La etapa 20 de este sábado confirmó que la edición 2019 de La Vuelta ibérica no será para un colombiano.
Luego de 190 kilómetros, con varios puertos de montaña y estrategias de distintos equipos, ninguno de los compatriotas estará en las primeras tres posiciones.
El campeón virtual (a falta de la etapa de mañana domingo) será Primož Roglič, un esloveno de 29 años que recibirá el bálsamo de la victoria cuando llegue a Madrid.
Pero más allá del titular triste de que Colombia está por fuera del pódium de la competencia, una manera positiva de hacer el balance de este año en la península, es que tres escarabajos están ahí.
Primero, es toda una proeza terminar La Vuelta entre más de 70 corredores; y segundo, es mucho más meritorio hacerlo con tres cafeteros entre los primeros once lugares, como aparentemente quedará la clasificación.
Atención: ¡Nos quedamos sin pódium! Colombianos quedan por fuera de primeras posiciones en La Vuelta España
Este sábado, pocos en Colombia, tienen autoridad para recriminar el resultado o cuestionar el balance de nuestros ciclistas. Ustedes (ciclistas) nos han dado más alegrías y pretextos para sentirnos colombianos. Todos los deportes lo hacen, incluso el fútbol pese a, que nuestra selección, no ha conseguido una copa en las dos últimas décadas.
A Nairo Quintana, Rigoberto Urán, Miguel Ángel López, Esteban Cháves, Fernándo Gaviria, Sergio Luis Henao, Sergio Higuita, Darwin Atapuma, Daniel Martínez, Juan Sebastián Molano y Sebastián Henao, con admiración y humildad les podemos decir:
“ánimo ESCARABAJOS, será en la próxima y gracias por dar todo en las carreteras. Ustedes nos producen orgullo y preferimos que el mundo hable de los ciclistas embajadores Y sentir sus triunfos como propios, antes que todo ese discurso bélico y truculento con el que nos han asociado y algunos han legitimado en el tiempo”.
Apenas estamos empezando a descubrir elementos identitarios que nos unen positivamente como nación, y el ciclismo de ustedes lo consigue.
Discúlpennos si, como prensa y sociedad, atrevidamente, arremetemos contra su existencia, lo que pasa es que nos acostumbraron a ganar.
Es momento de que comprendamos que, tanto en el triunfo como en la aparente “derrota”, seguimos siendo colombianos. Y es mejor una “derrota” deportiva sentida que nos une, a nada.