Hace más de veinte años el novelista, guionista y productor de cine británico, Alex Garland, escribió el guion de La Playa, película estrenada en 2000, dirigida, nada más y nada menos por Danny Boyle tiene en su carrera cintas icónicas como Trainspotting (1996), 28 Days Later (2002) o la premiada Slumdog Millionaire (2008), entre otras. Luego continuó cultivando éxitos como guionista, hasta que en 2004 dirigió su primer largometraje, la genial Ex Machina, su ópera prima, que se convirtió en un clásico de la ciencia ficción.
Garland continúa explorando en la literatura sin negar su formación de novelista, y en 2018 dirigió la interesante Annihilation para Netflix, que le permitió posicionar su trabajo y lo encaminó a convertirse en un director selectivo con sus proyectos, donde mantiene su postura en el cine no genérico y alejado de las franquicias.
Este director se une ahora a A24, la productora de cine independiente más representativa del mundo en este momento, con la mayor producción en su historia, de la mano de un guion arriesgado, certero y lleno de aciertos de parte de su director.
Guerra Civil habla de lo que parece un futuro donde Estados Unidos está inmerso en una cruenta guerra civil. Un equipo de periodistas y fotógrafos de guerra emprenderá un viaje por carretera en dirección a Washington DC con un objetivo en mente: llegar a la Casa Blanca a entrevistar al presidente (Nick Offerman) antes de que las fuerzas rebeldes la asalten.
Sobre el papel, la cinta no parece proponer mucho, pero lo tiene todo. Garland una vez más muestra su talento para el desarrollo de personajes, y cómo la complejidad que propone se complementa con los demás. Su desarrollo en pantalla apropia al espectador para que sea testigo de sus cambios, sus cuestionamientos y sus desenlaces.
Naturalmente, esta es la intención de todo personaje bien armado en una película, pero lo hace diferente e interesante, es cómo el director británico desarrolla una serie de mensajes que gravitan constantemente con los personajes, incluyendo un peso político y moral importante en los diálogos, y cómo estos o su falta logran una escalofriante y efectiva secuencia, donde un supuesto militar estadounidense (Jesse Plemons) hace de juez y verdugo sin decir mucho, al mejor estilo de Negán, en la serie The Walking Dead.
Guerra Civil está llena de aciertos y de secuencias de sentido, que desarrollan con naturalidad un ritmo lineal, constante y dinámico en su línea narrativa. La capacidad de Garland para activar la búsqueda de la idea que le propone al espectador, impresiona por su versatilidad y contundencia, como con las entradas de cada canción, que funcionan como gatillo en los cambios de personaje, o cómo son afectados por lo que están viviendo.
Guerra Civil también es pletórica de postales, gracias al gran trabajo del director de fotografía, el inglés Rod Hardy, que hace que valga la pena ver con atención cada frame desde que arranca, como el de la bandera que verán al principio, que corre a su visión nacionalista.
La cinta constantemente ofrece desenlaces, que resultan otra cosa, impulsados entre las buenas líneas de tensión que lleva cada personaje, pero el que lleva esa carga de la vida misma y del éxito la mayoría de la cinta, es Lee (Kirsten Dunst) siendo parte de la transformación de Jessie (Cailee Spaeny), impulsada por el frenesí de la violencia que se apodera de Joel (Wagner Moura) por momentos, una crítica mordaz a la porno miseria de los medios de comunicación, y al precio que se paga por ello cuando el único camino pareciera ser, perder su misma humanidad.
La carga política también tiene un peso importante en el mensaje, en paralelo a los personajes con contundentes críticas a la Segunda Enmienda, recreando el espíritu nacionalista del estadounidense que refleja en la piel el mensaje America para los americanos, en demostración de que lo que hoy es uno de los países más poderosos, terminará como todos los imperios de la historia: acabado por sí mismo.
Guerra Civil es una road movie que lo tiene todo, con muchos detalles para degustar, como la bandera con dos estrellas; cómo están vestidas las fuerzas occidentales y quiénes las conforman; momentos de tensión maravillosos y profundas reflexiones a nuestro presente en el norte del continente, que como se sabe, afecta el planeta entero; y las palabras de presidente arrancando la película, son algunos de los muchos factores que Alex Garland y su sobria y destacada dirección y su equipo ofrecen, con atención a la que para mí desde ahora, es una de las mejores películas del año. Le deseo que la disfrute tanto como yo.