Foto: Brayan Vásquez
Por: Brayan Stiven Vásquez Corredor
El Parque de los Novios se transformó en un jardín encantado cuando Colombia al Parque lo iluminó con su magia. La música, como colibrí que revolotea de flor en flor, polinizó el aire con melodías que acarician el alma. En este edén urbano, la diversidad musical se fundió en una sinfonía que enamora a los sentidos y eleva el espíritu.
Con una programación que incluyó a 237 artistas, 17 agrupaciones musicales, 3 DJ y 15 artistas del espacio público, el festival ofreció un amplio abanico de propuestas musicales para todos los gustos. Desde las sonoridades tradicionales del Pacífico colombiano, hasta las fusiones contemporáneas del jazz afrocubano y el afrobeat, pasando por el folclor llanero y los ritmos urbanos.
Este festival es un referente en la promoción de la música colombiana,como afirma María Claudia Parias, directora del Instituto Distrital de las Artes de Bogotá (IDARTES): “Colombia al Parque se ha consolidado como una fiesta en la que las familias bogotanas celebran y valoran la diversidad cultural del país. Desde su creación se ha enfocado en la programación de las músicas regionales y populares, generando el encuentro de culturas, sonoridades y gentes de distintas procedencias territoriales y estéticas”.
Esta edición del festival se convirtió en una explosión de ritmos y folclor de artistas como Herencia de Timbiquí y La Billo’s Caracas Boys, que llevaron al público a un viaje musical por Colombia y Venezuela. La juventud se contagió con la energía de Zaider, y los más tradicionales disfrutaron de agrupaciones como Absalón y Afropacífico. La jornada culminó con una mezcla perfecta de lo moderno y lo ancestral, gracias a la fusión de sonidos que caracterizan a Herencia de Timbiquí.
Entre sonidos elegantes y Tradiciones Musicales, la Filarmónica de Música Colombiana envolvió el ambiente con piezas clásicas; Pascuala, Ilabaca y Fauna propusieron un viaje por las tradiciones musicales; sumado al hechizo de los Gaiteros de Pueblo Santo y su universo ancestral.
Un canto a la memoria al ritmo de los ancestros
En un audaz intento por celebrar la diversidad rítmica que caracteriza a Colombia, nació en 2002 el primer Festival Colombia al Parque.
La idea de un festival dedicado exclusivamente a la música colombiana había germinado en el corazón de los organizadores, que vislumbraron un espacio donde los diferentes géneros musicales del país convivieran y fueran valorados. La elección de 2002 no fue casualidad: se buscaba un momento de reconciliación y unidad nacional, y la música se convirtió en el vehículo perfecto para unir a los colombianos.
Este escenario se erigió como un punto de encuentro para músicos de las regiones del país. Los sonidos del vallenato, la cumbia, el porro, el bambuco y otros ritmos autóctonos inundaron el aire, transportando al público a un viaje musical por toda Colombia. Desde las primeras notas, el festival se convirtió en una auténtica fiesta de la diversidad cultural.
Colombia al Parque fue una celebración musical, y una vitrina de la riqueza cultural del país. Artesanos expusieron sus creaciones, y grupos de danza mostraron la belleza de las tradiciones colombianas. El festival se convirtió en un espacio de encuentro donde se tejieron lazos de amistad y se fortaleció el sentido de pertenencia nacional.
La primera edición de Colombia al Parque sentó las bases para lo que se convertiría en uno de los eventos culturales más importantes del país. El éxito de este primer encuentro superó todas las expectativas, demostrando la necesidad de un espacio dedicado a la promoción y difusión de la música colombiana. A partir de ese momento, Colombia al Parque se consolidó como una cita anual que reúne a miles de personas en torno a la música, la cultura y la identidad nacionales.
Desde aquel 2002, Colombia al Parque ha evolucionado y crecido manteniendo su esencia original: celebrar la diversidad musical de nuestro país. El festival se ha convertido en una plataforma fundamental para la promoción de nuevos talentos y la preservación de las tradiciones musicales colombianas.
Ritmos ancestrales que iluminan el escenario
“¡Una locura total! Así fue la edición 23 de Colombia al Parque. Más de 36.000 mil personas, según IDARTES, se deleitaron con los ritmos colombianos y latinoamericanos en el Parque de los Novios. Vibró Bogotá al ritmo de la buena música.
Bajo el lema”Cuando el río suena”, el festival les rindió tributo a los ríos colombianos, especialmente al Magdalena, como eje central de la vida y la cultura del país. Los artistas invitados transportaron al público en un viaje musical que recorrió los diferentes paisajes sonoros de Colombia.
De acuerdo con IDARTES, el Festival Colombia al Parque generó un impacto económico considerable. Más allá del aspecto artístico, los 22 emprendimientos que participaron en la Zona de Arte y Emprendimiento obtuvieron ganancias por $47.989.000, dinamizando la economía local y promoviendo el consumo de productos sostenibles y artesanales.
Por su parte, los 15 artistas del espacio público del programa “Arte a la KY” generaron ingresos por $2.700.000, demostrando el potencial económico del arte urbano. Además, el programa Libro al Viento distribuyó 2.000 ejemplares de la colección Bogotá Contada, fomentando la lectura y el acceso a la cultura entre los asistentes.
El impacto económico del festival es innegable. Cada edición genera empleo temporal para miles de personas, desde técnicos de sonido hasta vendedores de comida. Además, atrae a turistas nacionales e internacionales, lo que dinamiza la economía local y posiciona a Bogotá como un destino turístico atractivo.