Escrito por Arnold López | Revisado por Paola Beltrán
Si Dios fuera mujer ha pasado por festivales reconocidos en Inglaterra, Bogotá, Medellín y ahora en función en el Festival Internacional de Cine en Cartagena de Indias (FICCI). Narra la historia de Laura, una niña transgénero que vive en España, que está pronta a realizar su primera comunión, y que, ante la preocupación de sus padres por los cambios venideros, ella se mantiene en reconocer su felicidad dentro de un mundo que le parece hostil y donde se le dificulta pertenecer. Angélica Cervera, directora de este documental, nos presenta una historia que aborda lo difícil del cambio y la incertidumbre del futuro, desde un tacto que conserva la inocencia de su protagonista y la madurez de su familia; una película que refresca la mirada sobre temas como de la transición en personas transexuales y la dificultad de estar entrando en la adolescencia sin perder la inocencia de la infancia.
Sincerarse a través de una cámara y ser genuinos en ese proceso de creación audiovisual, es una tarea complicada, pero que permite hacer una relación en conjunto para el espectador con las imágenes y la historia, permitiendo que la catarsis entre autor y espectador se solidifique desde los primeros minutos, como lo explica Angélica: “Creo que las cosas deben existir en su forma justa, y creo que las historias le van dando a uno en ese camino… Siempre había una necesidad de ver el personaje, y creo que eso fue lo que llevó a que se convirtiera en una película y mostrar el potencial de este personaje, sobre todo desde la intención de la imagen”.
El afrontar dinámicas desde una película que trascienden lo clasista y conservador de una sociedad, sobre todo una como lo es la colombiana, presenta conflictos tanto desde la visión de los personajes, como en la misma posición de los espectadores. En una sociedad que consume contenidos enfocados a la ficción, tanto en plataformas online como en las salas de cine, es difícil de atraer a explorar nuevas perspectivas, sobre todo, cuando vienen desde lo personal y lo familiar, pero que no comprometen al autor frente a una audiencia. Así, se da la misma sinceridad que propone Angélica: “Realmente cuando uno está escribiendo o rodando una película uno no está pensando en el aspecto social, uno está pasando por un asunto completamente visceral, sobre todo cuando se busca una cercanía y proximidad… Es un asunto del cine comercial pensar en el público… Nosotros no queríamos mostrar una transición de niño a niña… Queríamos hablar de un mundo muy distinto, y cerrarle al público todas las ventanas hacia el morbo que siempre existe, desde el aspecto físico de la transformación, tuvimos muy claro que partía desde un personaje, que partía de la familia… Lo que nos interesaba mostrar era nuevas formas, desde la cotidianidad, que siempre va teniendo desde los conceptos de reforzar una decisión que se toma”.
La lucha entre subsistir en un entorno que respira desde el consumismo, sobre todo en historias que recaen en lo épico y la espectacularidad del argumento, más no en lo íntimo, lo familiar y lo sincero de un relato pequeño. Somos testigos de eventos que son cruciales para alguien, y aunque una pantalla separe al espectador del personaje y el realizador, se logra ese vínculo, incluso más allá de las fronteras establecidas por la misma nacionalidad de la película como nos relata Angelica: “ Las películas siempre encuentran su público, lo que pasa es que entendemos que no son eventos masivos (refiriéndose al cine documental)… Los festivales son puntos de encuentro alrededor del cine, de un contenido que tiene algo por decir… Es una película que incita mucho a conversar, uno tiende a expresar lo que sintió, lo que vivió”.
Los realizadores nuevos dependen de la fuerza y compañía de los espectadores ansiosos de nuevas miradas, y desde Radiovisuales 4K, invitamos a todas las personas asistir el próximo 7 de Julio a las salas de cine del país a ver, apreciar y comentar: Si dios fuera mujer. Porque aunque la distribución de cine en Colombia es complicada, requiere de paciencia, resistencia y mucho amor por lo que se hace. Así, por medio de estas producciones nos podemos encontrar entre nosotros, permitiéndonos entender otras realidades, y gracias a la magia del cine empatizar con personas que sufren, que ríen y que sienten.
Les invitamos a revivir el programa con Angélica Cervera y su documental Si Dios fuera mujer: