Desde las 10 de la mañana miembros del equipo de la Comisión de la Verdad, ex líderes estudiantiles, docentes e investigadores, se reunieron en la Plaza de la Memoria para exponer la violencia sociopolítica que históricamente han sufrido los movimientos estudiantiles en el marco del conflicto armado.
Procesos de deslegitimación, amenazas, persecuciones, torturas, atentados y asesinatos fueron las acciones que los grupos armados legales e ilegales han utilizado desde finales de la década del setenta para combatir la resistencia política y social con la cual los estudiantes buscaban consolidar pluralidad y participación democrática en el país.
Ataques al movimiento estudiantil en el pasado
Las universidades (especialmente las públicas) han sido históricamente espacios donde confluyen jóvenes de todas las regiones de Colombia pese a que la educación es diferencial, pero para Luis Higuera, lider estudiantil entre 1970 y 1980 el esquema académico hacía que las posibilidades de los estudiantes de provincia fuera más difícil que para los de la ciudad.
“Siempre bebimos los pensamientos de otras sociedades, pero nuestra construcción propia fue uno de los problemas en ese entonces”, afirmó Higuera.
Ante la situación, el ex líder afirma que surgieron movimientos estudiantiles que se convirtieron en una amenaza para el ‘Estatuto de Seguridad’, el cual limitaba las libertades ciudadanas y civiles, así como a las movilizaciones sociales. Por lo cual, el gobierno legitimaba la pena de muerte para los jóvenes “revolucionarios”, desaparecía a los líderes de los movimientos y posteriormente los difamaban.
“No es descabellado afirmar que más del 60% de las víctimas del conflicto armado son jóvenes. Aunque tenemos la democracia más estable de Latinoamérica, esta ha tenido más víctimas que las otras dictaduras”, opinó el ex líder.
Persecución y conflicto de intereses
En ese entonces el país estaba pasando por el Proceso 8000 y según el ex líder estudiantil de 1990 al 2000, Omar Vera, los estudiantes entraron en disputa con el gobierno porque no querían intervención militar extranjera, persecución a los sindicatos, asesinatos de jóvenes en los barrios y condiciones dignas para estudiar.
“La gente no comía para estudiar, no había para el transporte o las fotocopias, entonces eso nos generaba una confrontación con las directivas de la universidad y el gobierno”, aseguró Vera.
El resurgimiento del movimiento estudiantil se ve afectado por la presencia paramilitar vinculada con el tráfico de drogas y la infiltración de la guerrilla que amenazaba a los líderes estudiantiles, lo que para Vera trajo desde el 99 matazones estudiantiles con impunidad.
Además, afirma que en el 2001 los cuerpos de inteligencia los seguían constantemente y sufrían atentados porque había una confluencia de intereses con las directivas de la universidad. En consecuencia, los lideres dejaban su estudios, se escondían o no les permitían volver a la universidad.
“La universidad sigue siendo un espacio de resistencia valiente y continuo. Siento un alivio al saber que las nuevas generaciones quieren el cambio con el que soñamos en nuestra época”, expresó el ex líder.
Los estudiantes aportan al proceso de paz
A través de la movilización pacífica, los estudiantes quieren construir una sociedad más justa, por eso han participado en los procesos de paz internos del país, aportando desde la investigación, la generación de procesos educativos, la restitución de derechos y la reincorporación de la población para garantizar la no repetición en la vulneración de los derechos.
“Tomen el futuro colombiano en base a la verdad y ayuden a retomar la historia de Colombia que no se ha contado, para incentivar a comprender lo que pasó y construir un futuro distinto”, dijo Francisco de Roux, presidente de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad.
Por su parte, Wilson Gómez, docente investigador, entregó un informe a la Comisión de la Verdad sobre los estudiantes caídos en Colombia, allí cuenta cómo el sector universitario toma distancia de lo político desde finales de 1950 y desde entonces han hecho presencia en los sectores sociales más precarios.
Y considera que es el anti-autoritarismo inspirado por el espíritu internacional, los reclamos de la autonomía en pro de una universidad gratuita al servicio de todos los sectores sociales y la lucha por una Colombia democrática lo que hace que los estudiantes estén en la mira.
“La profesionalización de la fuerza pública empieza a construir sujetos anclados a un discurso de guerra que necesita construir enemigos para legitimar su existencia”, añadió el investigador.
