La dejación de armas a la Organización de Naciones Unidas (ONU) por parte de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) no es la paz. Es el fin del conflicto con el grupo comunista que se mantuvo en armas durante más de medio siglo en Colombia: las Farc-EP. Pero, por supuesto, esto implica un paso hacia la paz.
Así lo explicó el analista Víctor de Currea Lugo en el programa Sintonízate con la Paz. Porque, parafraseando a Currea, la paz verdadera significa carreteras, escuelas, centros de salud, créditos, apoyo y atención en la oferta de posibilidades que cualifiquen la vida de los campesinos.
Estas se cumplirán cuando se pongan en vigencia los contenidos de los acuerdos que se lograron en La Habana, y que no beneficiarán sólo al grupo ahora desarmado. No. Se beneficiará al campesinado colombiano con la electrificación, la instalación de acueductos, escuelas, centros de salud, es decir, con la mejora general de condiciones de la gran mayoría de personas que habitan en zonas rurales.
Datos a recordar por cuanto quienes se oponen al proceso de paz, insisten en argumentos que no son. Por supuesto que aún falta lograr los acuerdos con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) que se adelantan en Ecuador, manteniendo la atención sobre el cumplimiento por parte del gobierno, que en realidad ha sido más lento que el correspondiente al grupo guerrillero. También esto lo afirmó Currea Lugo.
Al tiempo que llamó la atención sobre el compromiso que compete al gobierno de salvaguardar la vida de los ahora exguerrilleros, tanto como la de los líderes sociales asesinados. Porque, afirmó el analista, la protección es también un mandato de la Constitución y es tan importante como descubrir a quienes ponen bombas en los centros comerciales.
En Sintonízate con la Paz, el espacio radial cuyo audio compartimos a continuación, inició con otro tema relativo: el cultivo de la hoja de coca y su influencia en el fin del conflicto