La ética y el argumento de peso deben de ser en todos los casos, el sustento de las opiniones; pero mucho más, cuando estas se publican en medios masivos a los que acceden públicos abiertos.
Es el tema de la columna comentada hoy en el espacio de opiniones de En medio del trancón: con autoría de Óscar Sevillano, se tituló, Yo conozco a Claudia… Palacios, y fue publicada por El Espectador.
Esta a su vez se refiere a un comentario de otro periodista, Gonzalo Guillén, en Semana.com, en el que menciona el ingreso de Palacios en Canal Capital, el cual rodea los 40 millones de pesos mensuales.
Sevillano, quien se ha ubicado tradicionalmente en la izquierda, y ha trabajado con organizaciones de derechos humanos, reconoce sin duda la labor de Guillén, quien con sus denuncias, ha destapado grandes y graves líos de corrupción, en especial La Guajira, que ha dejado cientos de niños muertos y tiene a varios de sus gobernadores detenidos.
Pero en esta ocasión es cuestionado, tal vez más que por la denuncia, por la forma en que lo hace. Por tanto afirma de manera textual, entre otros apartes, lo siguiente:
Si se tienen dudas sobre la manera en como determinada persona ejerce alguna función pública, perfecto, se pueden elevar preguntas, pero con respeto, sin caer en señalamientos y sobre todo respetando el nombre y la honra de las personas. No es pasando por encima de los demás, tratando de descabezarlos para ganar reconocimiento y recordación pública, como se hace el buen periodismo.
En cabina, con los estudiantes de periodismo presentes en el espacio matutino, se expresaron distintas opiniones audibles en el anexo. En este contenido, sobresaldría la necesidad de seguir trabajando por sociedades más equitativas, en las que los salarios entre directivos y chicos que inician no sea tan, tan, descomunal.
Pero tratando de no ofender, de no exagerar, de no demeritar. Ese sería un idea.