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Medicina en época del Covid-19

¿Qué significa ser trabajador de la salud en un país como Colombia en medio de la crisis sanitaria?

Por Cristian Felipe Lesmes Sopó

Desde que el mundo conoció el SARS- CoV-2, conocido como Coronavirus, los sistemas de salud prendieron sus alarmas y se prepararon para la inminente llegada del virus a su país. Si bien Asia y Europa fueron los primeros continentes en presentar contagios a finales de 2019, América también presenció la expansión de la enfermedad y desde entonces el virus ha llegado a cada país del continente, afectando más a unos que a otros, siendo los más críticos Estados Unidos, con aproximada- mente ocho millones de contagios, y Brasil, con al menos cinco millones de casos. Colombia no ha sido la excepción, pues desde que se presentaron los primeros contagios el país registraba cerca de 825.000 casos a comienzos de octubre y más de 26.000 muertes. 

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En la última década, Colombia presenta fallas en su sistema de salud. Existe una precarización en la atención y cuidado del paciente, y la llegada de la pandemia puso contra las cuerdas el funcionamiento de la salud en el país. El pre- sidente Iván Duque asegura que después de la crisis sanitaria el sistema colombiano quedará fortalecido debido a la inversión: “prácticamente se han duplicado las unidades de cuidados in- tensivos en todo el territorio (…) al pasar de cerca de 5.300 a las casi 10 mil”, en su momento añadió que Colombia es uno de los países del mundo con más unidades de cuidados intensivos por millón de habitantes.

La llegada del virus aumentó el trabajo del personal de salud. Muchos hacen doble turno y exponen su vida cada día a cambio de contribuir a la retención y expansión de la enfermedad. Ser médico en Colombia, en medio de la crisis sanitaria, no ha sido bien recompensado. Las diversas agremiaciones médicas denuncian problemas salariales, de dotación de elementos de bioseguridad e incluso se han registrado casos de amenazas y discriminaciones a médicos y enfermeras.

Es necesario tener en cuenta el papel que han jugado las diferentes áreas de la salud en medio de la pandemia. Además de poner los ojos en epidemiólogos, enfermeras y médicos internis- tas de primera línea, hay que reconocer el papel de otras especialidades médicas. Es fundamental entender que estos profesionales pueden sufrir deterioro de su condición mental, teniendo en cuenta que la pandemia ha traído efectos que pueden poner en peligro su estabilidad emocional. 

La otra cara de la pandemia

Como si exponerse al contagio y estar en con- tacto con pacientes positivos para Covid-19 to- dos los días no fuera suficiente, distintas agre- miaciones médicas denuncian atrasos salariales, la falta de dotación en implementos de biosegu- ridad y, en varios casos, despidos innecesarios e injustificados ante el no pago de sus salarios. Por esta, y muchas otras razones, los trabajadores de la salud protestaron en todo el país para manifestar su descontento con las clínicas, hospitales, EPS e IPS donde trabajan y, en general, con el manejo que el gobierno le ha dado a la crisis sanitaria. El personal de salud argumenta que el gobierno nacional no los está teniendo en cuenta y que son ellos mismos que han tenido que comprar sus propios elementos de bioseguridad. “Nosotros no contamos con estabilidad laboral, no tenemos prestaciones sociales, no tenemos un salario digno y como especialistas queremos que la Ley 100 sea derogada, por lo que exigimos al gobierno mesas de diálogo y de trabajo para estudiar y analizar la crisis laboral del sector de la salud”, afirma Francy Rojas, es- pecialista en fonoaudiología, en declaraciones para una estación radial.

Los distintos sectores de la salud y diversas agremiaciones se han unido para alzar la voz en contra de la poca atención que han tenido por parte del gobierno. Según la doctora Carolina Corcho, psiquiatra y vicepresidenta de la Federación Médica Colombiana: “en este momento nosotros no vemos una acción decidida del gobierno. Vemos un gobierno desbordado, ni siquiera toma las decisiones mínimas (…), entonces nos parece que es mejor aglutinar un conjunto de denuncias y nosotros hacerlas en bloque desde la opinión pública a ver si algo pasa”. Ante esto, las agremiaciones han efectuado un sinnú- mero de denuncias en los medios de comunicación y por redes sociales.

“Hay un atraso en los pagos de los trabajado- res de la salud, no se ha hecho la compra de in- sumos de bioseguridad, y esto es gravísimo por- que todavía no sabemos si habrá nuevos picos de la pandemia”, recalca Corcho, que enfatiza en condiciones como las compras centralizadas con la industria nacional para hacer tapabocas por millones. Para mitigar los problemas que el sistema de salud presenta desde hace más de una década, Corcho plantea la necesidad de una reforma a la salud con el fin de acabar la crisis permanente.

Otro problema es la forma como se gestiona el dinero de la salud. Las EPS manejan el presupuesto y son las encargadas de girarles el dinero a los hospitales. Por esta razón, hay hospitales en el país desabastecidos, negando la posibilidad de prestar atención completa a pacientes con Covid y a los que están internados por otras patologías.

A esto se suma el hecho de trabajadores de la salud contratados por prestación de servicios y sin garantías laborales, que propicia la precarización laboral. Para la doctora Maribel Arrieta, epidemióloga y presidenta del Sindicato de Anestesiólogos de Bogotá: “en la visión de los administradores uno no es un trabajador por- que está contratado por orden de prestación de servicios, y como no es un trabajador, esos ad- ministradores se dan el lujo de negarle al profe- sional los elementos mínimos que requiera”. Las agremiaciones le exigen al gobierno nacional cancelar las deudas acumuladas, proporcionar los equipos de bioseguridad necesarios y obligar tanto a las EPS, IPS y ARL a garantizar condiciones laborales para que el trabajador realice los procedimientos médicos con los protocolos de rigor.

Arrieta rechaza las condiciones del Decreto 538 expedido el 12 de abril de 2020 por la Presidencia de la República: “Este decreto autoriza práctica- mente que el dinero que se gire para la salud se les dé a las EPS para que lo administren, pero a las EPS no les interesa la salud pública, son como aseguradoras, entonces tratarán de no perder dinero”. Las agremiaciones médicas no están de acuerdo con el Decreto 539 del 13 de abril de 2020, que dicta que será el Ministerio de Salud y Protección Social el encargado de deter- minar y expedir los protocolos de bioseguridad para el manejo de la pandemia, por lo tanto, y según los sindicatos, no se garantiza completa- mente la bioseguridad del personal de salud. “Los Ministerios de Salud y de Trabajo hacen caso omiso a nuestras exigencias. Ahora frente a la presión social y mediática tuvieron que sentarse con la Federación Médica Colombiana, con el Colegio Médico Colombiano y otras agremiaciones con el ánimo de matizar el decreto, pero sigue la misma situación, a pesar de que nos prometieron que cambiarían. Esperamos que esta vez cumplan, porque han incumplido en muchas ocasiones, con nuestro gremio y con toda la población colombiana”, recuerda el doctor Hernán Bayona, presidente del Colegio Médico Colombiano.

Riesgo en la salud mental del personal médico

El aumento en las horas laborales de los trabajadores de la salud conlleva situaciones de estrés, ansiedad y depresión. Las circunstancias de presión y riesgo psicosocial contribuyen al deterioro de su estabilidad emocional, al miedo y la preocupación de contraer Covid-19, y de llevar el virus a sus hogares. “Hay estudios que revelan que el personal médico en condiciones normales puede tener hasta tres veces más po- sibilidades de suicidio que la población regular, y en épocas de pandemia esto puede volverse un asunto todavía peor”, indica Corcho.

La Universidad CES de Medellín, en un estudio realizado a 711 trabajadores de la salud de las principales ciudades del país, encontró que cerca del 40% del personal sufre de alguna afectación a su salud mental en medio de la pandemia. En un 35% los médicos experimentan ansiedad y 13%, insomnio. El personal de enfermería en un 27% viven ansiedad y 10.5%, insomnio. “Los profesionales de la salud padecen de trastornos de ansiedad, depresión, insomnio y hasta idea- ción de suicidio en el contexto de la pandemia por Covid-19. El análisis fue desarrollado por el Centro de Excelencia en Investigación en Salud Mental (CESISM) de esta Universidad. El estudio cuenta con el respaldo de The World Mental Health Survey Initiative, un proyecto colaborativo de la Organización Mundial de la Salud (OMS)”.

Ante posibles conductas suicidas dentro del área médica, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) hace recomendaciones de pre- vención en siete pasos: cuidar las necesidades básicas, descansar, mantener contacto con co- legas, mantener contacto con seres queridos, autoobservación de emociones y sensaciones, poca exposición a medios de comunicación y conformar grupos de ayuda mutua o autoayu- da. Esta organización advierte que la pandemia puede exacerbar los factores de riesgo de suici- dio: “todavía no sabemos cómo el aumento de la depresión, la violencia doméstica o el consumo de sustancias impactará en los índices de suici- dio en la región, pero es importante tomarse un minuto para hablar del tema, apoyarnos mutua- mente en estos tiempos de pandemia y cono- cer los signos de advertencia del suicidio para prevenirlo”, añade Renato Oliveira, jefe de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la OPS.

Según el médico psiquiatra Milton Murillo, hay dos factores presentes en la salud mental del personal médico: el agotamiento emocio- nal al que se está expuesto, principalmente en el personal de primera línea por la exposición constante al peligro, y el hecho de elegir a qué pacientes se les da prioridad y entrada, cuáles recibirán tratamientos y atención, y la  repercusión para el paciente ingresado y para el que no pudo ingresar. Estas decisiones generan más ansiedad y preocupación en los trabajadores.

La Organización Mundial para la Salud dio a conocer una carta en donde hace recomenda- ciones para mejorar el área laboral del trabajador de la salud en cinco pasos: establecer siner- gias entre políticas y estrategias de seguridad del trabajador de la salud, desarrollar e imple- mentar programas nacionales para la salud y seguridad ocupacional de los trabajadores de la salud, proteger a los trabajadores de la salud de la violencia en el lugar de trabajo, mejorar la sa lud mental y el bienestar psicológico, y proteger a los trabajadores de los peligros físicos y biológicos. “La pandemia de Covid-19 nos ha recordado a todos el papel fundamental que desempeñan los trabajadores de la salud para aliviar el sufrimiento y salvar vidas” afirma el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS. “Ningún país, hospital o clínica puede mantener seguros a sus pacientes a menos que mantenga seguros a sus trabajadores de salud. La carta de seguridad de los trabajadores de la salud de la OMS es un paso para garantizar que los trabajadores de la salud tengan las condiciones de trabajo seguras, la capacitación, el salario y el respeto que merecen”, concluye.

Para combatir los problemas de salud mental presentados en el personal médico, el doctor Diego Acuña, especialista en psiquiatría, recomienda hacer tamizajes todo el tiempo para determinar las condiciones en las que puede estar el individuo afectado, hacer acompañamientos permanentes de la mano de un equipo multidisciplinario conformado, a su vez, por trabajadores sociales y psicólogos que, además de trabajar para el profesional de la salud, también trabajan con su familia con el fin de buscar que la persona alcance equilibrio emocional satisfactorio: “yo recomendaría hacer atenciones preventivas en psicología, acudir profilácticamente al área de psicología por lo menos una vez cada seis meses para hacer un chequeo, que el mismo psicólogo pueda analizar a la persona y saber en qué estado se encuentra su parte emocional”, añade Acuña. El doctor Murillo considera que el personal de salud se ha vuelto paciente de salud mental u objetivo de intervención por salud mental, y para eso se han tenido que realizar estrategias como intervenciones individuales o grupales, incluso en psicoeducación para tratar de mejorar y minimizar el impacto que está teniendo la pandemia en la salud mental del personal médico.

Es evidente que esta crisis sanitaria trae consigo afectaciones graves en los trabajadores de la salud, no sólo en el presente sino afectaciones a futuro. Murillo argumenta que, muy posiblemente, después de la pandemia y cuando la crisis de salud esté superada, los profesionales van a experimentar secuelas como trastornos de ansiedad, depresión y estrés-postraumático que son los síntomas más comunes después de vivir situaciones de alto riesgo, tanto emocional como físico, incluso podrían llegar a presentar complicaciones físicas que se pueden agudizar por afectaciones mentales. Si la persona antes de la pandemia presentaba rasgos de problemas mentales, es muy probable que con lo vivido en la crisis sanitaria puedan empeorar esas condiciones y conllevar a más trastornos o agudización de los síntomas.

Atención de niños y adolescentes

La emergencia sanitaria ha causado un sin- número de cambios en distintos sectores. Así como en otros campos de la medicina, la pediatría ha tenido que reinventar la forma de atender a los pacientes. Aunque se ha demostrado que el virus no ataca principalmente a la población joven, diversos estudios del Informe Semanal de Morbilidad y Mortalidad del Centro para el Control y prevención de Enfermedades muestran que, tras las primeras semanas de la pandemia en Estados Unidos, menos del 2% de los casos de Covid-19 fueron en pacientes menores de 18 años, y cerca del 1% de los casos en niños menores de 10 años. El 4% de los pacientes menores eran asintomáticos, el 51% padecían enfermedad leve, el 39% enfermedad moderada y un 6% enfermedad grave o crítica. Esto da a entender que, pese a que los contagios en la población menor no son escandalosos, sí se debe tener un control y prevención para evitar que los menores contraigan el virus.

Pedro Villamizar, cirujano pediatra y deca- no de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Javeriana de Cali, expresó: “en el área de la pediatría nosotros diríamos que afortunadamente no es la población objetivo más específica para el virus, sin embargo es una población que puede transmitir, es un vector ma- yor que se puede encontrar en esta pandemia”, esto teniendo en cuenta que la mayoría de menores presentan una sintomatología que podría parecer una gripa común y, por lo tanto, pasa desapercibido, que puede contagiar a personas en alto riesgo de mortalidad. “El ser humano no fue diseñado para estar en aislamiento, y eso ha conllevado una gran cantidad de problemas y trastornos a nivel de la salud mental y de la adaptación que los niños puedan tener a esta situación, porque obviamente ellos no lo han podido entender y se han sentido rezagados y comprometidos también en su salud física por- que no pueden compartir con sus amiguitos, no pueden ir a donde normalmente iban, y eso ha sido un problema complejo en la población que me corresponde a mí”, señala Villamizar. 

La pediatría, a su vez, ha sufrido distintos cambios en su metodología; por ejemplo, al igual que en otras profesiones, se tuvo que implementar la llamada teleconsulta para brindar atención adecuada al paciente, sin exponer su integridad y la de sus acudientes a un posible contagio. “Yo veo que en muchos casos estas tecnologías de la información y la comunicación han facilitado la aproximación del profesional de la medicina con el paciente. Puede haber mayor oportunidad de atención, pero lo único que se obvia son algunas partes del examen que no podemos hacer por la teleconsulta”, añade Villamizar.

De los retos más grandes que han asumido los pediatras el principal tiene que ver con la adaptación a una nueva forma de trabajar y de desenvolverse con sus pacientes, que implica acostumbrarse a la comunicación virtual.

Los verdaderos héroes

Todas las ramas de la salud tienen su importancia y todas aportan desde sus conocimientos, algunas están más presentes que otras, pero la finalidad siempre es la misma y es ayudar incondicionalmente sin recibir nada a cambio, sólo por la satisfacción de haber ejercido bien su labor y sabiendo que lo están dando todo en una de las situaciones más difíciles de salud pública que ha vivido el país y el mundo entero.

| Nota del editor *

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