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[Crónica] Holocausto naturalizado: la explotación de animales en contra de la vida Parte III

"Sufren como nosotros, les duele como a nosotros, es solo ver sus ojos, hay miedo. ¿Por qué lloran? ¿Saben que va camino a su final?"

Por Angie Gamba

Hoy pongo mi voz por los que no la tienen, hoy me uno a su grito de dolor

5 de marzo de 2018, 8:00am Hombre alto, delgado, de tez morena y unos lentes rectangulares, ellos acompañan a Esteban en cada uno de sus días. En este momento se dirige a trabajar, mira para ambos lados es el momento de cruzar la calle y enfrentarse a la multitud de personas que esperan tomar el articulado de Transmilenio.

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Las personas caminan muy lento, hay un trancón de transeúntes en la estación de marly, algunos con una fragancia suave que hacen recordar aquel pastizal lleno de flores de distintos colores, otros tan solo transportan al caño más cercano a la casa. En vista de que no hay mucho movimiento en la estación, se transporta a un recuerdo y hace similitud con lo que vive en ese momento, cierra bien las cremalleras y aprieta muy fuerte su maleta para disponerse a recordar.

Estar ahí le hace pensar en aquellas 8, 9,10 o más reses que ubican en las jaulas de los mataderos, y justo cuando están cerca a su final, las disponen a caminar en fila, golpeadas por palos y cargas eléctricas por si intentan retroceder; aquella frase colombiana “como vacas para el matadero” no es sacada de un cuento de niños, es una historia real que viven miles de animales diariamente.

Según un estudio del DANE, en el año 2015 se sacrificaron 22.527.783 en comparación al año 2018 que se sometieron a 26.367.814 reses, los cuales 17.3 millones son hembras y 9 millones son machos, teniendo en cuenta diferentes canales y las diversas exportaciones tanto de carne bovina como de animales vivos. Departamentos como Córdoba, Santander, Antioquia, Casanare, Meta y Caquetá son los principales productores de carne en Colombia.

Esteban diariamente se dirige hacia su casa, cuando abre la nevera se encuentra con huevos, leche y proteína animal, esto se debe a que su familia no es vegana, y aunque su objetivo cada día es hacerlos comprender el daño que hacen a seres sintientes cuando apoyan la compra de estos productos, busca que algún día se hagan veganos.

Según Milena Molano, nutricionista de Consuvelg, “la transición no es necesaria, una persona puede ser vegana sin necesidad de haber sido vegetariana o haber disminuido el consumo de alimentos hasta dejarlos en su totalidad. Lo importante es una alimentación balanceada, o como muchos le llaman, la dieta vegana”. La nutricionista resalta que el veganismo no se reduce a una dieta, “se debe tener la postura ética en contra de la explotación animal, si se considera una dieta en cualquier momento se puede dejar y en esto no consiste el veganismo”.

Esteban es partícipe de diversos colectivos que buscan abolir la explotación animal, entre estos se encuentra “Acciones x los animales”, colectivo creado en el 2016 por un grupo de veganos que busca llegar a las personas a través de actividades académicas y deportivas como el ciclismo, atletismo y fútbol. Sin embargo, esto no es suficiente, pues él dice “no a todas las personas se les llega igual, hay personas que aman el deporte, hay personas que son más sentimentales, entonces de ahí se desprende el cómo llegarles y generar un impacto en cada uno de ellos”. De esta manera, él decide hacer vigilias en mataderos, esto, para darles un último despido a los animales y quizá el primer cariño en toda su vida.

La vigilia en los mataderos es una acción que lleva realizándose años atrás desde diferentes partes del mundo, esto consiste en la unión de un grupo de activistas que se acercan a un frigorífico desde muy temprano para esperar que lleguen los camiones con los animales (cerdos, vacas y toros), ellos llevan agua y amor para darles en medio de su despida, generalmente este tipo de activismo es llevado a cabo por la organización “The Save Movement” que al igual que otras organizaciones a nivel mundial por los derechos de los animales, ejecuta su respectivo activismo en varias ciudades del mundo y cada vez más aumenta el número de los activistas.

En Bogotá hay varios mataderos: Frigorífico Guadalupe, Frigorífico San Martin, Matadero el Uval, entre otros. No obstante, el Frigorífico Guadalupe es el principal centro de negocios y servicios del sector cárnico y sus derivados en el país, este se funda en el año 1964, pero su inauguración es en el año 1966 con el sacrificio de una primera res.

Esteban resalta que los diferentes movimientos que se han creado van más allá de llamar la atención, se trata de comprender que los animales son seres sintientes y merecen vivir como los seres humanos, “sufren como nosotros, les duele como a nosotros, es solo ver sus ojos, hay miedo”.

Son las 6:00 am, hay 8 activistas con chaquetas gruesas de varios tonos en el lugar, buscan cubrirse del frío, cada uno tiene una maleta y dentro de ellas hay botellas de agua, agua que llevan a seres que aún no conocen pero pronto verán a los ojos, también sostienen dos pequeños carteles que hablan de veganismo, es un lugar aislado tan solo se observa de lejos algunas reses, en su mayoría de color blanco pero no se pueden acercar, los divide unas rejas de color rojo dispuestas por todo el lugar.

Ubican todo su material y se quedan en frente del matadero, no solo buscaban despedirse de los próximos sacrificados, sino realizar una mesa informativa para hablar sobre el término veganismo. Se sientan a mano derecha en el andén esperando que lleguen los camiones.

Después de tanto silencio, se escucha el motor de un carro, Esteban se levanta y alcanza a ver uno de los camiones que se acerca a ellos cada vez más. El conductor se baja y deja el camión estacionado y se marcha, en ello los activistas se acercan, tocan a los cerdos, y les brindan agua, algunos animales aceptan el cariño recibido, otros se echan hacía atrás, hay temor en sus ojos, son humanos, los mismos que tanto daño les han causado durante su corta vida.

Continuación a esto dan paso a la segunda parte, empiezan con la difusión de la temática del veganismo a las personas que van llegando, que se están yendo y transeúntes que quieren saber al respecto o que les llamó la atención los carteles. Cuando ya está pronto a acabar la jornada, ocurre algo que no se esperaban.

Se acerca un grupo de personas vestidas de color blanco, botas amarillas, algunos con cachucha, su rostro no muestra amabilidad y menos cuando manchas de sangre cubren su vestimenta. En cuanto llegan al punto, se genera una discusión porque les exigen a los activistas que deben marcharse, ninguno de los dos lados cede; se acerca otro compañero de la carnicería de en frente y saca de su bolsillo un arma blanca. A pesar de las amenazas, los carniceros son los que se marchan. Mientras que los activistas hacen caso omiso a sus palabras y continúan haciendo su ejercicio de concientización. Hay un silencio y en la lejanía se escucha el lamento de cada uno de los animales que se encuentra dentro del frigorífico.

Formadas, una sigue a la otra, si una camina más lento la otra la golpea, mugidos por parte de todas, llantos sin parar, ¿Por qué lloran? ¿Saben que va camino a su final? ¿Lloran por sus crías? Preguntas que no tienen respuesta, o de hecho sí, su razonamiento no será como el de un humano, pero sienten y perciben que lo que se acerca no es lo mejor, los mugidos de sus compañeras no son alentadores.

Un trabajador espera por ellas a unos cuantos escalones arriba, al verlo retroceden, mientras que otro se encuentra con un palo detrás de ellas para que del golpe continúen su camino. Tuercen sus ojos, piden piedad, pero aun así la fila es larga y no pueden esperar; llega la primera, mueve su cabeza de un lado para otro, mira fijamente a su matarife, cuando su energía no da más pierde la batalla frente a su contrincante, está a punto del fin, una pistola le apunta y aunque sus ojos no se rinden su cuerpo ya no resiste.

El trabajador no puede perder más tiempo, coge fuerte el perno con sus dos manos, la tiene bien ubicada sobre el cráneo de su víctima, aprieta rápidamente con el dedo índice el gatillo, se escucha su fuerte sonido y finalmente se activa el disparo; un asesinato más que quedará impune en la ciudad de Bogotá.

Dicho asesinato es justificado por la economía del país, pues para el año 2018 la comercialización de la carne se hizo en tres lugares diferentes, un 75,8% va a plazas y famas; 22,9% a supermercados y 1,3% va a mercado institucional. Según el Ministerio de Agricultura la industria cárnica genera 926.000 empleos en todo el país.

Al finalizar la actividad, Esteban y cada uno de los activistas se encuentra guardando todo, en esto tres personas que habían venido anteriormente a amenazarles, sacan algo nuevo, todo ocurre como en cámara lenta, tan solo ven una botella que uno de ellos destapa con su mano derecha, no tienen tiempo de reaccionar, el trabajador lanza un líquido y cae encima de ellos, con el olor comprenden de qué se trata, algunos les cae en el rostro, a otros en los labios, pero ninguno se salva, cada uno de ellos en este momento tiene en su cuerpo orina de animal, junto con diferentes intestinos triturados además de sangre revuelta, quizá partes de la misma vaca que hace minutos acababan de asesinar.

Algunos no se contuvieron y vomitaron de inmediato, pero no hubo uno solo que no derramara una lagrima en aquel instante; su lucha estaba siendo frenada por personas inconscientes, lo único que pudieron hacer fue abrazarse entre ellos, pues habían sido bañados por sustancias y partes de diversos animales a los que ellos hubieran dado todo para poderles salvar la vida. Los victimarios en cuanto lanzaron el líquido se retiraron caminando, sin mirar atrás.

Grita, habla, dialoga, busca respuestas, pero no lo consigue. Esteban quiere justicia para sus amigos y quiere libertad. Al igual que Esteban muchos veganos aspiran algún día no encontrar ningún alimento de origen animal al abrir su nevera, buscan llegar a cualquier espacio y no encontrar explotación animal, los veganos dicen no al especismo, sí al respeto animal, cada uno de los colectivos, aunque de diferentes maneras, pero con un mismo objetivo busca acabar con la explotación animal. Algunos de estos tipos de activismo son considerados como extremistas, pero, ¿la explotación animal no lo es?

| Nota del editor *

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