En los últimos años en Colombia se ha discutido la permanencia de la tauromaquia como espectáculo cultural. El debate ha girado en torno a la regulación por parte del sector ganadero que se lucra de la “fiesta brava” y los seguidores de la misma. Por otro lado, se encuentran los sectores animalistas y detractores de esta actividad.
Los argumentos de quienes defienden la tauromaquia aseguran que es una tradición cultural cargada de elementos simbólicos, por un lado, por otro se encuentra el negocio de la tauromaquia que deja ganancias al sector público, pues a Bogotá le aporta 811 millones por concepto de arrendamiento. En contraparte, los defensores de los animales, consideran que esta práctica es una tortura, en consecuencia, la tauromaquia sería un delito. Por tanto, es una práctica brutal, que solo demuestra la capacidad que tiene el hombre para hacer sufrir a las demás especies.
Para hablar de este tema nos acompañó Carlos Crespo, líder de la coalición Colombia Sin Toreo, quien nos abrió la reflexión sobre las víctimas de la tauromaquia, si realmente puede llegar a ser una manifestación del arte, si la abolición desconoce derechos de una minoría vulnerada, si se consideran a los animales seres sintientes.
Su perspectiva está asociada a entender la tauromaquia como una aberración, tal como lo afirmó “la verdadera cultura y arte es la que no tortura, que no hace daño a los demás”. De otro lado nos contó la gestión legislativa que los sectores animalistas han promovido en torno a la abolición de las corridas de toros.
Pese a que en Bogotá finalmente se impusieron los intereses taurinos, por lo menos en esta administración, sin lugar a dudas es un debate abierto al que hay que prestarle atención.
“no podemos exigir un mundo en paz y en libertad si hay un otro explotado, y esos otros son también los animales”
La producción de este capítulo estuvo a cargo de Bryan Torres, Tatiana Matamoros y Andrés Camacho.