Cuando se transita por la vida, el riesgo de existir es inevitable, y esa condición obliga a percibir un mundo que cambia constantemente como cada ser humano. Las condiciones que construyen sentimientos llevan a tener lazos con las personas cercanas, y a forjar lazos que llevan a historias distintas con cada una de ellas, hasta que de repente ya no están, y desde allí se comienza a cambiar por dentro sin darse cuenta de que ya no se existe igual.
El director de cine colombiano Juan Sebastián Quebrada propone una honesta visión de la pérdida, del duelo y de cómo se confronta a sí mismo la asimilación de una pérdida desde la juventud, la introspección y la abrupta condición del cambio desde la muerte.
La película colombiana protagonizada por Miguel González, Ilona Almansa, Jenny Navarrete y Simón Trujillo es más que una buena sorpresa, es una bocanada de aire fresco por muchos aspectos para el cine local. En su debut, el director colombiano demuestra un sensible y admirable manejo hacia la dirección actoral que se refleja en cada plano desarrollado con un propósito bien definido.
Estas nuevas narrativas explotan de la mejor manera actores tan versátiles como Miguel Gonzáles (Federico), un sólido personaje que prácticamente le da el ritmo a la película, que no se queda solo en ese personaje. Las construcciones emocionales también se sostienen con personajes con un buen peso argumentativo como el de Clara (Jenny Nava) que, sin excesos, desarrolla un personaje complejo que fácilmente podría caer en un extremo, pero que, con sensibilidad y coherencia, hace parte de un buen todo.
Sin arriesgar, el director colombiano transita por planos clásicos, evitando excesivos movimientos para permitirle al espectador el mismo ejercicio de contemplación de sus personajes sin dejar de presentar esa estética de cine independiente y, de cierta manera, para estar más cerca del dolor de sus personajes y su proceso.
Esa efectiva simpleza y sus buenas decisiones como director para no saturar el plano de algunos de sus personajes, hacen que la narrativa tenga equilibrio, un ejemplo el personaje interpretado por Simón Trujillo en el papel del hermano de Federico, pues sus apariciones son suficientes para generar la emoción que sirve de activador para todo el resto de la película.
El otro hijo es para mí uno de los mejores estrenos del cine colombiano en 2023, uno de los años más nutridos en estrenos de la historia del cine del país.
La película acaba de recibir el premio a Mejor Película por parte del Jurado y una mención de honor del prestigioso medio especializado The Hollywood Reporter en el Alice nella Città, la sección autónoma de la Fiesta del Cine de Roma dedicada a los jóvenes y a los descubrimientos, además de su presencia positiva en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, y de haber hecho parte de la competencia oficial de los Festivales Internacionales de Cine de Biarritz y de Rio de Janeiro.
Una película sensible, completa y bien elaborada con sus imágenes bien concebidas, técnicamente bien desarrollada y que, en lo personal, me conmovieron profundamente. Una historia franca que busca variadas audiencias y que sale de los temas tradicionales del cine colombiano que no dejan de ser importantes, pero que demuestra que son muchas más las narrativas a desarrollar con esta calidad y buen trabajo.
Sin duda, una pieza que brilla sin esfuerzo y que, desde el dolor y el duelo, muestra el difícil ejercicio de crecer y la vital importancia de la salud mental. Juzguen ustedes.