Una nueva entrega de la franquicia de 1984 se estrena, luego de una prometedora secuela de 2021 con Ghostbusters After live, dirigida por Jason Reitman, el hijo del director que le dio a Ghostbusters su marca, el canadiense Ivan Reitman. After live daba muchas luces de continuar con la fuerza suficiente, con el factor de la nostalgia, tanto que logró que los fans conectaran con ella, gracias a una aventura convincente para las nuevas audiencias. Durante los últimos años Hollywood ha querido lanzar y relanzar franquicias con la nostalgia como elemento clave, pero ¿Cuándo es suficiente?
En esta ocasión ningún Reitman va a dirigir esta secuela que retoma los personajes de la película anterior, pasándo la batuta al director británico Gil Kenan, que toma un montón de elementos de todas las películas y las imprime en algún momento de la hora y cincuenta y nueve minutos de duración de esta cinta.
Ghostbusters: apocalipsis fantasma, la familia Spengler regresa al lugar donde empezó todo, la icónica estación de bomberos de Nueva York que por décadas ha guardado cientos de fantasmas, y es el bastión de los Cazafantasmas originales. Luego de este tiempo Winston Zeddemore (Ernie Hudson), uno de los antiguos miembros, construyo un laboratorio de investigación ultrasecreto para llevar la caza de fantasmas al siguiente nivel. Pero cuando el descubrimiento de un antiguo artefacto desata una fuerza maligna, los nuevos y los viejos Ghostbusters deben unir sus fuerzas para proteger su hogar y salvar al mundo de una segunda Edad de Hielo.
En principio, la cinta tiene ese tono de sus predecesoras de los años ochenta, mostrando a la gran manzana de la misma manera, con ese plano tan caracteristico con el taxista mirando al cielo de Manhattan, con los edificios que así lo confirman, hasta llegar a la mítica estación de bomberos. Esto por supuesto con sonidos tan representativos de la franquicia como la sirena del clásico automóvil de los Ghostbusters, los rayos de protones, o el accionar de las trampas para encerrar a estos seres fantasmales.
Muchos son los elementos de este mundo, pero en esta ocasión, muchos son los personajes. Era elemental que Phoebe Spengler (Mckenna Grace) fuera el eje narrativo de esta cinta, pero al haber demasiados personajes, no fue posible el desarrollo de ninguno.
Entre tantos personajes hay unos mejores que otros, y afortunadamente para la franquicia se destacan dos de ellos por su carisma como es el caso de Gary Grooberson (Paul Rudd) y Nadeem Razmaadir (Kumail Nanjiani), que ayudan a impulsar un guion torpe que no termina por definir para dónde va, y deja el papel del que parecía un gran villano, alguien que solo estaba de paso.
Aunque el desarrollo de la historia y la trama inician bien y tienen potencial, recae en momentos monótonos que no aportan mucho, apenas impulsados por la nostalgia de ver personajes icónicos como Ray Stantz (Dan Aykroyd) o el desentendido Peter Venkman (Bill Murray), que de nuevo salvan a la ciudad. Personajes repetitivos como el del alcalde Peck (William Atherton) le quitan dinamismo y no encajan en la idea de hacer algo que renueve, porque le apuestan ir a lo seguro, que hace que durante la cinta se sienta lo mismo, pues no se arriesgó nada.
Ghostbusters: apocalipsis fantasma, es el ejemplo del riesgo que se corre por el afán de alcanzar una audiencia familiar con una historia plana, en la que ninguno de los personajes consigue consolidarse como el protagonista, hasta donde el fantasma de la bibliotecaria en la biblioteca de Nueva York, donde tuvo lugar el primer encuentro con un fantasma en la franquicia, fuera poco memorable y solo se convirtio en una referecia más.
Si busca una película familiar que no requiera de mucho contexto y sea una puerta para ve todas las anteriores tres películas, y haga feliz a más de un fan, esta es la suya. Pero, si quería algo de contenido con la magia de los fantasmas que llegaron al cine en los ochenta, esta película queda en deuda por mucho, y ni Pegajoso puede ayudar a impulsarla con su ectoplasma para que todos los vacíos queden rellenos. Juzguen ustedes.