Por: Nicolás Niño Maldonado
¿Cuál fue la realidad?
Hasta el día de hoy algunas personas piensan que el Nevado del Ruiz despertó por un pequeño derrumbe de lava procedente por lluvias, pero lastimosamente esto no fue así, la tragedia de Armero fue ocasionada por una mina de oro que se encontraba en la parte externa de dicho nevado, los mineros excavaban incansablemente hasta que el nevado no toleró más y esto produjo un deslizamiento.
También es importante aclarar que en la parte superior del volcán no había precisamente una roca como decía la gente, pensando que el volcán estaba tapado por una piedra, el Nevado del Ruiz podría catalogarse como un cañón, un cañón que acumulaba lava y tierra generando bolas de piedra, sobre todo una en específico que al momento de erupcionar acabó con más de media ciudad.
“La noche de la tragedia afortunadamente no me encontraba en la ciudad”, Jaime Primo se encontraba en Bogotá resolviendo asuntos para su vida universitaria, “si eso hubiera pasado un fin de semana probablemente no estaría contando la historia” ya que ese fin de semana era puente, era casi seguro que se hubiera dirigido a su pueblo natal.
Dicha tragedia afectó principalmente a niños y ancianos. Recuerda con mucho aprecio a Omaira Sánchez, una víctima emblemática de la tragedia, no había para dónde ir” la gente en su desesperación corría por las calles mientras el lodo se esparcía a mas no poder, y para más desgracia dicho evento se activó en altas horas de la noche y la electricidad era nula por no decir escasa o agotada, afectando la visibilidad y el terror de las personas por el olor a azufre penetrante y lodo por doquier.
El volcán erupcionó cerca de las 9:00 pm y los desechos llegaron a Armero cerca de las 11:30, digo estas horas exactas ya que siempre vivirán en la mente, mis papás, que en paz descansen, sobrevivieron y siempre fueron determinantes con esas horas, pero no puedo decir lo mismo de mi hermana mayor, unos tíos y unos sobrinos, “nunca los volví a ver”.
Durante mi estancia en Bogotá jamás supe de lo que ocurría con exactitud, fue hasta el siguiente día a las 6:00 am por una cuñada que me dijo aterrorizada ¡Armero se inundó! Mis oídos y mis pensamientos nunca asimilaron lo que eso podía significar, así que alisté la poca ropa que tenía y me fui para Armero junto con un hermano, mientras más nos acercábamos a la entrada, más el olor a azufre penetraba nuestras narices, cuando llegamos no vimos precisamente un territorio inundado, lo vimos directamente destruido.
“Armero se hubiera podido salvar” si la población no hubiera sido de oídos sordos y hubieran evacuado con 5 meses de anterioridad. El señor Hernán Mariño Gordillo, persona cabeza del tema, aseguró que eso jamás iba a pasar, que eran puros chismes y estrategia del gobierno para evacuar porque sí.
Armero en la actualidad es un cementerio, un territorio destruido y terrorífico considerado como camposanto que en Semana Santa del año 1986 recibió la visita del Santo Papa Juan Pablo II
“Recuerdo con cariño mi amada Armero, pero soy muy consiente que jamás volverá a hacer lo que una vez fue”.