Por: Esteban Garzón, Daniel Fernández, Miller Polania y Sammy Duque.
Para los humedales la cuarentena fue positiva, porque al mantenerse aislados de la intervención del ser humano, la fauna y flora prosperaron por la disminución de su contaminación.
Los humedales son parte indispensable para los ecosistemas, más cuando se trata de una ciudad que en su mayoría está cubierta de cemento, como Bogotá. Los humedales ayudan a mantener la biodiversidad de la ciudad, proporcionan fuentes de agua dulce y ayudan con el control de posibles crecientes. Bogotá tiene en total 15 humedales reconocidos y 20 no reconocidos.
Según la Convención de Ramsar, tratado internacional que busca la protección ecológica de humedales en más de 170 países, los define como: “aquellas extensiones de marismas, pantanos, turberas o aguas de régimen natural o artificial, permanente o temporal, estancado o corriente, dulce, salobre o salado, incluyendo las extensiones de agua marina cuya profundidad en marea baja no exceda de seis metros”.
Colombia ratificó este tratado en 1997 y desde entonces son ecosistemas productivos, con un valor ecosistémico, esponjas que regulan la cantidad de agua presente en el ambiente, hogar de 196 especies de aves, 12 especies de mamíferos y un alto número de vegetación que funcionan como refugio y alimento para los animales. Hoy son considerados ecosistemas estratégicos, amortiguadores de crecientes, sitios especiales de conservación de biota y cruciales por los servicios ecosistémicos que prestan.
Según observaciones del ornitólogo Oswaldo Cortés, representante de la agencia BogotaBirding, en el evento más grande de observación de aves Global Big Day (GBD) en Bogotá se han avistado 106 especies dentro de los humedales. Colombia se ha posicionado en el primer lugar de aves por especie con 1.453, superando a Perú, Ecuador, Brasil, entre otros.
Los humedales hacen parte del acervo cultural de Colombia, por lo que la gestión y el manejo de estos ecosistemas representa aspectos intrínsecos necesarios para el desarrollo sostenible.
El más extenso de los humedales de Bogotá es Juan Amarillo, ubicado en las localidades de Suba y Engativá. Otro es Santa María del Lago que queda en el barrio Minuto de Dios. Entre los no reconocidos están el humedal de Las Mercedes y el humedal Conejito. Entender estas diferencias es importante pues los que están técnicamente cubiertos por el tratado, gozan de protección jurídica, los que aún no están reconocidos tienen mayor posibilidad de desaparecer.
Las principales amenazas a estos ecosistemas son la construcción ilegal, el tendido de las principales avenidas, el vertimiento de aguas contaminadas, la contaminación ejercida por la polución del tránsito a su alrededor, la micro contaminación de visitantes, el vertimiento de desechos plásticos y de alimentos procesados, que consumen los animales que los habitan, por eso gozan de protección especial. Entre los cuidados necesarios están: vigilar la profundidad del agua, reemplazar las plantas marchitas para evitar el envenenamiento del agua y limpiar las mallas de entrada y salida de agua para evitar obstrucciones.
La cuarentena trajo beneficios para los humedales, puesto que mejoró la calidad del aire por la reducción del tráfico a sus alrededores, redujo la cantidad de desechos plásticos por ausencia de visitantes, y en el humedal Jaboque trajo la llegada de nuevas especies de aves. Pero esto podría cambiar, pues la apertura de humedales sería negativa, porque la interacción del ser humano modifica las nuevas condiciones.
El distrito argumenta que la reapertura de humedales beneficia la salud mental y la tranquilidad de las personas sometidas a confinamiento. Es necesario tomar medidas de seguridad, pero se deben permitir estos ingresos. “Expertos de la entidad lideran recorridos interpretativos y contextualizan a las personas sobre la importancia de los humedales en la preservación de la estructura ecológica principal”, según la Secretaría Distrital de Ambiente (SDA). La comunidad tiene la responsabilidad de evitar actividades como montar bicicleta, llevar mascotas, acampar, hacer fogatas, fumar, entre otras que están prohibidas.“Seguiremos evaluando la reapertura de otros escenarios ecológicos que están bajo nuestra administración para ofrecerles a los ciudadanos espacios verdes que les permitan disfrutar de la naturaleza, sin descuidar la salud”, expresó la SDA. La reapertura será positiva, si como en la naturaleza, se logra un equilibrio, para que las personas puedan disfrutar estos espacios ambientales, con responsabilidad y respeto por estos tesoros en medio de la ciudad.