020, con el arraigo de lo digital y la dependencia tecnológica, instituciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Asociación Americana de Pediatría (AAP), la Asociación Japonesa de Pediatría (CPS) y la Asociación Nacional para la Educación de la Niñez temprana de Estados Unidos (Naeyc), han hecho seguimiento de lo que estos factores representan para la sociedad, qué efectos tienen sobre la salud y sobre todo qué representan o qué repercusión tiene esto en la crianza, crecimiento, desarrollo y salud de los niños, especialmente en la primera infancia.
El cuidado apropiado de los niños, especialmente en los primeros años, es fundamental para el buen desarrollo tanto psicológico como físico. Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS se manifestó respecto a este tema afirmando que “la primera infancia es un período de rápido desarrollo y un momento en el que los patrones de estilo de vida familiar se pueden adaptar para aumentar los beneficios para la salud”, y según estudios en neurociencias, plasmados en el libro “Primera infancia: una mirada desde la neuroeducación”, de Anna Lucía Campos, la primera infancia es una etapa vital para el desarrollo del ser humano, ya que las experiencias tempranas perfilan la arquitectura del cerebro y diseñan el futuro comportamiento.
Desarrollo social
Uno de los principales factores en los que se evidencia el uso inapropiado de la tecnología es en el mal desarrollo de vínculos afectivos por parte de los niños hacia sus padres y hacia terceros. Esto se debe a que durante sus primeros años sus padres o tutores crearon un desapego emocional y lo reemplazaron con algún dispositivo electrónico. Zulma Yolima Monsalve Monsalve, fisioterapeuta especialista en neurodesarrollo de la Asociación de Tratamiento del Desarrollo Neurológico (Ndta, por sus sigla en ingés), afirma que durante los primeros meses de vida el tiempo de calidad de los padres, tutores o cuidadores con los niños es fundamental para crear lazos afectivos y dependencias emocionales. “Los niños que son criados con el celular son aquellos que en la adolescencia y adultez no buscan a sus familias, son demasiado independientes o incluso pueden llegar a ser asociales y excesivamente dependientes de lo digital porque en un primer momento se les negó ese tiempo de padre-hijo y cambió por una pantalla”, sostuvo.
Desde un primer momento el padre o tutor debe atender los llamados del menor (con canciones, lectura de un cuento o mediante el juego) en vez de suplir esto alcanzándole dispositivo o sentándolo frente al televisor, además los niños aprenden los patrones de comportamiento que ven en los adultos, aún más sí se trata de la persona que pasa más tiempo con ellos.
Aspectos psicológicos
A nivel de desarrollo cerebral, la exposición durante largos periodos de tiempo puede generar déficit de atención, retrasos cognitivos, problemas de aprendizaje, aumento de la impulsividad, falta de autocontrol (rabietas), problemas de conducta como depresión y ansiedad infantil, trastornos de vinculación, déficit de atención, trastorno bipolar, psicosis, conductas agresivas y adicción.
“Así como funcionan las sustancias psicoactivas, también se puede generar adicción a la tecnología”, afirma Alexander Blanco Palomino médico psiquiatra, especialista en psiquiatría infantil con maestría en drogodependencia, “si para un niño mentalmente sano las tecnologías de información y comunicación representan un gran riesgo en cuanto a salud mental pudiendo generar dependencia, es más probable y más riesgoso el uso de estas en un niño diagnosticado con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad o Tadh”, agrega.
El Tdah es una alteración en la conducta, de origen neurobiológico (sistema nervioso), y el 5% de la población infantil y juvenil, entre los 3 a 16 años, lo sufre. Se produce debido a una irregularidad del sistema nervioso central y en el 75% de los casos se presenta por causas genéticas. Según la experta en neurodesarrollo Zulma Monsalve otro porcentaje podría atribuirse al tiempo excesivo en las pantallas y el uso de multipantallas, ya que un menor depende de estímulos para ir activando y desarrollando las distintas áreas del cerebro, pero los dispositivos electrónicos representan un fuerte estímulo para la plasticidad cerebral durante esa edad, y por esta razón es probable que se confunda, se distraiga y más adelante no pueda mantenerse en un mismo lugar o posición, porque no se acostumbró a lo simple, piensa que todo lo que no tenga una combinación de emociones y sensaciones es aburrido y necesitará siempre de esa cantidad de estímulos para llevar a cabo cualquier actividad, lo cual dificulta el proceso de aprendizaje en una institución educativa.
Desde lo físico
Según reportes de la Clínica Mayo de Estados Unidos, “la obesidad infantil es una enfermedad grave que afecta a niños y adolescentes, y es particularmente problemática debido a que el peso adicional suele provocar que los niños comiencen a tener problemas de salud que antes se consideraban exclusivos de los adultos, como diabetes, presión arterial alta, colesterol alto, baja autoestima y depresión”. Dentro de las causas de esta enfermedad se encuentra una mala alimentación y un estilo de vida poco sano. La tecnología tiene un rol importante en esto último, y es que el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) atribuye actualmente los estilos de vida sedentarios al uso de la tecnología, y a esto se le denomina “tiempo de pantalla” o “tiempo de pantalla sedentario”, ya que al pasar más tiempo en los celulares, tabletas, computadores o televisores no cumplen los tiempos de actividad física establecidos por la OMS, los cuales varían según la edad.
El “Atlas de la Obesidad Infantil”, publicado por la Federación Mundial de la Obesidad en 2019, indica que, de seguir con las causas actuales, para 2030 en Colombia serán aproximadamente 611.713 niños entre los cinco y los nueve años con obesidad, el 2,5 % de los casos a nivel mundial. “Está comprobado que la tecnología no aporta al desarrollo físico del menor, ya que no hay manera en la que un dispositivo electrónico aporte a la motricidad”, aclara Alexander Blanco Palomino, psiquiatra infantil. Para estimular los bebés y los niños es mejor recurrir a los métodos tradicionales y no exponerlos a radiación innecesaria.
Monsalve Monsalve se basa en datos de la OMS y la AAP para decir que “hay múltiples factores que hacen útil a la tecnología y le dan importancia en el aprendizaje de los niños”, lo negativo del uso de todos los dispositivos electrónicos y manejo de lo digital es, como en la mayoría de cosas que afectan la salud, el poco conocimiento, sumado a un mal asesoramiento médico, los excesos y en algunos casos, poco sentido común.
“La tecnología es una herramienta para todas las generaciones. Y en esta era digital no podemos impedir o prohibir su uso, pero sí debemos conocer y dar el uso correcto de todos los dispositivos electrónicos, así como las aplicaciones para que no genere ningún problema para la persona, en este caso los niños”, concluye la fisioterapeuta.