La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha revelado cifras alarmantes sobre el impacto del tabaquismo en el mundo: aproximadamente 1.300 millones de personas consumen tabaco, y anualmente, cerca de ocho millones de personas mueren a causa de esta adicción, incluidos más de siete millones de fumadores activos y un millón de fumadores pasivos.
El tabaquismo está directamente relacionado con múltiples enfermedades, con el cáncer como de las más graves. Aunque comúnmente se asocia con el cáncer de pulmón, el tabaco puede provocar cáncer en prácticamente cualquier parte del cuerpo, incluyendo:
- Vejiga
- Sangre (leucemia mielógena aguda)
- Cuello uterino
- Colon y recto
- Esófago
- Riñón y pelvis renal
- Hígado
- Pulmones, bronquios y tráquea
- Boca y garganta
- Páncreas
- Estómago
- Laringe
El riesgo no se limita solo a los fumadores directos, pues el humo de segunda mano expone a personas cercanas como familiares, amigos y colegas, con iguales riesgos que si fueran fumadores activos.
Los productos de tabaco sin humo, como el tabaco de mascar, también presentan graves riesgos para la salud, incluyendo cáncer de boca, de garganta y de esófago.
Con la creciente popularidad de los cigarrillos electrónicos, se ha descubierto que estos dispositivos no son una alternativa segura. Estudios recientes muestran que los vapores que producen contienen sustancias químicas y saborizantes dañinos que contribuyen al desarrollo de enfermedades pulmonares y cáncer.
Independiente del tiempo que se haya consumido tabaco, dejar de fumar reduce significativamente el riesgo de padecer cáncer y otras enfermedades crónicas
La prevención y la educación son herramientas fundamentales en la lucha contra los peligros del tabaquismo, y cada individuo tiene el poder de proteger su propia salud y la de quienes lo rodean.