Los trastornos alimenticios como normalmente han sido llamados o trastornos de comportamiento de la alimentación, son conductas que se caracterizan principalmente por tener períodos o hábitos incontrolados e impulsivos de ingesta de alimentos más allá de unos límites razonables.
“Muchas veces pensamos que solamente tiene que ver con la forma como nos alimentamos y no es eso, sino que es un efecto de muchos procesos psicológicos que hacen que no tengamos un control sobre el alimento en sí”. Comenta Elena Zapata, psicóloga y docente de UNIMINUTO Seccional Bello, quien estuvo en la franja de La Voz de la U, hablando sobre este tema, sus causas, consecuencias, tipos de tratamientos, formas de detección y entidades en Colombia que ayudan al control de estos padecimientos.
Hace algunos años, al hablar sobre el tema de trastornos alimenticios, se daba principalmente enfoque en la anorexia y la bulimia, hoy en día se han dado diferentes trastornos derivados de múltiples causas que pueden ser psicológicas, físicas, genéticas, biológicas, sociales, entre otras. Entre los nuevos surgimientos de trastornos de comportamientos de la alimentación, se habla hoy en día de temas como la ortorexia, vigorexia, perarexia, seoduroexia, potomanía, sadorexia, síndrome del comedor nocturno, etc.
Hay varios puntos que inciden en el surgimiento de estos trastornos, causas que son dadas desde la educación alimenticia recibida en la infancia por parte de la familia, casos como ingesta de alimentos no nutritivos, horas de comida no reguladas, excesiva cantidad de comida, entre otras pautas, que se convierten en la puerta de entrada de estos trastornos.
En la adolescencia y adultez comprendida entre las edades de los 12 a los 35 años, las causas son más subyacentes a temas sociales, patrones conductuales y estado físico, que vienen dados a partir de una tema comercial que surge desde la publicidad, aquella que empieza a marcar una tendencia sobre el significado de estar saludable y físicamente atractivo para generar lazos sociales.
Identificar cuando una persona está padeciendo de estos trastornos, se ve reflejada en términos conductuales que inician con casos de omisión de comidas, conteo de las calorías de cada alimento, toma constante de laxantes o purgas, pérdida de cabello, falta de apetito, entre otros; estas acciones no significan que la persona ya sufra de un trastorno como tal, pero si se convierten en alertas tempranas que pueden evitar consecuencias fatales que conllevan a la muerte.