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[Crítica] Garra de Hierro (The Iron Claw) Un drama donde la lucha es dentro y fuera del ring

Es sabido que las influencias familiares siempre impactan en los propósitos de sus integrantes, como los mensajes de padre a hijo que forman o deforman las metas y los propósitos de esos niños, que ven en su padre el primer ejemplo de lo que se puede ser. Así como se pueden transmitir sueños, también se transmiten frustraciones que conducen por caminos llenos de egoísmo que siembran más frustración.

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Garra de hierro narra una de las historias más increíbles en la historia de la lucha libre en Estados Unidos. Con un amplio reparto liderado por el sorprendente y muy aplomado Zac Efron (Kevin), uno de los hermanos Von Erich; Jeremy Allen White (The Bear) interpretando a Kerry; y Stanley Simons (Mike), en este gran drama lleno de emociones punzantes que cautiva y no decepciona en sus más de dos horas de duración, incluso a quienes no les agrada la lucha libre.

El director canadiense Sean Durkin se embarca en esta historia que al comenzar la película refleja al complejo Fritz Von Erich (Holt Mccallany), clave en el argumento y en las implicaciones que tiene sobre su familia, a la que lleva al límite en todo momento, hasta ser elaboradamente destructivo.

La narrativa va de la mano con imágenes potentes que llevan al espectador a estar dentro y fuera del cuadrilátero en una continua lucha, gracias al trabajo del director de fotografía húngaro Mátyás Erdély que lleva la tensión del drama a los lugares justos para darle un buen ritmo.

Si bien la historia es lineal, sencilla y que cuenta este hecho real de los inseparables hermanos Von Erich, y cómo hicieron historia en el mundo intensamente competitivo de la lucha libre profesional a principios de la década de 1980, la película encuentra un norte catapultado por las escenas de las luchas, como lo hizo Sylvester Stallone en Rocky (1976), que permite que el peso dramático de los personajes y sus desenlaces vayan preparando al espectador a presenciar el final y a formular sus conclusiones.

Durkin, además de darle impulsos emotivos suficientes a la historia sin caer en exageraciones, con Zac Efron que mereció más reconocimientos de los premios en general, hace que se convierta en uno de los ejes de la historia y uno de los personajes con mayor impacto. Más allá de su evidente transformación física, el personaje toma una fuerza en la pantalla, que crece con cada punto de giro, acumulando situaciones que desconciertan bajo la premisa de la supuesta maldición Von Erich.

En la historia son importantes los personajes femeninos, como Doris (Maura Tierney), la madre de los hermanos Von Erich, que con base en la crítica contiene ese peso religioso que su esposo justifica para evadir toda responsabilidad, que suma a la calidad de las actuaciones, donde impresiona la constante calidad de todos.

Personajes como el Pam Adkisson (Lily James) que fue el punto de partida para el cuestionamiento de Kevin, también suma a esta historia donde las frustraciones heredadas y la falta de ponerles límites a ambiciones prestadas, desataron una tragedia que muestra una película equilibrada, bien dirigida y con un director seguro de la calidad que imprimió en pantalla, poniendo a prueba a sus actores con primeros planos constantes que argumentaban la tensión y las emociones de sus personajes, entregando una película que hace mucho más que entretener, que le deja al espectador cuestionamientos profundos respecto de la construcción de la familia y de su educación interna. Juzguen ustedes.

| Nota del editor *

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