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La Tierra se seca rápidamente y es un tema planetario

Los británicos se preguntan dónde está el río Támesis; Países Bajos declaró la “escasez nacional de agua”; el lago Mead de Las Vegas devuelve a sus cadáveres; la sequía del río Rin, que develó restos de construcciones romanas, está a punto de paralizar su navegación y grandes ríos como El Paraná se secan afectando la vida de los paises que lo comparten en Suramérica…

El calor persistente y la falta de lluvias en Europa y América están dibujando escenarios casi apocalípticos y despiertan los temores de graves consecuencias para la fauna, la economía y los habitantes.

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El Támesis forma parte de Londres tanto como el Palacio de Buckingham, el Parlamento o la Torre, pero nace cerca del pueblo de Kemble, en el suroeste de Inglaterra. O al menos así era hasta hace poco.

“Aún no encontramos el Támesis”, dijo Michael Sanders, un informático de 62 años que en días recientes llegó para explorar el “Thames Path”, un sendero señalizado que sigue el sinuoso curso del río desde su fuente hasta su estuario.

Pero se encontró con una sorpresa: “Está completamente seco. Hay charcos, barro, pero para nada agua que corra hasta aquí. Esperamos encontrar el Támesis aguas abajo, pero hasta ahora desapareció”.

No se espera ningún respiro en lo inmediato: la agencia meteorológica británica emitió recientemente una alerta naranja por el calor para el sur de Inglaterra y el este del país de Gales entre jueves 10 y domingo 13, con temperaturas que llegarán hasta los 35 y 36 ºC.

Ante esto, las autoridades locales multiplican los pedidos a los residentes para ahorrar agua, y la compañía que alimenta a Londres anunció futuras restricciones al consumo, que se sumarán a las ya en vigor en una parte del sur del país.

Este verano, las condiciones son tan devastadoras, que el Támesis solo comienza más de 8 kilómetros aguas abajo de su punto de partida oficial.

La Francia metropolitana atraviesa una sequía histórica, signo del cambio climático. En julio solo cayeron 9,7 milímetros de lluvia, un déficit de precipitaciones de en torno el 84% respecto a lo normal del periodo 1991-2020, según la previsión de Météo-France.

“Descubrimos que este agua, que creíamos inagotable, es escasa. Se va a hacer más y más escasa en ciertos periodos del año y va a haber que compartirla, dijo Thierry Burlot, presidente del Comité de la cuenca del Loira-Bretaña, entrevistado en la radio France Culture.

Actualmente, todos los departamentos metropolitanos de Francia se encuentran en vigilancia por sequía, con 22 departamentos en alerta reforzada y 68 en crisis. En este nivel de alerta más elevado, está prohibida el riego de césped, los vehículos o incluso los cultivos, así como el llenado de piscinas. Estas restricciones son válidas para todos- particulares, agricultores e industriales.

Hay que “mantener suficiente agua para los usos más importantes” (agua potable, salubridad, sanidad, seguridad), explicó Agnès Ducharne, investigadora del Centro Nacional de la Investigación Científica (CNRS).

Pero “estamos en los huesos en términos de recursos de agua: el pastel se reduce, los conflictos se agudizan y esto plantea la cuestión de la legitimidad de usos (…) de la igualdad de tratamiento entre grupos sociales””, analiza Sylvain Barone, encargado de investigaciones y especialista del sector del agua en France Culture.

A principios de agosto, Países Bajos declaró “escasez nacional de agua” causada por el cálido y seco verano que está arrasando gran parte de Europa, y formó un equipo nacional para elaborar medidas para administrar los suministros, al tiempo que pidió al público que también contribuyera para ahorrar agua.

“La escasez de agua ya está teniendo un efecto negativo en el transporte marítimo y la agricultura en particular”, dijo el ministro de Infraestructura y Gestión del Agua, Mark Harbers, quien instó a la gente a “pensar detenidamente si deben lavar su auto o llenar completamente su piscina inflable’. Los Países Bajos son un país acuático, pero aquí nuestra agua también es preciosa”.

En los meses de verano la lluvia fue casi inexistente en los Países Bajos, y las condiciones secas más al norte y al este de Europa significan que menos agua llega al país a través de los ríos.

El gobierno dijo que los suministros de agua potable no están amenazados y que aún no son necesarias nuevas medidas, pero que podrían serlo “en las próximas semanas”.

La sequía está provocando agujeros y grietas en la superficie de los famosos diques holandeses. “Esto puede amenazar su estabilidad”, afirma Arjan Goossen, de la junta de aguas de Zelanda, una provincia del sur. “La prioridad ahora es mantener los diques a salvo. Después viene el agua potable y el suministro de energía”, dijo Harbers.

Dos tercios de la población viven en regiones que están por debajo del nivel del mar. Rotterdam y Ámsterdam se inundarían sin diques ni sistemas de bombeo intactos. En Ámsterdam, los empleados municipales están utilizando mangueras de bomberos para mantener los diques de la ciudad húmedos.

En Zelanda, justo al lado del mar, la subida del nivel del mar es el mayor problema. Debido al calentamiento global y al deshielo de los polos, la presión sobre los diques de bloques de piedra y tierra aumenta cada año.

El caudal del río Rin está muy bajo. Normalmente, la profundidad media del río es de unos dos metros en esta época del año, pero en varios lugares ha descendido por debajo de un metro. En un tramo estrecho cerca de la ciudad alemana de Coblenza, el nivel del agua era de solo 56 centímetros a principios de agosto.

El Rin es una de las vías navegables más transitadas del mundo; para los buques de carga, el estiaje conlleva graves restricciones. Por ejemplo, para cruzar el cuello de botella cerca de Coblenza completamente cargados, los barcos necesitarían una profundidad de agua de 1,50 metros.

Por lo tanto, los barcos solo pueden cargarse parcialmente, lo que aumenta los precios de las mercancías que transportan. Y si el agua no sube pronto, algunos barcos no podrán siquiera navegar.

La sequía causó que el nivel del agua en en Rin baje a niveles insospechados y dejó al descubierto, en toda su extensión, las ruinas de lo que se supone fueron aquellos muelles del Imperio Romano. Las líneas rocosas se extienden entre la sedimentación, y conviven estos días con algunos ojos de agua que quedaron ante la baja del nivel del Rin.

También en Alemania, la temperatura del agua ya es peligrosamente alta este verano, y los niveles de agua del río Danubio son extremadamente bajos.

A principios de agosto, la temperatura del río en su paso por el Alto Palatinado, en Baviera, superó los 25 grados durante siete días seguidos. Se espera un aumento de más de 26,5 grados centígrados, dijo el gobierno del distrito del Alto Palatinado, citado por DW.

Esto afecta al contenido de oxígeno del agua, que podría descender por debajo de los seis miligramos por litro. Tan poco oxígeno significaría la muerte para algunos peces del Danubio, como la trucha.

El gobierno del distrito emitió un nivel de alerta que le permite prohibir el dragado en el Danubio y otras medidas que empeoren la situación ecológica, con la esperanza de salvar a las truchas.

A finales de julio, el Servicio Nacional de Parques de EEUU informó del hallazgo de restos humanos en la playa Swim del Lago Mead, en Nevada. Se trata del tercer cadáver que aparece en el embalse, cercano a Las Vegas, que se está reduciendo con el avance de una fuerte sequía que deshidrata el oeste del país.

El embalse, el mayor de Estados Unidos, se creó en la década de 1930 con la construcción de la represa Hoover que desvió el curso del río Colorado. Sin embargo, perdió más de la mitad de su volumen y no muestra señales de recuperación, como consecuencia del cambio climático.

Con la disminución de unos 30 centímetros de volumen por semana, el Lago Mead dejó al descubierto en mayo rastros de un pasado marcado por la presencia de la mafia, con el hallazgo de restos de dos personas.

El nivel de agua en el Mead llegó a alzarse a unos 365 metros sobre el del mar. Pero después de más de dos décadas de sequía, bajó hasta los 320 metros, su punto más bajo desde que fue creado. Si el volumen de líquido cae a 289 metros, las bocas de la represa quedarán expuestas y las turbinas pararán.

El lago que sacia la sed de 40 millones de personas en ciudades, granjas y tribus de siete estados del suroeste descendió hasta un 30% de su capacidad.

Y en Suramérica la situación no es mejor. La sequía en la región está ayudando a elevar los precios del maíz y la soja y la capacidad de transportarlos por las vías fluviales que se están secando y atraviesan a Brasil, Argentina y Paraguay.

La situación es tan desesperada en Paraguay que el país está pidiendo a Brasil que libere agua de la enorme represa hidroeléctrica de Itaipú, después de que encallaran embarcaciones y se formaran atascos en puertos fluviales debido a que las barcazas no pueden moverse. En un tramo argentino clave del río Paraná, de 4.900 kilómetros, la incertidumbre en torno a los trabajos de dragado podría hacer aún más difícil para los agricultores enviar sus cosechas.

La crisis de las vías fluviales de la región pone de relieve el creciente impacto de un clima más cálido en los suministros agrícolas mundiales que está avivando el fantasma de la inflación alimentaria en un momento de vertiginosa demanda liderada por China; y la situación empeorará dado que la estación seca acaba de comenzar.

Argentina, el principal exportador mundial de harina de soja para pienso y aceite de soja para cocinar, envía alrededor de 80% de sus cultivos a través de los ríos. En Paraguay, que es el tercer mayor productor de soja de la región y no tiene salida al mar, cerca de 80% del comercio del país se transporta a través de vías fluviales en el interior.

Cerca de la represa hidroeléctrica Yacyretá en Paraguay, hay barcazas cargadas con soja para exportación que están varadas. La profundidad del agua del río Paraná allí debe alcanzar al menos 95 centímetros para que puedan avanzar, pero actualmente alcanza solo un tercio de eso, dijo Dos Santos. La sequedad ha detenido la navegación desde principios de abril. En otras partes del país se están formando atascamientos similares.

La cuenca que comprende los ríos Paraná y Paraguay y sus afluentes obtiene su agua principalmente de fuentes en la región centro-sur de Brasil, donde la sequía está elevando los precios de productos desde el maíz hasta el café y el azúcar. Incluso en tramos en que las embarcaciones sí pueden movilizarse, llevan menos carga para reducir su calado.

En Rosario, un centro clave de envíos de Argentina en el Paraná, donde grandes barcos cargan las exportaciones de cultivos antes de dirigirse al océano Atlántico, se espera que los niveles de agua caigan a aproximadamente 1,17 metros esta semana, mientras que el promedio histórico para esta época del año es de 3,58 metros.

La situación empeora cada año debido a consecutivas sequías en Brasil, ya que, durante la temporada de lluvias, no cae agua suficiente para reponer los niveles de los ríos. Una disminución de 30 centímetros en el calado máximo del barco –que es la longitud vertical que se hunde bajo el agua– representa una pérdida de 1.800 a 2.200 toneladas métricas de capacidad de carga.

En Argentina, el dragado en el río Paraná está al borde de una crisis. Un contrato del Gobierno con una empresa conjunta liderada por Jan De Nul NV, la compañía belga que realiza la excavación en el lecho del río y ha estado trabajando horas extras durante la sequía, expira este mes y no hay un plan claro para extenderlo o reemplazarlo. Los trabajadores del dragado están evaluando una huelga para protestar por la incertidumbre.

Las aguas que alimentan los ríos Paraguay y Paraná fluyen hacia el sur desde los estados brasileños de Mato Grosso, Mato Grosso do Sul, Minas Gerais y São Paulo. En São Paulo, ha habido escasez de precipitaciones en todas las estaciones húmedas de los últimos 13 años, y las lluvias en el primer trimestre de este año alcanzaron solo la mitad de los volúmenes esperados, según datos del Centro de Previsión del Tiempo y Estudios Climáticos (CPTEC) de Brasil. En Mato Grosso, áreas clave que alimentan la cuenca han tenido precipitaciones por debajo del promedio durante una década. En Mato Grosso do Sul y Minas Gerais ha ocurrido algo similar.

El año pasado, Argentina tuvo que pedirle a Brasil que liberara agua de la represa de Itaipú al río Paraná para aumentar los volúmenes de agua, que alcanzaron el nivel más bajo desde 1989.El problema no será fácil de superar y los mercados de cultivos probablemente tendrán que prepararse para dificultades logísticas más allá de la cosecha de esta temporada.

Fuente: prensa internacional

| Nota del editor *

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