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[Crítica] Poor things (Pobres criaturas): Una declaración que enfrenta al espectador desde su jaula.

Así como hay sabores amargos, encantadores y aromas que no son percibidos con gusto por todas las personas, el cine del director griego Yorgos Lanthimos está lleno de ingredientes fuertes y algunas veces, de cosas crudas. El ganador del León de Oro a mejor película en el Festival de Cine de Venecia logra mostrar desde obras como Canino (2009) o Langosta (2015) entre otras, que la capacidad humana para percibir el mundo, solo depende de sí mismo y lo que quiera encontrar.

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Poor Things desde el principio le avisa al espectador lo ambicioso del director Lanthimos que desde estéticas tan reconocibles como la del cineasta francés clásico Georges Méliès, sigue transitando en una fábula, en ocasiones tenebrosa, pero profundamente interesante, para encontrarse muy de cerca con la fantasía del británico Terry Gilliam en 12 Monos, el surrealismo de David Lynch en Terciopelo Azul, o la violencia de Stanley Kubrick en Ojos Bien Cerrados.

Willem Dafoe in POOR THINGS. Photo by Yorgos Lanthimos. Courtesy of Searchlight Pictures. © 2023 20th Century Studios All Rights Reserved.

Según el director, le dio al guionista y dramaturgo Tony McNamara tres obras de referencia para componer el guion, basado en la novela de Alasdair Gray Y la Nave Va (1983), Belle de jour (1967) y El Jovencito Frankenstein (1974), del cual toma referencias de lo que significa la vida y cómo resulta impredecible desde las manos de lo no divino.

Desde ese punto de partida, el poco ortodoxo doctor Godwin Baxter (Willem Dafoe) va más allá con sus experimentos y revive a una joven que pronto se muestra ansiosa por aprender sobre la vida, con sus sensaciones y memorias.

Presa en un cuerpo adulto, Bella es una niña insaciable que va aprendiendo a descubrir sus deseos, a construir el mundo, a hacerlo propio y andar en él. En ese camino se cruza con Duncan Wedderburn (Mark Ruffalo), un abogado oportunista que se convierte en su amante, situación que la lleva a ampliar su mundo, en el que comienza a relacionar su experiencia con su presente, entremezclando un humor negro y lleno de carismático sufrimiento, y el común sentimiento humano de poseerlo todo.

Emma Stone in POOR THINGS. Photo by Yorgos Lanthimos. Courtesy of Searchlight Pictures. © 2023 20th Century Studios All Rights Reserved.

Desde una visión no contaminada por los prejuicios y con sed de conocimiento de la época victoriana en la que le ha tocado vivir, Bella, desarrollada por una vibrante y brillante Emma Stone, abraza su lado más salvaje e instintivo para salir adelante en una sociedad oportunista y llena de rencor hacia sí misma, presentando diferencias y parámetros para todo tipo de situaciones, en una cultura tan poco solidaria como ruin.

Cuando decide liberarse de los yugos que la oprimen y asumir su propio destino, es atraída por lo único que le pertenece junto con sus ideas: su cuerpo. El director le propone al espectador un debate continuo dentro de la experiencia del conocimiento, los imaginarios morales y el encuentro con la plenitud del autoconocimiento, cuando según parece, la sociedad solo ha encontrado muros para retenerla, pero ¿Por qué la libertad parece estar en el acto de poder decidir? ¿Un individuo depende de la individualidad del otro para ser?

El director propone mundos llenos de metáforas reales desde Bella y desde su mundo que se transforma a partir de la crueldad y de la desesperación, abrigados por la muerte, en donde terminó y paradójicamente arrancó, al renacer literalmente desde lo empírico y el cariño racional, si tal cosa existe, que tantos elementos conlleva.

Poor Things toma el riesgo de llevar ideas de cuestionamiento atemporales a estadios fantásticos, en donde el universo visual, fruto de la unión de las fuerzas de los diseñadores de producción Shona Heath y James Pricel, inspirados en el pintor y caricaturista francés Albert Guillaume durante la Belle Époque en París, futuristas para la época, logrando ese tono transgresor, tan adecuado como la vieja escuela del director italiano Federico Fellini y su surrealismo lleno de oscura belleza, impulsado por el trabajo de Nadia Stacey y Holly Waddington, que dieron rienda suelta a su imaginación para sumar aún más riqueza creativa a la estética disruptiva de la película desde el maquillaje y el vestuario.

Emma Stone in POOR THINGS. Photo by Yorgos Lanthimos. Courtesy of Searchlight Pictures. © 2023 20th Century Studios All Rights Reserved.

Esta es una de las mejores películas de 2024, y para mí, la mejor de la filmografía del director, ya que desarrolló el cine como arte y, por lo tanto como vehículo transgresor para transmitir pensamientos o ideas llevadas a cabo con su equipo de trabajo para poner en consideración a quien lo esté viendo y pueda por sí mismo tener la experiencia estética de poder ser y estar bajo la visión de Bella o tal vez, inconforme consigo mismo. Juzguen ustedes.

| Nota del editor *

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