Muchas son las películas colombianas que hablan de los espacios y territorios, de los conflictos y situaciones violentas, que parecen salidas de la película más macabra, porque esas realidades existen y están latentes.
El director colombiano Felipe Holguín Caro, con la bella producción de María Teresa Gaviria con Cumbia Films y Diana Pérez Mejía de Ferviente Film, traen una película llena de comunidad, que no deja de lado ninguna realidad, y que pone en evidencia una de las violencias sociales y políticas más fuertes; el olvido.
La suprema está bien protagonizada por los actores cartageneros Elizabeth Martínez (Laureana) y el experimentado Antonio Jiménez (Efraín), acompañados de la cantadora Pabla Flórez, que aporta como cantautora de bullerengue, con un personaje que representa con orgullo a las grandes matronas del caribe colombiano, y le entrega desde la memoria y el folclor de la región, un color adicional a las imágenes.
Esta cinta colombiana cuenta la historia de Laureana, una adolescente afrocolombiana que vive en La Suprema y que sueña con ser boxeadora. Con una equilibrada mezcla entre drama y humor, esta película habla del coraje de una comunidad que lucha por tener mejores condiciones, a través de una crítica política que hace evidente la marcada desigualdad social y el oportunismo político, tan presente por décadas en Colombia.
Holguín recrea una historia llena en matices agradables, con una luminosa dirección de fotografía de Mauricio Vidal, con personajes de buena recordación, ya que cada uno tiene un lugar bien establecido en la historia, con los recursos básicos suficientes que ofrecen un ritmo amable, lineal y sin complicaciones, en una película de una hora y veintitrés minutos de duración, suficientes para desarrollar lo que propone la cinta.
Cabe resaltar los detalles y las pausas que se les entregan a los espectadores, para que puedan disfrutar de imágenes que, entre su belleza, color y tradición, por medio de las historias cantadas, acciones como la de lavar loza en el río, se conviertan en algo bello.
La presencia en cámara de Laureana, se refleja más con la acertada selección de luz y la entretenida continuidad, que lleva de la manera más amable al espectador a disfrutar de esta película con tranquilidad y dejándose sorprender. Fueron 24 días de rodaje, con lluvias intensas que retrasaban los planes de grabación, que nunca se ven reflejados en ninguna secuencia.
La Suprema es una película hecha con mucho cariño, que se ve en el encuentro de sus personajes con la gente en sus espacios, olvidados por un gobierno ausente, que se hace presente con el efímero reconocimiento de muchos deportistas para después de un tiempo, ni recordarlos en un mapa, ni permitirles que existan como ciudadanos. La triste realidad de un país que gasta más en escoltas de exfuncionarios que en darles calidad de vida a muchas personas que lo necesitan, problemática que en esta ocasión se presentó de modo que la gente pudiera recordarlo con cierta alegría y humor.
Una película que sigue presentando un cine colombiano distinto, más cercano al público en general y sin necesidad de caer en excesos caricaturescos.