Luego de la reestructuración del universo de DC, ahora en manos de James Gunn (Guardianes de la galaxia Vol. 3). La última película de este Universo extendido de DC (DCEU) dirigido por James Wan (El juego del miedo) (Maligno) parece no despedirse, sino salir en silencio de la “fiesta”.
Luego de que la primera película fuera estrenada en el 2018 recaudando más de 1000 millones de dólares en taquilla, llega esta segunda entrega con una expectativa mucho más moderada gracias al negativo contexto del cine de superhéroes con su audiencia y la sobresaturación de historias repetitivas, lineales y terriblemente simples.
Aquaman y el reino perdido es protagonizada nuevamente por el actor nacido en Hawaí, Jason Momoa, como Aquaman, Patrick Wilson como su hermano condenado (Orm Marius) la polémica Amber Heard (Mera), Nicole Kitman (Atlanna) y el villano Manta Negra (Yahya Abdul-Mateen II) para dar continuidad desde la primera entrega, sumando ahora el conflicto de la historia de intentar salvar a Atlantis de su destrucción.
Desde su inicio, el uso indiscriminado de CGI hace que la película sea una amalgama de colores que llenan la pantalla casi todo el tiempo, ya que la película no brilla por su calidad actoral, pero que es más que adecuada para dos horas de una historia predecible, con escenas de acción como todas las películas de superhéroes, con el mismo ritmo, las mismas dinámicas y los mismos resultados.
Personalmente, en ningún momento sentí que la película hubiera querido ser memorable, como para convertirse en un cierre digno del DCEU, al contrario. La película tarda demasiado tiempo en tomar ritmo y luego cuando arranca, pasan tantas cosas que solo pasan y pasan sin generar ningún cambio dentro de la historia, o hacia los personajes. Construyendo un montaje flojo y que solo deja lo colorido de las imágenes como recurso para producir algún tipo de impulso.
Las actuaciones forzadas y en ocasiones desinteresadas, los chistes sin gracias y solo llenando campos vacíos, hacen de Aquaman y el reino perdido, algo genérico que solo puede tener mérito en los más chicos, ya que sin duda los puede entretener sin escenas de excesiva violencia, mucho atractivo visual y ningún arco dramático que construir fuera de un villano, siendo villano.
Juzguen ustedes.