Por: Lorena López Bustos.
La inteligencia Artificial se convierte en una aliada del docente que permite personalizar el aprendizaje, agilizar tareas y convertirse en un recurso que complemente la enseñanza y el acompañamiento.
Una investigación reciente en Colombia, desarrollada por Matilde Bolaño García, investigadora de la Universidad del Magdalena, y Nixon Duarte Acosta, investigador de la Corporación Universitaria Remington, analiza de qué manera la IA transforma la educación en el país y cuáles podrían ser sus implicaciones a largo plazo.
La inteligencia artificial puede favorecer la inclusión educativa, facilitando el aprendizaje a estudiantes con discapacidades o en contextos con pocos recursos. Según el estudio, su uso debe ser ético, responsable y parte de una estrategia integral basada en la colaboración entre docentes y desarrolladores.
Desde el año 2021, las investigaciones científicas relacionadas con inteligencia artificial y educación han incrementado notablemente. Países como Estados Unidos, China y Reino Unido lideran esta tendencia, lo que evidencia un interés creciente a nivel global por integrar estas tecnologías en los sistemas educativos.
Un nuevo modelo de aprendizaje personalizado
Actualmente, existen plataformas digitales como Scribesense, Quillionz y Pear Deck que ya se utilizan en diversos entornos educativos. Estas herramientas generan evaluaciones automáticas, adaptan contenidos de manera específica para cada alumno y ayudan a crear clases más dinámicas e interactivas en tiempo real.
Entre los hallazgos más relevantes del estudio colombiano se destaca la capacidad de la inteligencia artificial para personalizar el aprendizaje según las necesidades, intereses y habilidades de cada estudiante. “La personalización del aprendizaje no solo mejora el rendimiento académico, sino también la motivación del alumno”, concluyen los investigadores.
No obstante, el uso de la inteligencia artificial en el aula no está exento de riesgos. El estudio advierte sobre varios desafíos, como la calidad de los datos utilizados, la resistencia de algunos docentes para abandonar métodos tradicionales y la preocupación por la privacidad de los estudiantes.
Bolaño y Duarte, en medio del artículo, insisten en que “la IA no debe reemplazar al educador, sino potenciar su labor”. Las herramientas automatizadas deberían servir para liberar tiempo a los docentes. La inteligencia artificial se perfila como una herramienta con gran capacidad para transformar el ámbito educativo. Su implementación plantea desafíos importantes, como la formación docente, la protección de datos y la preservación de la dimensión humana en el proceso de aprendizaje. Una adopción efectiva y sostenible de esta tecnología en las aulas.
