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Recuerdos de una tragedia

Con el bochorno insoportable y característico de Villavicencio, los visitantes de la finca la Esmeralda, ubicada en la vereda El Carmen,  buscaban experiencias nuevas y reconfortantes las cuales pudieran ponerle punto final a la temporada navideña del 2016 y empezar así un 2017 lleno de buena suerte y felicidad.

Pero más equivocados no pudieron haber estado ya que, hacia las 10:30 de la mañana, uno de los puentes colgantes, ubicado dentro de la finca, estaba soportando un sobrecupo por parte de los turistas y a la espera de una catástrofe. Solo hizo falta un cóctel de malas decisiones y negligencia, por parte de los administradores de la propiedad, para provocar así la pérdida de alrededor de 9 personas.

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El Sueño

09 de enero del 2017, el sol está ubicado en su máximo esplendor y la necesidad inexplicable de aprovechar su último día en villavicencio, Leidy Dayan Pinto y Andrés Julio, una pareja acompañada por  un grupo de amigos de la infancia que rondaban alrededor de 10 a 12 personas, deciden emprender una caminata por la vereda El Carmén que tenía por objetivo llegar al mirador de las 10 Cascadas. Después de un largo camino y con a una sed impresionante, arriban en la finca La Esmeralda, conocida por tener puentes colgantes, dichos puentes facilitaban la movilidad peatonal dentro de la misma residencia y brindaban un atractivo turístico interesante, pero no acababa allí porque también contaban con piscinas y ríos que colindaban con el predio, en palabras de Leidy, era un paraíso escondido por la naturaleza. Al momento de llegar gozaron de las instalaciones brindadas por el lugar y, de cierta manera, pudieron aprovechar al máximo su estadía en el lugar.

La pesadilla

Alrededor de una hora y media había transcurrido desde la llegada de Leidy y sus amigos a la finca La Esmeralda, se  preparaban para abandonar el sitio y estaban a la espera de atravesar un puente más, sin embargo en, cuestión de minutos al frente de sus ojos fueron testigos de cómo un fuerte estallido aturdió a cada uno de los visitantes del lugar y de cómo segundos después el puente se desprendió haciendo que las personas que en ese momento estaban sobre él, cayeran al vacío.

La desesperación y el miedo se apropiaban de los visitantes y, en unos escasos minutos, centenares de personas corrían y gritaban en búsqueda de una ruta de escape para salir de dicha realidad, pero desgraciadamente estaban siendo protagonistas de su propia pesadilla, la noción de tiempo se perdió y a los ojos de Andrés el tiempo iba más lento y la ayuda parecía no llegar, los minutos se hicieron horas hasta que una pequeña sirena le ponía un final desgarrador momento. Lo que no sabían era que también iniciaba otro infierno para ellos.

El despertar

Con la llegada de los paramédicos, el equipo de bomberos y la Policía Nacional se dispusieron a evacuar y ayudar a las personas heridas pero, de una forma casi paranormal, la propia naturaleza parecía apropiarse de los accidentados y hacía que su rescate fuera cada vez más complicado, el barro y la gerda empezaron a brotar del suelo, las camionetas del CTI y las ambulancias parecían estancarse cada vez más, hombres y mujeres, incluidos Andres y Leidy, decidieron ser parte del equipo voluntario para el óptimo rescate de las personas que aún eran reclamadas por la madre naturaleza, “tratar de caminar por el barrial, era una tarea imposible”. Transcurridas algunas horas se tenia la totalidad de cuerpos en medicina forense, lastimosamente entre los fallecidos se encontraban niños entre los 18 meses hasta los 12 años de edad, así como también personas entre los 22 y los 56 años.

El recuerdo  

Alrededor del accidente rondan teorías que buscan brindar una explicación clara de dicho suceso. Por parte del Tribunal Superior de Villavicencio se confirmó, en segunda instancia, la condena de 50 meses de prisión en contra Adriana Milena Diaz Jaimes, propietaria de la finca La Esmeralda.

Según la Fiscalía, en el momento exacto se encontraban 21 personas sobre el puente, cabe recalcar que el puente estaba construido de “guaya” metálica y también de madera y, según Manuel Antonio Diaz, antiguo responsable del predio, dicho puente podía soportar a 100 personas al mismo tiempo, sin embargo, de manera sorpresiva salen unos testimonios a la luz los cuales hacen replantearse si dicho accidente realmente fue causa de la negligencia del lugar o si la sangre derramada por las víctimas está impregnada en manos criminales. No se sabe con certeza si realmente fue una estrategia para desviar la atención y, de cierta manera, lograr la impunidad, lo que sí se sabe es que  días antes del accidente la Alcaldía visitó el lugar y en sus reportes no encontraron nada raro o peligroso. Igualmente la Fiscalía ese mismo mes visitó el predio y tampoco halló  rastro de “ácidos”.

Según el recuerdo de Andrés, Leidy y sus amigos, era bastante notorio como la humedad del río, ubicado a unos 10 a 15 metros bajo el puente, tenía bastante desgastada la madera y el óxido empezaba a carcomer las fibras de la guaya metálica, inconscientemente por sus cabezas se cruzó el mal pensamiento de si el puente realmente pudiera colapsar, lo que no sabían era que estaban a punto de vivir dicha pesadilla.

| Nota del editor *

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