Dentro de los principios de ONU Mujeres hay lineamientos dirigidos a las empresas para que se protejan los derechos de todas las trabajadoras, se vele por su salud y bienestar. Desde la organización se crearon programas y convenios para atender una de las problemáticas que más afecta a las mujeres en la actualidad: el acoso sexual laboral.
El programa “Ganar Ganar, la igualdad de género es un buen negocio“, fue creado en alianza con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), ONU Mujeres y la Unión Europea (UE), para promover la igualdad de género en el sector público y privado, ya que erradicar el acoso sexual laboral no es solo una responsabilidad del gobierno, sino de la sociedad civil.
“No es cuestión de tener políticas de género sino de integrarlas. La mujer sufre violencia desde que sale de casa hasta que regresa a ella”, afirma María Vaneza, directora regional de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe.
Vaneza asegura que la cultura sexista lleva a perdidas multimillonarias para las empresas de alrededor 1.5 trillones y el 1.6 del PIB, porque si las mujeres sufren de acoso sexual laboral no se desempeñan bien en el cargo, se reduce su asistencia y no desarrollan todo su talento.
¿Qué pueden hacer las empresas?
Según Silvina Scarimbolo, delegada del sector empresario argentino ante la OIT, todos los sectores deben unificarse por la misma causa: erradicar el acoso sexual laboral, por eso sugiere a las empresas a comprometerse con la causa teniendo en cuenta las siguientes recomendaciones:
- Velar por el cuidado del medioambiente laboral y el bienestar de sus trabajadores.
- Adquirir responsabilidad legal frente al tema.
- Implementar espacios de escucha activa y sensibilización para atender a las víctimas.
- Capacitar al personal en la recepción, atención y orientación de las víctimas.
Pero la responsabilidad también es compartida con los gobiernos, quienes deben otorgar incentivos, préstamos y financiación para aquellas PYMES que no tienen la capacidad de gestionar con sus propios recursos auellos planes para combatir la problemática.
“Todas las empresas van a tener que capacitarse en programas de acoso y violencia, pero también es importante ver cómo los gobiernos van a ayudar a las pymes para que puedan financiar y apoyar estos proyectos”, opina Scarimbolo.
El rol de los empleadores
En tanto las directivas y jefes a cargo reconozcan que la violencia y el acoso son una amenaza para la igualdad de oportunidades, son inaceptables e incompatibles con el trabajo decente y constituyen a la violación de los Derechos Humanos será posible crear entornos laborales más seguros para todos, especialmente para las mujeres.
“En los países con protección legal, la aplicación sigue siendo un desafío, no hay justicia laboral cuando es el dueño de la empresa quien realiza el acoso por ejemplo y hay reglas y prejuicios que hacen que las mujeres no puedan renunciar”, expresó Vaneza.
Por lo cual es importante que los empleadores identifiquen los peligros, evalúen los riesgos, adopten medidas para prevenirlos y controlarlos, proporcionen a los trabajadores información sobre el tema, capaciten al personal acerca de los peligros y riesgos del acoso sexual y aclaren las responsabilidades de todos ante estos casos.
“La quinta parte de los países del mundo no cuenta con políticas adecuadas que aborden el acoso sexual laboral”, añadió la directora.
El Convenio 190 sobre la violencia y el acoso
Humberto Villasmil, especialista en Normas Internacionales del Trabajo y Relaciones Laborales de la OIT Cono Sur, explica que el Convenio 190 contiene 12 artículos en los que se aclara quién puede ser víctima de acoso, dónde ocurre, cuándo se produce, con qué conductas y por qué los Estados miembros tienen la obligación de respetar promover y asegurar el disfrute del derecho de toda persona a un mundo del trabajo libre de violencia y acoso.
“Hasta la fecha el Convenio 190 de la OIT sobre la violencia y el acoso ha sido ratificado por 4 países: Uruguay, Argentina, Fiji y Namibia”, aseguró el especialista.
En el documento se define el acoso en el mundo del trabajo como el “conjunto de comportamientos y prácticas inaceptables o de amenazas de tales comportamientos y prácticas que se manifiesten una o varias veces y que causen daños físicos, psicológicos, sexuales o económicos“.
Así mismo, el convenio aplica a todos los trabajadores asalariados o cualquiera sea su situación contractual, personas en formación como pasantes o aprendices, despedidos, voluntarios y postulantes, también quienes ejercen autoridad o responsabilidades de un empleador en todos los sectores públicos y privados formales e informales.