Sobre la cátedra que se dicta en forma tradicional y la crisis actual, escribió en El Espectador, el columnista Rafael Orduz.
Y, en el espacio de comentarios editoriales de En medio del trancón, expresamos opiniones con participación de dos estudiantes que sumaron sus voces a la del director del programa y docente, Jorge Mario Pérez.
Distintas miradas que se relacionan sí, sin duda, con la tecnología que invade a las generaciones más jóvenes a tiempo que los saca de la atención al profesor, y por ende, los ubica en otros espacios que afectan el desarrollo de un proceso que debe de ser compartido para lograr un resultado.
Pasa además, que la dedicación a los aparatos tecnológicos distrae la atención a cualquier distinto del portador, y así lo afirma Orduz.
“Sobra decirlo: gracias a la revolución digital estamos más comunicados. Sin embargo, internet, los móviles inteligentes, twiter y las demás redes sociales, al fin y al cabo herramientas, se pueden usar también para que no le paremos bolas al interlocutor enfrente nuestro (…)”
Un interesante diálogo y la reflexión que conlleva el estado actual de la educación que sin duda, está en un proceso de cambio. Que recuerda recientes comunicaciones de profesores en Bogotá, como la más reciente, la de Leonard Haberkorn, renunciando a su cátedra en la Universidad ORT, de Uruguay. E incluso, se incluye en la conversación de hoy, la respuesta de una chica estudiante del profesor Haberkorn.
Pero, según Orduz, “lo que está en crisis es el rol del maestro que, supuestamente, sabe la verdad, dando cátedra a sus alumnos, que no saben. Las formas tradicionales de validación del conocimiento, aún vigente, son proporcionales a la línea de autoridad en la estructura de mando académico”.
Miradas, opiniones, argumentos que no terminan, y que nos han de invitar a la reflexión permanente, si la idea sigue siendo mejorar la cultura social que nos cobija.