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Rock al Parque 2022 ¿Un espacio para todos?

Por: Marcela Gómez y Daniela Méndez, integrantes del Semillero en Música y Comunicación Soundterra de UNIMINUTO Bogotá.

Rock al Parque es considerado un espacio propio de la capital colombiana, reconocido en Colombia y el exterior como uno de los eventos más grandes del Rock y sus derivados, que este año, después de tres años ausente a causa de la pandemia, la organización se extendió a nuevas propuestas, creando controversia entre las diferentes generaciones entre el público y sus maneras de percibir el Rock.

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De los 25 años que lleva este icónico festival, fue a partir de 2004 que se pensó en incluir variedad de géneros musicales, abriendo espacio a nuevas propuestas, lo cual ha creado tanto desacuerdos como controversias entre los asistentes seguidores del rock y sus derivados en su esencia inicial. En el regreso de uno de los eventos más grandes del Rock como lo es este, no faltó dicha inconformidad por sus asistentes más fieles.

A lo largo de Rock al Parque 2022, los asistentes sintieron, más de lo deseado, la presencia de agrupaciones de otros géneros musicales, que los lleva a pensar que la esencia inicial del evento podría estarse perdiendo como espacio tradicional para la puesta en escena del Rock.

Esta postura en contra de la inclusión tan marcada de otros géneros, es entendible por lo que significó la aparición de Rock al Parque en 1995, en torno a la realidad social que se vivía en ese entonces frente a este estilo de vida, ya que ser rockero, vestir, actuar y pensar diferente respecto de los estándares sociales normalizados, era mal visto y por lo tanto difícil de vivir. Así, para disfrutar del rock, muchos fanáticos se veían obligados a reunirse la mayoría del tiempo en espacios poco concurridos de la ciudad, para evitar ser juzgados, de allí que este festival llegó a dignificar el género y la manera en que era visto, como un espacio para la libertad de expresión desde este contexto social, desfogando toda la energía y estéticas, por lo que se volvió un espacio tradicional e importante para el público amante del género.

Catalogados como puritanos, tanto por los artistas invitados que se salían de lo que se espera del festival, como por sus seguidores, en su mayoría bastante jóvenes, fue evidente la diferencia de opiniones, que se pueden sesgar por la brecha de edad y la trayectoria dentro de este mundo como estilo de vida, considerado así por algunos, estilo de vida que está atado a la percepción de cada quien.

Algunos asistentes señalaron que resulta positiva la inclusión de propuestas que difieren del Rock y sus derivados porque pueden atraer nuevos oyentes al género y, de esta manera, visibilizar a las agrupaciones locales de menor reconocimiento. Otros, por su parte, afirman que esto hace que el evento pierda su esencia y que, precisamente, esta inclusión de artistas de otros géneros opaca y modifica la intención del evento.

A diferencia de las anteriores ediciones, este año se desarrolló durante cuatro días, divididos entre el último fin de semana de noviembre y el primero de diciembre, que facilitó la presentación de más artistas, que facilitó su reconocimiento y la posibilidad de invitar a los asistentes a diversificarse musicalmente.

Ahora bien, el primer fin de semana del evento destacó tanto por las presentaciones que se dieron como por la poca asistencia, debido a que, en comparación al fin de semana de cierre y a otras ediciones, el parque Simón Bolívar no tuvo el aforo esperado para un evento tan relevante como lo es el Festival Rock Al Parque, y más aún después de dos años de ausencia.

Un último aspecto a resaltar fue la presencia de diversos emprendimientos, desde puestos de comidas hasta librerías, una muestra del apoyo por parte de los organizadores del evento a la reactivación económica, a las microempresas y al consumo local, aspecto importante para impulsar la economía, y que resultó positivo y congruente con su propuesta sostenible. Ofreciendo, además, espacios de esparcimiento para los asistentes.

En conclusión, la apertura de espacios para otros géneros ajenos al rock, la base de este festival desde sus inicios, resulta positiva. Sin embargo, su presencia todo un día es demasiada, arriesgando de esta manera la esencia de Rock al Parque, que deja a un lado la posibilidad de reconocimiento para los artistas propios del género que intentan crecer. La distribución del evento en cuatro días en lugar de tres fue innovadora y eficaz para atraer al público, que, sin embargo, no fue de mucho provecho teniendo en cuenta la poca asistencia en comparación con ediciones anteriores. Afortunadamente esta situación no afectó al comercio en general, debido a que solo durante el primer fin de semana se calcularon ventas de hasta 80 millones de pesos.

| Nota del editor *

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