Por: Yesica Romero.
En el municipio de Hato Corozal en el departamento de Casanare, la emisora comunitaria Capibara Stereo evidenció una de las problemáticas más comunes en los municipios y veredas de Colombia, que, durante esta cuarentena, se hizo más evidente, como es el acceso a la educación. Si se compara con la ciudad, donde en promedio el 89% de los estudiantes tiene acceso a algún tipo de conectividad, en los municipios y zonas rurales estas posibilidades son del 26%, según cifras del DANE, esto sin contar la cantidad de dispositivos electrónicos que puede tener una familia, comparado con la cantidad de personas con la capacidad para utilizarlos con fines educativos.
A raíz de esto, la emisora, junto con la Institución Educativa Luis Hernández Vargas, asumieron la iniciativa de llevar las clases a través de la radio. Deyler Escalante, director de la emisora cuenta que el proceso nació a partir de una reunión con el Rector. Después de declarada la cuarentena, se decidió ampliar el programa que ya venían implementando para llegarles a más personas. Pasaron de tener una hora semanal a emitir diferentes espacios de educación en la emisora durante seis de los siete días de la semana.
Escalante indica que, para muchas personas en el municipio, el aislamiento era algo paradójico, porque solo ocurrió con el contacto físico, pero la virtualidad les permitió estar conectados de otras formas, tanto que les resulta más fácil reunirse con el gobernador, tienen acceso a más información. Menciona que antes la emisora no tenía la posibilidad de participar en las ruedas de prensa de la gobernación, teniendo en cuenta que solo las realizaban en la capital del departamento, pero ahora con todo funcionando de manera virtual, es suficiente acceder al enlace, y todos asisten en igualdad de condiciones.
La institución
Alexander Tovar, Rector de la Institución Educativa Luis Hernández Vargas indica que, de los 887 estudiantes, 297 trabajan de forma presencial porque no tienen la posibilidad de conectarse desde sus casas, ellos recogen y presentan el material de trabajo cada 15 días. Los otros 590 trabajan de forma virtual, con la plataforma de la institución, algunos envían los trabajos a través de los diferentes grupos de WhatsApp, se apoyan de la página web y participan en el programa Colevaristas en Tiempos de Covid de la emisora comunitaria, los docentes hacen asesorías a través de las plataformas de Zoom, Meet y la radio.
Incluso la institución consideró pertinente suspender el sistema de evaluación que se desarrollaba de forma cuantitativa y optó por pasar a una evaluación cualitativa, construyendo criterios de desempeño en cada una de las asignaturas, tomando como referentes los derechos básicos de aprendizaje y dándole mayor relevancia a la evaluación del saber y del ser, con autoevaluaciones y evaluaciones, según indica Diomira Betancourt, Coordinadora del colegio.
El proceso inicia con el diseño de las guías bajo los parámetros del Ministerio de Educación a través del programa Todos a Aprender. Luego las guías son enviadas a la coordinación académica para su revisión. Una vez aprobadas se crean los audios explicando las metodologías. Posteriormente se escribe el guion para radio y se graba. Cada audio tiene un tiempo exacto y son entregados a la persona encargada, que los organiza y envía a la emisora. Durante la emisión al aire hay participación con llamadas en vivo y concursos que premian la sintonía de los oyentes.
Radio Comunitaria
Colombia tiene el privilegio de decir que fue uno de los primeros países en tener una radio que trabaje por la comunidad, gracias a Radio Sutatenza, que, a pesar de ser catalogada como emisora comercial, entre 1968 y 1994 trabajó en pro de su comunidad, en conjunto con el Gobierno Nacional, para ampliar el sistema de educación a distancia y fortalecer los procesos de formación para adultos. A partir de los logros de Radio Sutatenza, la Radio Nacional de Colombia implementó el Bachillerato por Radio, que funcionó desde 1973 hasta 2004, año cuando se liquida el Instituto Nacional de Radio y Televisión. Para 1974 se calculó que por lo menos 17.000 estudiantes se vincularían al programa cada año. Sin embargo, para 1977 el total de personas inscritas desde distintos departamentos del país fue de 92.500. Para 1988 se indicaba que las personas inscritas más jóvenes tenían en promedio 14 años, que el 80 por ciento eran menores de treinta años, en su mayoría mujeres, trabajadoras domésticas y amas de casa.
El origen de las radios comunitarias proviene de la ilegalidad; emisoras como estas existían y hacían uso del espectro, pero no estaban constituidas de forma legal, en primera instancia porque no eran reconocidas. Después de la Constitución de 1991, en particular en el artículo 20 que garantiza la libertad de expresión y la posibilidad de informar y recibir información verás e imparcial, comunicadores de todo el territorio nacional se organizaron y después de varios años de negociaciones se promulga el decreto 1695 de 1994 por el cual se reglamenta el servicio comunitario de radiodifusión sonora; desde entonces el camino para fortalecer la radio comunitaria comenzó y se mantiene vigente.
En palabras de Escalante, la experiencia de la emisora Capibara Stereo es volver a esa época de la Radio Sutatenza, a la radio educativa. Ese proceso ha sido un trabajo en conjunto con las instituciones educativas y es por eso que no se sienten aislados. Antes de la pandemia eso no pasaba, ahora la audiencia está más pendiente de otro tipo de programación, ahora los chicos sintonizan la radio para sus clases. Menciona también que es importante reconocer que la radio comunitaria no es solo del pueblo, está en una evolución constante, es creativa y hay que visibilizar este tipo de procesos, porque ese trabajo se realiza al servicio de la comunidad y con la comunidad.
Los jóvenes
Durante este proceso el papel de los jóvenes ha sido constante, Deyler Escalante menciona que los estudiantes son receptivos, hacen sus trabajos, participan en los concursos que se realizan, a ellos se les facilita acceder a la tecnología, preguntar a través de WhatsApp o de llamadas. Todos pensaban que los jóvenes estarían mucho más pendientes de las redes sociales, pero la radio se convirtió en un instrumento adicional que permitió una distracción constructiva. Indica que incluso espera encontrar un reemplazo pronto, porque los chicos están haciendo radio y así será más fácil encontrar personas que continúen con ese proceso de comunicación comunitaria que lleva más de 10 años activo. Para él, en la radio comunitaria hay espacio para todos, teniendo en cuenta que allí se formaron los grandes periodistas y locutores del país, en ese lugar no se necesita hacer casting, considera que lo ideal sería que los jóvenes llegaran y todos tuvieran la posibilidad de compartir y crear en ese bonito espacio.