Por: Daniel Rojas Chía
Uno de los lanzamientos más esperados del año llega a las salas del mundo con una especial expectativa hacia el futuro del mundo de DC y de cómo la llegada de James Gunn y Peter Safran, de la mano de Warner Bros pueden convertir este universo de superhéroes, impulsada por la sorprendente The Batman (2022) dirigida por Matt Reeves, para crear un diferencial que le quite la “fatiga” a los fans alrededor del mundo sobre el cine de superhéroes.
Luego de numerosos problemas con la producción de esta película, se estrena en cines otra historia alrededor de los multiversos, y una vez más, se comprueba que no hay que interceder en ellos para no generar un caos cósmico sin precedentes. De todas maneras, los mundos chocan en The Flash cuando Barry (Ezra Miller) utiliza sus superpoderes para viajar en el tiempo con su super velocidad y cambiar los acontecimientos del pasado. Barry intenta salvar a su madre Nora (Maribel Verdú), pero sin saberlo altera el futuro y queda atrapado en una realidad en la que el general Zod (Michael Shannon) ha regresado y amenaza con la aniquilación, pero en este multiverso no existe ‘Liga de la justicia’. Es por eso que Barry solo puede persuadir a un Batman muy diferente al que conoce (Michael Keaton), para que salga de su retiro y rescate a un kryptoniano encarcelado.
El director argentino Andy Muschietti se embarca en la tarea de darle forma a esta historia que ha cambiado hasta de líder creativo, que ha afrontado escándalos con sus actores y que ha debido acomodarse a muchos cambios hasta que se dio el resultado definitivo. Personajes conocidos que como es típico en este tipo de narrativas, son sacados de otras películas. La acción inicia desde el comienzo desde que el espectador todavía se acomoda se acomoda y desde ya, se ve un Ezra Miller con sorpresas desde sus personajes de Barry.
Es notable cómo la historia se ajusta al complejo concepto del multiverso, y lo más importante, que funciona. Las secuencias de acción son tan atractivas como emocionantes, solo siendo opacadas por la irónica falta de calidad en ciertos momentos en los efectos especiales, a pesar de tener un presupuesto superior a los 200 millones de dólares.
En cuanto a la historia, la emotividad que se construye alrededor de los personajes encuentra un impulso interesante que se desarrolla hábilmente en la narrativa, tanto que la audiencia fácilmente se puede compenetrar con varios elementos de cada personaje, sin acudir tan abruptamente a la nostalgia, que gracias al libreto de Christina Hodson, y al regreso del inmortal Michael Keaton con el personaje de Batman de 1989, es adecuado y emocionante sin duda, ayudado por el uso de la música de las primeras cintas, sin duda un referente inconfundible de la película dirigida por Tim Burton con la musicalización de Danny Elfman.
La introducción de nuevos personajes como Supergirl (Sasha Calle) le imprime algo especial, que ayuda a completar la actriz con raíces colombianas, convirtiéndose en parte clave de la historia y de las secuencias de acción.
Como era de esperarse, los cameos ya son parte del género, en este caso con la aparición durante un momento del mismo director, entre otros. Definitivamente vale la pena sorprenderse, pues si bien esta película está lejos de ser perfecta, con gruesos errores de CGI e imágenes de poca calidad que dejan mucho que desear, sin duda es entretenida, emotiva y logra ser definitivamente la mejor película de DC hasta la fecha.
James Gunn y Peter Safran lograron burlarse de sí mismos con ese humor por momentos muy Guardianes de la Galaxia, que a mi juicio no desentona ni es exagerado, logrando encontrar cierto equilibrio entre una historia atractiva, buenas secuencias de acción, actuaciones notables y puntos de giro interesantes con una banda sonora bien seleccionada y compuesta por el compositor, director y pianista inglés Benjamin Wallfisch.
Una película imperdible en las salas de cine para que la experiencia no se vea truncada por los errores visuales, que sin duda la historia alcanza a recuperar. Además, no olviden la escena postcreditos que en mi opinión es más que inútil y solo funciona para promocionar otra cinta, y no aporta para nada en la narrativa.
No olvide que el último Batman de la franquicia, Ben Affleck, renunció a ser este superhéroe de ciudad Gótica luego de esta entrega de The Flash, y la historia ofrece un detalle de lo más graciosa que solo quienes hayan visto todas las entregas de Batman en su historia, entenderán. Disfrútela.