En esta noche los faroles y las velas iluminan las ciudades, pueblos, barrios y casas de los colombianos, convirtiéndose en una de las épocas más coloridas y alegres en todo el país.
Esta tradición nace en nuestro país hacia el año 1854 cuando los campesinos encendieron fogatas y en las ciudades las personas colocaron velitas, como significado que recibían con alegría la noticia del Papa Pío IX, proclamando el dogma que la Virgen María estuvo libre del pecado original desde el primer momento de su concepción por los méritos de su hijo Jesucristo.
Desde ese año, las familias se reúnen afuera de sus hogares para encender velitas para “decirle a María Virgen, madre de Jesús, que abrimos nuestro hogar para que viva con nosotros.” De igual forma esta tradición es una unión con los seres queridos y los vecinos para dar un inicio oficial a la conmemoración de la natividad.
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El pueblo católico realiza diversas conmemoraciones en parroquias, barrios y lugares marianos. De igual manera es la ocasión para hacer recorridos en los distintos alumbrados públicos que organizan las municipalidades, centros comerciales y lugares turísticos que encienden sus alumbrados navideños. Recorridos como el aguinaldo boyacense son reconocidos por su belleza y atención al turista, lo mismo en municipios como Calarcá, Quimbaya – Quindío, Salamina – Caldas y Maní – Casanare.